El gran salto adelante digital de China
El gigante asi¨¢tico quiere blindar su soberan¨ªa cibern¨¦tica con medidas como la prohibici¨®n de las criptomonedas o una normativa que restringe la recolecci¨®n de datos de sus ciudadanos
China est¨¢ tomando medidas para proteger su soberan¨ªa digital. As¨ª se interpretan los ¨²ltimos movimientos ejecutados por Pek¨ªn, que lleva un tiempo apuntalando su capacidad de maniobra sobre las grandes tecnol¨®gicas (tanto nacionales como extranjeras) y asegur¨¢ndose de que lo que suceda en el ciberespacio no pueda erosionar al poder estatal. En ese contexto se enmarca el anuncio de la semana pasada: ...
China est¨¢ tomando medidas para proteger su soberan¨ªa digital. As¨ª se interpretan los ¨²ltimos movimientos ejecutados por Pek¨ªn, que lleva un tiempo apuntalando su capacidad de maniobra sobre las grandes tecnol¨®gicas (tanto nacionales como extranjeras) y asegur¨¢ndose de que lo que suceda en el ciberespacio no pueda erosionar al poder estatal. En ese contexto se enmarca el anuncio de la semana pasada: el Gobierno proh¨ªbe las criptomonedas. Ya no se podr¨¢ operar con ellas en el gigante asi¨¢tico, con lo que la ¨²nica divisa virtual permitida ser¨¢ el yuan digital. China se convierte as¨ª en la primera gran potencia que toma una decisi¨®n definitiva en este terreno.
No es la ¨²nica pol¨ªtica de gran calado que se ha desplegado ¨²ltimamente en el ¨¢mbito digital: en noviembre entrar¨¢ en vigor la primera regulaci¨®n de privacidad de datos del pa¨ªs. La Ley de Protecci¨®n de Informaci¨®n Personal (PIPL) establece derechos para los ciudadanos similares a las que brinda el Reglamento General de Protecci¨®n de Datos (RGPD) de la UE. Las empresas tendr¨¢n que recolectar los m¨ªnimos datos personales posibles y los mantendr¨¢n en su poder durante el menor tiempo posible. Para hacerlo necesitar¨¢n el consentimiento previo de los usuarios, que tambi¨¦n podr¨¢n pedir la portabilidad de esos datos o acceder a ellos si as¨ª lo desean.
Nunca antes hab¨ªan tenido los ciudadanos chinos garant¨ªas de este tipo. La normativa ve la luz despu¨¦s de que varios esc¨¢ndalos relacionados con la mala gesti¨®n de los datos personales aumentaran la sensibilidad p¨²blica sobre este tema. El caso m¨¢s medi¨¢tico fue el de la muerte en 2016 de una joven estudiante por paro cardiaco tras enterarse de que le hab¨ªan robado todos los ahorros familiares mediante una estafa posible gracias a la filtraci¨®n de sus datos. Aunque las restricciones de la nueva regulaci¨®n no afectan a las autoridades p¨²blicas, que podr¨¢n seguir controlando a los ciudadanos con herramientas digitales, el mensaje es claro: se acab¨® el todo vale.
Esa es la derivada m¨¢s comentada de la normativa: afecta de lleno a todas las compa?¨ªas que operen en China, incluidas las extranjeras. Su foco, de hecho, est¨¢ puesto en estas ¨²ltimas. ¡°Restringe mucho el comercio de datos transfronterizos. Quienes quieran acceder a esa informaci¨®n necesitar¨¢n autorizaci¨®n del CAC, el Consejo de Ciberseguridad de China. De alguna manera es una forma de proteger los datos que se generan en China¡±, interpreta Andrea G. Rodr¨ªguez, investigadora en tecnolog¨ªas emergentes en Cidob (Barcelona Centre for International Affairs).
La gesti¨®n de los flujos transfronterizos de datos no es un asunto sencillo. Estados Unidos y la UE han tenido sus m¨¢s y sus menos al respecto. Entre 2000 y 2015, el acuerdo Safe Harbour permit¨ªa a las empresas estadounidenses llevarse a su pa¨ªs los datos recogidos en Europa. Anulado por el Tribunal de Justicia de la UE (TJUE) a ra¨ªz de las revelaciones de Edward Snowden, que sac¨® a la luz el espionaje sistem¨¢tico de EE UU en varios pa¨ªses europeos, Bruselas y Washington firmaron un nuevo acuerdo en 2016, el Privacy Shield, para permitir que las grandes tecnol¨®gicas pudieran volver a llevarse los datos a Am¨¦rica y tratarlos all¨ª. El TJUE lo declar¨® inv¨¢lido en 2020, al considerar que EE UU no ofrec¨ªa las garant¨ªas suficientes como para asegurar que los datos de los europeos fueran tratados con est¨¢ndares de privacidad equiparables a los de la UE.
Google, Facebook, Amazon y cualquier otra gran compa?¨ªa estadounidense no han dejado de procesar los datos de los ciudadanos de la UE, pero ahora lo hacen en suelo europeo, lo que implica que tienen que seguir las normas comunitarias. Eso es lo mismo que va a pasar a partir de ahora en China: se podr¨¢ seguir operando, pero de acuerdo con sus reglas.
En cierto sentido, el giro de China hacia la privacidad puede interpretarse como una respuesta a las pol¨ªticas occidentales aplicadas contra las empresas asi¨¢ticas. ¡°Las autoridades est¨¢n poniendo reservas a que las empresas que tienen datos sobre ciudadanos chinos salgan a Bolsa fuera del pa¨ªs. Es una reacci¨®n rec¨ªproca a la que tuvo EE UU cuando el presidente Donald Trump prohibi¨® en el pa¨ªs la descarga de las aplicaciones chinas TikTok o WeChat¡±, sostiene Luis S. Gal¨¢n, afincado desde hace m¨¢s de una d¨¦cada en China y cuya empresa de desarrollo digital, 2Open, opera desde Shangh¨¢i.
Defender la soberan¨ªa digital
Una de las caracter¨ªsticas de las criptomonedas es que anonimizan las transacciones. Antes de convertirse en un veh¨ªculo de especulaci¨®n, el bitcoin fue un referente para quienes so?aban con un sistema monetario alternativo, descentralizado y autogestionado por la comunidad de usuarios. Si se impusieran sobre las divisas tradicionales, las que hoy son de curso legal, los bancos centrales del mundo, y por ende los propios gobiernos, perder¨ªan parte de su raz¨®n de ser.
El mundo todav¨ªa no ha decidido qu¨¦ hacer con las criptomonedas. Algunos pa¨ªses, como El Salvador, la han abrazado sin reservas; otros, entre ellos Estados Unidos o los europeos, todav¨ªa debaten c¨®mo regularlas. China ha resuelto cortar de ra¨ªz con ellas. Las consideran un problema de seguridad nacional porque pueden cobijar el blanqueo de dinero, la captaci¨®n ilegal de fondos, el fraude y otras actividades ilegales, seg¨²n expuso el Banco Central Chino. Tambi¨¦n suponen una amenaza desde el punto de vista medioambiental, en tanto que el minado de las criptomonedas (as¨ª se conoce el proceso por el que se gestiona el sistema y se generan nuevas monedas) requiere de una gran capacidad computacional, lo que se traduce en un ingente consumo de energ¨ªa.
Acabar con las criptomonedas y aumentar los est¨¢ndares de privacidad exigibles a empresas nacionales e internacionales refuerzan el poder de Pek¨ªn en esa suerte de nebulosa que es el ciberespacio. Las autoridades chinas son plenamente conscientes de la importancia de la privacidad de los datos. ¡°Creo que una de las razones principales por las que ha tomado la decisi¨®n de aprobar la nueva ley PIPL es porque quiere cuidar su seguridad nacional¡±, opina por su parte la fil¨®sofa Carissa V¨¦liz, autora de Privacidad es poder (Debate). ¡°Almacenar tantos datos personales es un grand¨ªsimo riesgo; tarde o temprano, Occidente iba a hackearlos, igual que China hackea los de Occidente¡±.
Para la profesora V¨¦liz, el nuevo marco regulatorio chino supone un cambio de paradigma en t¨¦rminos de la construcci¨®n del relato de la privacidad. ¡°Uno de los argumentos que usaba Facebook para que no le regularan era que si lo hac¨ªan no iba a poder competir en igualdad de condiciones contra las tecnol¨®gicas chinas, que operan sin ning¨²n tipo de regulaci¨®n. Ahora ese argumento ya no sirve¡±.
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