La confusa nueva pol¨ªtica de Elon Musk en Twitter: permitir mensajes de odio, pero que se vean menos
¡°Libertad de expresi¨®n, pero no de difusi¨®n¡±, proclama, sin esperar al consejo asesor que anunci¨® que iba a crear
Elon Musk sigue dando bandazos en Twitter. Tras la deserci¨®n en masa de buena parte de la plantilla, ahora ha vuelto a pontificar sobre los contenidos. No es la primera vez que lo hace y su tesis es distinta en cada ocasi¨®n. La nueva y confusa pol¨ªtica de moderaci¨®n de contenidos consiste en permitir los mensajes negativos y de odio, pero minimizar su difusi¨®n en la red social. ¡°Libertad de expresi¨®n, pero no de difusi¨®n¡±, ...
Elon Musk sigue dando bandazos en Twitter. Tras la deserci¨®n en masa de buena parte de la plantilla, ahora ha vuelto a pontificar sobre los contenidos. No es la primera vez que lo hace y su tesis es distinta en cada ocasi¨®n. La nueva y confusa pol¨ªtica de moderaci¨®n de contenidos consiste en permitir los mensajes negativos y de odio, pero minimizar su difusi¨®n en la red social. ¡°Libertad de expresi¨®n, pero no de difusi¨®n¡±, ha sintetizado en un tuit que deja m¨¢s preguntas que respuestas.
Musk se proclamaba ¡°absolutista de la libertad de expresi¨®n¡± y cuando tom¨® el control de la compa?¨ªa asegur¨® que hab¨ªa ¡°liberado al p¨¢jaro¡± de la supuesta censura a la que estaba sometida la red social. Los usuarios se lo tomaron al pie de la letra y los mensajes racistas, antisemitas, sexistas, xen¨®fobos y de odio se dispararon en cuanto pas¨® a ser el nuevo due?o de la empresa.
Los anunciantes empezaron a huir. El propio Musk reconoci¨® que la publicidad se hab¨ªa desplomado, pese a que intent¨® retenerla con un mensaje en que aseguraba que Twitter no pod¨ªa ser ¡°un infierno¡± donde todo cabe y se puede decir cualquier cosa sin consecuencias.
El multimillonario de 51 a?os nacido en Pretoria (Sur¨¢frica) anunci¨® que iba a crear un consejo asesor para la nueva pol¨ªtica de moderaci¨®n de contenidos de la empresa, del que nunca se anunci¨® su composici¨®n ni el plazo que iba a tener para desarrollar sus trabajos.
Despu¨¦s, no solo insisti¨® en que de momento Twitter no hab¨ªa cambiado su pol¨ªtica, sino que incluso se lanz¨® a proclamar que el ¡°fuerte compromiso¡± de Twitter con la moderaci¨®n de contenidos permanec¨ªa ¡°absolutamente inalterado¡±. Ese compromiso es el mismo contra el que Musk arremet¨ªa antes de comprar la red social. A la responsable de esa pol¨ªtica de moderaci¨®n de contenidos, Vijaya Gadde, el magnate la llamaba ¡°censora jefa¡±. Fue una de las primeras despedidas en cuanto el nuevo due?o tom¨® el control de la empresa.
Pese a ese ¡°compromiso¡±, Twitter puso en marcha su modelo de suscripci¨®n en que se permit¨ªa a los usuarios recibir su marca azul de verificaci¨®n, un sin¨®nimo de confianza y fiabilidad en Twitter, a cambio de una cuota mensual de 7,99 d¨®lares al mes (una cantidad similar en euros), pero sin controlar que cada usuario fuera quien dec¨ªa ser. As¨ª, sin supuestos cambios de fondo en la pol¨ªtica de contenidos apareci¨® un Jesucristo ¡°verificado¡±, una cuenta falsa de Joe Biden, un George W. Bush que ¡°echaba de menos matar iraqu¨ªes¡±, un Tony Blair alternativo e impostores haci¨¦ndose pasar por todo tipo de personalidades y empresas, creando un caos que hasta provoc¨® desplomes en Bolsa.
Elon Musk decidi¨® suspender el pago por verificaci¨®n hasta el 29 de noviembre, aunque sin departamento de comunicaci¨®n todos los pasos han sido confusos. Los anunciantes siguieron huyendo y, sin muchos de los comerciales ya en n¨®mina, es cada vez m¨¢s dif¨ªcil retenerlos. El reto ahora es lograr que la aplicaci¨®n de pago funcione en fecha y est¨¦ a prueba de impostores cuando tambi¨¦n han salido de la compa?¨ªa muchos ingenieros y responsables de seguridad, privacidad y contenidos. Cientos de empleados, incluso m¨¢s de 1.000, seg¨²n algunas fuentes, han rechazado el ultim¨¢tum del magnate para abrazar una nueva cultura corporativa de exigencia extrema con la que quiere rentabilizar su inversi¨®n de 44.000 millones de d¨®lares por una red social que ni siquiera es rentable.
En medio de ese caos es cuando Musk ha decidido, aparentemente sin que haya creado el prometido consejo asesor ni haya realizado sus trabajos, proclamar una nueva pol¨ªtica de moderaci¨®n de contenidos. ¡°La nueva pol¨ªtica de Twitter es la libertad de expresi¨®n, pero no la libertad de difusi¨®n. Los tuits negativos o de odio ser¨¢n neutralizados [deboosted] y desmonetizados al m¨¢ximo, por lo que no habr¨¢ anuncios ni otros ingresos para Twitter. No encontrar¨¢s el tuit a menos que lo busques espec¨ªficamente, lo que no es diferente del resto de Internet¡±, ha dicho.
Es, de nuevo, un tuit del magnate en su cuenta personal el que ha establecido esas directrices, pero sin dejar claro en qu¨¦ consisten y c¨®mo se ejecutan. Para empezar, no hay una definici¨®n de lo que son ¡°tuits negativos o de odio¡±. No es lo mismo una cr¨ªtica o un tuit ¡°negativo¡± como los que el propio Musk ha recibido por parte de muchos empleados y usuarios que un tuit ¡°de odio¡±, con contenidos racistas, xen¨®fobos, sexistas u hom¨®fobos. Por otra parte, la categor¨ªa de la desinformaci¨®n, que Twitter tambi¨¦n ha tratado de combatir en algunos casos, no est¨¢ contemplada.
Adem¨¢s, tampoco queda claro de qu¨¦ forma se identificar¨¢ como tales a esos mensajes de odio o negativos ni a d¨®nde ir¨¢n a parar. Ser¨¢n deboosted, que se puede traducir como descatalogados, neutralizados, desactivados y tambi¨¦n, te¨®ricamente, como eliminados, pero luego se deduce que no van a ser eliminados, porque quien los busque podr¨¢ encontrarlos. Eso es otra inc¨®gnita: c¨®mo se busca un mensaje que no se sabe que existe. No queda claro si ser¨¢ suficiente buscar a su autor, palabras clave u otro m¨¦todo. La idea es que el algoritmo no los promocionar¨¢ y que no ser¨¢n monetizados, pero los anunciantes no patrocinan tuits concretos de usuarios, sino sus propios tuits.
Encuesta sobre Trump
En lo que tambi¨¦n parece una decisi¨®n personal de Musk ¡ªsin contar con consejo asesor ni nada que se le parezca¡ª, Twitter ha levantado la suspensi¨®n de las cuentas de la humorista Kathie Griffin, el escritor Jordan Peterson y la publicaci¨®n sat¨ªrica conservadora The Babylon Bee. ¡°La decisi¨®n sobre Trump no se ha tomado todav¨ªa¡±, ha se?alado el empresario.
El viernes, Musk ha lanzado una encuesta entre los usuarios de Twitter pregunt¨¢ndoles si la red social deber¨ªa readmitir al expresidente, dando a entender que har¨¢ caso al resultado. Trump, sin embargo, ha mostrado poco inter¨¦s en volver. Ahora tiene su propia red, Truth Social, cuya dependencia de ¨¦l es casi absoluta y con la que tiene un acuerdo por el que solo ah¨ª puede lanzar sus mensajes originales.
Entre los que han dejado la empresa tras la llegada de Musk est¨¢ el que era nuevo responsable de moderaci¨®n de contenidos, Yoel Roth, que ha escrito un art¨ªculo en The New York Times explicando sus razones: ¡°Un Twitter cuyas pol¨ªticas se definen por edictos unilaterales tiene poca necesidad de una funci¨®n de confianza y seguridad dedicada a su desarrollo de principios¡±, ha escrito.
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