Aire y Viento
La atm¨®sfera del planeta Aire se parece a la de la Tierra, mientras que, en Viento, un ¨²nico e incesante vendaval recorre todo el planeta
Aire
El planeta Aire es un gigante gaseoso azul, similar a Urano y Neptuno en tama?o y aspecto; pero su atm¨®sfera, mayoritariamente compuesta por nitr¨®geno y otros gases inertes y rica en ox¨ªgeno y vapor de agua, es m¨¢s parecida a la terrestre: de ah¨ª el nombre del planeta.
Otra caracter¨ªstica que hermana Aire con la Tierra, m¨¢s que con los planetas exteriores, es su proximidad a su estrella madre, muy semejante al Sol, que lo convierte en un mundo c¨¢lido id¨®neo para la vida basada en el agua, el carbono y el ox¨ªgeno.
Innumerables criaturas voladoras que jam¨¢s se posan, pues no hay donde posarse, surcan los niveles superiores de la atm¨®sfera, aliment¨¢ndose unas de otras o de la variada flora flotante.
A causa de las enormes presiones y las baj¨ªsimas temperaturas de las zonas inferiores, donde no llega la luz, el n¨²cleo del planeta es de aire l¨ªquido. Y sobre ese g¨¦lido oc¨¦ano nuclear, cuando la presi¨®n de la atm¨®sfera profunda obliga al carbono en suspensi¨®n a cristalizarse, cae una copiosa lluvia de diamantes.
Viento
Aire tiene un hermano col¨¦rico y rocoso: Viento. Un ¨²nico e incesante vendaval recorre el planeta entero, como una serpiente furiosa enroscada alrededor de una esfera.
Pero, ?puede un vendaval recorrer un planeta entero? En puridad, no, ya que el teorema del punto fijo demuestra, entre otras cosas, que no podemos peinar una esfera peluda sin formar al menos un remolino; o lo que es lo mismo, que en un hurac¨¢n esf¨¦rico ha de haber al menos un ojo. Y, de hecho, en Viento hay dos, uno en cada polo, dado que su vendaval global est¨¢ directamente relacionado con la rotaci¨®n del planeta.
En estos oasis de calma se asienta la mayor parte de la vida de Viento y la totalidad de su vida inteligente. Pero los habitantes de un polo nada saben de los del otro, pues est¨¢n confinados en su peque?o mundo circular por la vertiginosa muralla de viento que gira a su alrededor a m¨¢s de trescientos kil¨®metros por hora.
En ocasiones, las ofrendas que los ventianos del norte lanzan a los dioses del vendaval para aplacarlos y evitar que cierren su furioso cerco son arrastradas por todo el planeta y llegan al oasis del sur, y viceversa. Pero unos y otros interpretan estas apariciones ocasionales como d¨¢divas de alg¨²n dios ben¨¦volo que los instruye sobre nuevas t¨¦cnicas productivas o formas art¨ªsticas. De este modo, y aun ignor¨¢ndose, ambas culturas intercambian ideas, se enriquecen mutuamente y comparten una misma tecnolog¨ªa.
Es de suponer que cuando se produzcan intercambios accidentales de sus respectivas plegarias manuscritas arrojadas al vendaval, los ventianos m¨¢s l¨²cidos de uno y otro polo acabar¨¢n descubriendo la verdad (?por qu¨¦ habr¨ªan de mandarles los dioses mensajes escritos en una lengua ininteligible?), y tras vencer la oposici¨®n de los sacerdotes, con el tiempo encontrar¨¢n la forma de cruzar el proceloso oc¨¦ano de viento que desde siempre los separa.
Aunque, si hubiera que creer lo que se cuenta en la Taberna Errante, en el planeta fronterizo M¨¹nchhausen, al menos un ventiano del norte habr¨ªa logrado ya llegar al polo sur. Se tratar¨ªa de un suicida que, repudiado por los suyos, busc¨® la muerte en brazos del vendaval y milagrosamente sobrevivi¨® hasta llegar, arrastrado por la vertiginosa corriente a¨¦rea, al oasis austral, donde fue acogido como un enviado de los dioses.
Los textos de esta serie son breves aproximaciones narrativas a ese ¡°gran juego¡± de la ciencia, la t¨¦cnica y la tecnolog¨ªa -tres hilos inseparables de una misma trenza- que est¨¢ transformando el mundo cada vez m¨¢s deprisa y en el que todas/os debemos participar como jugadoras/es, si no queremos ser meros juguetes.
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