La lucha laboral de quienes limpian desde Kenia la toxicidad de Facebook, TikTok y ChatGPT por tres euros la hora
Los moderadores de contenidos constituyen un sindicato para defenderse de las grandes tecnol¨®gicas, que les subcontratan para eliminar la violencia extrema de sus plataformas globales
¡°Sin moderadores de contenidos no habr¨ªa Facebook. Te aseguro que si los moderadores de contenidos no estuviesen ah¨ª, no le dedicar¨ªas ni un minuto a esas plataformas, porque no te puedes imaginar la cantidad de contenidos t¨®xicos, sucios, insoportables... Que se llegan a publicar¡±. Desde Nairobi, la capital keniana, Nathan Nkunzimana describe as¨ª el lado oculto de las redes sociales, la cantidad de publicaciones que quedan en el filtro de la moderaci¨®n de contenidos y que hacen que la cara visible de esas plataformas sea, al menos, humanamente tolerable.
Durante los ¨²ltimos dos a?os, Nkunzimana ha sido uno de los peones an¨®nimos que forman esa l¨ªnea de defensa, moderando contenidos para gran parte del ?frica subsahariana. Durante toda la jornada laboral y pr¨¢cticamente sin interrupci¨®n, un grupo de personas como ¨¦l tiene que visualizar y filtrar todo tipo de aberraciones, incluidas m¨²ltiples formas de extrema violencia en v¨ªdeo. Las condiciones en las que han estado realizando esta labor les han llevado a enfrentarse a todos los obst¨¢culos para formar un sindicato, African Content Moderators, que es uno de los primeros creados en ese sector en todo el mundo y que se ha constituido con el apoyo de la organizaci¨®n sindical keniana COWU (Sindicato de Trabajadores de la Comunicaci¨®n, por sus siglas en ingl¨¦s). Salarios rid¨ªculos, despidos improcedentes, explotaci¨®n y problemas psicol¨®gicos derivados de sus tareas justifican su lucha.
El pasado 1 de mayo, m¨¢s de 150 moderadores de contenidos y etiquetadores de datos de Facebook, ChatGPT y TikTok se reunieron en un hotel de Nairobi para compartir sus experiencias y preocupaciones. Y para dar un paso definitivo: ponerse de acuerdo en la constituci¨®n de un sindicato. Benson Okwaro es un veterano sindicalista, secretario general de COWU, y recuerda que ¡°a muchas compa?¨ªas globales no les gusta que haya sindicatos en sus oficinas¡±, pero recuerda que las leyes locales s¨ª reconocen el derecho a la libre organizaci¨®n de los trabajadores. Sin embargo, destaca las dificultades derivadas de que esas grandes empresas no tengan sedes formales en los pa¨ªses en los que emplean trabajadores y que intenten evitar la legislaci¨®n nacional. ¡°Por eso necesitamos estar unidos y buscar soluciones conjuntas ya¡±, asegura Okwaro.
En febrero de 2019, Meta anunciaba la apertura en Nairobi del ¡°primer centro de revisi¨®n de contenidos de Facebook en ?frica subsahariana¡± como parte de su ¡°continua inversi¨®n¡± en esa parte del continente africano y su ¡°compromiso con la seguridad¡± en la plataforma, seg¨²n se?alaba en su propio perfil de Facebook. En la misma publicaci¨®n aseguraba que lo har¨ªa ¡°en colaboraci¨®n con Samasource¡±. En realidad, era la compa?¨ªa estadounidense Sama la que contrataba formalmente a los moderadores. Okwaro explica que era una subcontrata y que Nkunzimana y el resto de moderadores alegan que su principal empleador era Meta, por lo que reclaman la responsabilidad de la compa?¨ªa matriz de Facebook, Instagram y WhatsApp en sus condiciones laborales.
¡°Acoso sexual, abusos a menores, actividades sexuales... Eso pasa en las redes sociales y pasa en directo. Llegaba a casa y ten¨ªa la sensaci¨®n de que no sent¨ªa nada¡±Nathan Nkunzimana, moderador de contenidos
Daniel Motaung, un empleado sudafricano de Sama, ya hab¨ªa intentado organizar a sus compa?eros durante el primer verano del proyecto, con un embri¨®n de sindicato que se autodenomin¨® The Alliance (la alianza, en ingl¨¦s) y que no lleg¨® a nacer: aquel intento de movilizaci¨®n fue sofocado. Los trabajadores descontentos fueron llamados al orden, Motaung fue suspendido de manera inmediata y, unas semanas despu¨¦s, fue despedido.
Este ex moderador de Facebook destap¨® la caja de los truenos cuando en febrero de 2022 cont¨® su historia a la revista Time y desvel¨® las condiciones de trabajo en las oficinas de Nairobi en las que se revisaban los contenidos de la red social para ?frica Oriental: ¡°El trabajo que hacemos es una especie de tortura mental¡±. Tras su revelaci¨®n se abrieron diferentes procesos legales: primero Motaung demand¨® a Meta y a Sama por explotaci¨®n laboral y represi¨®n sindical. Y eso desencaden¨® una cascada de procesos judiciales y esc¨¢ndalos medi¨¢ticos, que sacaron a la luz los bajos salarios de los etiquetadores de datos contratados por la misma empresa para corregir la toxicidad de ChatGPT.
#samapaymywage#respectcourtorders#metarespectthekenyancourt#metasamamajorelexploitsCM#respectcourtorders pic.twitter.com/u2ZixuIBFZ
— Voice of African Content Moderators (@ContmoderatorAf) May 5, 2023
Tras estos problemas, Sama renunci¨® a su contrato con Meta (sustituida por Majorel) en enero de este a?o y anunci¨® a los empleados su cese. Ese fue el desencadenante de una nueva movilizaci¨®n m¨¢s discreta. Denunciaron ante los tribunales los despidos, mientras cocinaban constituirse como sindicato. Si las condiciones de trabajo eran duras, el camino de los ¨²ltimos meses no lo ha sido menos, tal y como relata Nathan Nkunzimana.
En abril de 2021, Nkunzimana empez¨® a trabajar para Sama como moderador de contenidos. Durante su jornada laboral llegaba a visualizar entre 1.500 y 2.000 publicaciones sobre los que ten¨ªa que decidir si se borraban, si se elevaban a otra instancia para revisi¨®n o si se dejaban pasar. Este ciudadano de Burundi, que lleg¨® a Kenia hace 12 a?os para completar sus estudios, explica lo que hab¨ªa entre esos contenidos: ¡°Acoso sexual, abusos a menores, actividades sexuales... Eso pasa en las redes sociales y pasa en directo. Hay grupos terroristas que matan a personas a plena luz del d¨ªa e intentan distribuirlo p¨²blicamente en esas plataformas¡±. ?l mismo reconoce que esa exposici¨®n le ha causado problemas sociales, psicol¨®gicos y personales. ¡°Hab¨ªa d¨ªas que llegaba a casa y ten¨ªa la sensaci¨®n de que no sent¨ªa nada¡±, comenta, teniendo que cargar con ese peso en solitario ante su mujer y sus tres hijos.
Y es que adem¨¢s de la crudeza de los contenidos, los moderadores han tenido que enfrentarse a unas condiciones laborales que agravan la situaci¨®n. ¡°No pod¨ªas hablar con nadie sobre eso, porque hab¨ªa una cl¨¢usula de confidencialidad. Ni siquiera pod¨ªas compartir con tu compa?era aquello por lo que est¨¢s pasando, la naturaleza del trabajo que est¨¢ destruyendo tu vida personal. Era frustrante¡±, se lamenta. A eso se suma la presi¨®n de la productividad: ¡°Si en una semana no alcanzabas las m¨¦tricas exigidas, a la siguiente recib¨ªas un correo que te advert¨ªa que no estabas cumpliendo los objetivos. Los programas controlaban cu¨¢nto tiempo le dedicabas a cada contenido. No pod¨ªas alejar la vista de la pantalla en toda la jornada. Pasaban dos o tres segundos desde que hac¨ªas clic en una publicaci¨®n hasta que la m¨¢quina te colocaba otra para revisar. No te daba un momento de tranquilidad, incluso un minuto para ir al lavabo supon¨ªa un problema con tu supervisor¡±.
Y como guinda, en el momento en el que Sama les anunci¨® el cese de la actividad, los moderadores dejaron de percibir su salario a pesar de que denunciaron la irregularidad del procedimiento. ¡°El 90% de los moderadores de contenidos somos extranjeros y lo que hemos vivido durante el proceso es muy duro, estar tres meses sin cobrar el salario, en un pa¨ªs que no es el tuyo: no puedes pagar el alquiler, no puedes comprar comida¡¡±, explica Nkuzimana. Cori Crider, codirectora de Foxglove, una organizaci¨®n brit¨¢nica que les est¨¢ acompa?ando en este proceso, a?ade que esta situaci¨®n ¡°les obliga a seguir aceptando trabajos inseguros para permanecer en el pa¨ªs, a pesar del grave riesgo para su salud mental¡±. Los moderadores han recurrido al micromecenazgo para garantizar su caja de resistencia.
Este moderador burund¨¦s asegura que ¡°los contenidos de texto se derivaban a otras oficinas, pero el sistema enviaba las im¨¢genes y los v¨ªdeos a nuestras oficinas en ?frica¡±. Lo cierto es que, a consecuencia de otras denuncias en otros centros de moderaci¨®n de contenidos, han conseguido apoyo psicol¨®gico para sus empleados, pero esas condiciones no se ha generalizado.
¡°La situaci¨®n en este centro de moderaci¨®n de contenidos es especialmente mala, con una carga de trabajo espantosa¡±Cori Crider, codirectora de Foxglove
¡°La situaci¨®n en este centro de moderaci¨®n de contenidos es especialmente mala porque la remuneraci¨®n suele ser extremadamente baja, en torno a 2 o 3 d¨®lares por hora. En el centro de Nairobi solo trabajaban 260 moderadores, sobre los que reca¨ªa la revisi¨®n de contenidos para la regi¨®n de ?frica oriental y meridional, de unos 500 millones de habitantes. El resultado es una carga de trabajo espantosa¡±, explica Cori Crider. ¡°Tenemos legitimidad para convencer a estas grandes compa?¨ªas tecnol¨®gicas de que se tienen una responsabilidad de regularizar nuestras condiciones de trabajo. Un moderador de contenidos en ?frica est¨¢ cobrando 500 o 600 d¨®lares brutos. Te da para pagar el alquiler y lo m¨ªnimo que necesitas para vivir, porque la vida aqu¨ª [en Nairobi] es muy cara. Lo mismo ocurre con el apoyo psicol¨®gico. Cuando lo hemos reclamado, nos hemos encontrado con mensajes con los que nos intentaban atemorizar: ¡®Si contin¨²as as¨ª, acabar¨¢s y¨¦ndote a casa¡±, advierte Nkuzimana. Los responsables de la compa?¨ªa Sama han declinado responder a las preguntas formuladas para este reportaje.
The police have intervened and Sama are set to give their feedback on why they are not paying the Facebook content moderators.#ObeyCourtOrders pic.twitter.com/kCWW6tMs66
— Siasa Place (@siasaplace) May 5, 2023
Siasa Place es una organizaci¨®n juvenil keniana que tambi¨¦n han dado cobertura a la movilizaci¨®n de los moderadores de contenidos y Nerima Wako-Ojiwa, su directora, a?ade: ¡°Algunas grandes empresas tecnol¨®gicas se aprovechan en todas partes, pero especialmente en el Sur Global. Hay una serie de lagunas cuando se trata de pol¨ªticas, como la protecci¨®n de datos o las condiciones de trabajo de estos empleados¡±.
¡°Una lucha desigual¡± con los gigantes tecnol¨®gicos
Por su parte, Nkuzimana lo deja claro: ¡°Nuestra petici¨®n es que nuestros derechos humanos, constitucionales y laborales sean respectados, solo pedimos eso¡±. Y exige que las plataformas se responsabilicen de las personas que moderan contenidos. ¡°Somos m¨¢s que moderadores, somos los soldados que se sacrifican para que las comunidades sean seguras. Pero las empresas que gestionan esas comunidades no cuidan a las personas que las protegen¡±, sentencia.
Mientras tanto, los tribunales han tomado decisiones esperanzadoras para los empleados en sus m¨²ltiples procesos. Meta intent¨® eludir una denuncia porque no tiene residencia en Kenia, pero el juzgado rechaz¨® sus argumentos. De la misma manera, un juez oblig¨® a Meta a suspender el contrato con Majorel, la empresa sustituta de Sama, hasta que decidiese la suerte de los empleados y la naturaleza de esa relaci¨®n. El veterano sindicalista Benson Okwaro asegura que ¡°las leyes kenianas son muy propicias para los trabajadores¡±. Y para Cori Crider, de Foxglove, ¡°empresas como Facebook, Google y TikTok son algunas de las m¨¢s poderosas del mundo, con recursos casi ilimitados. Hace falta una valent¨ªa incre¨ªble para hacerles frente solo con el poder colectivo¡±.
Nerima Wako-Ojiwa se acerca a esta situaci¨®n en clave de modelo de futuro: ¡°Se plantean muchas cuestiones sobre los sindicatos y los derechos laborales, especialmente en lo que respecta al trabajo virtual y la legislaci¨®n laboral nacional. Son preguntas que los pa¨ªses tendr¨¢n que empezar a responder. A medida que las empresas tecnol¨®gicas sigan creciendo, la forma en que la gente trabaja e interact¨²a con ellas exigir¨¢ respuestas legales. Muchas grandes empresas eluden responsabilidades o evaden impuestos recurriendo a terceras empresas¡±. Esta activista insiste en las particularidades del continente: ¡°Definitivamente la de los moderadores de contenidos es una lucha desigual, pero as¨ª es el futuro del trabajo y est¨¢ aqu¨ª para quedarse. Tenemos que tener un trabajo decente para la gente. Son cosas que los ministerios y las empresas privadas tendr¨¢n que sentarse a la mesa a negociar¡±.
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