Los ni?os encerrados se cuelan en los directos
En casa, sin toda la puesta en escena laboral que conlleva la oficina, el personaje del trabajador desaparece y emerge la persona
El hijo de Thais Villas se col¨® en pleno directo, en lo que deber¨ªa ser el primero de muchos cameos infantiles en esta tele domiciliaria, pues no hay puertas ni admoniciones capaces de mantener a los ni?os lejos de lo que est¨¦n haciendo sus padres. La oficina es un teatro donde todo el mundo interpreta un papel. Unos hacen de jefes, otros fingen que obedecen y todos se encuentran en la m¨¢quina de caf¨¦ para cotillear y maldecir. Como actores entrenados que son, los oficinistas fingen que no tienen hijos, ni familia, ni m¨¢s preocupaciones que las que conciernen a la empresa para la que trabajan.
En casa, sin toda esa puesta en escena laboral, el personaje del trabajador desaparece y emerge la persona. Teletrabajar significa mezclar la familia y el trabajo, y no estamos acostumbrados a romper el guion y vernos y o¨ªrnos como somos. Habr¨¢ quien piense que ser¨¢ cuesti¨®n de cogerle el tranquillo, pero es ontol¨®gicamente imposible fingir desde la mesa de la cocina que eres un profesional entregado en cuerpo y alma. Llevo muchos a?os trabajando en casa y a¨²n no lo he logrado.
Antes de escribir esta columna, mi hijo jugaba en el ordenador del despacho. Al pedirle que se fuera y me dejase, me ha pedido explicaciones. Quer¨ªa saber cu¨¢ndo deb¨ªa entregar el texto y cu¨¢n urgente era la tarea, y he tenido que argumentar y convencerlo. El oficinista aguerrido creer¨¢ que soy un pusil¨¢nime y un mal padre que no sabe imponer l¨ªmites, y tendr¨¢ raz¨®n, pero no hay forma de inculcar que la faceta profesional de pap¨¢ es sagrada cuando pap¨¢ trabaja en pijama. Lo sagrado necesita liturgia y puesta en escena, como bien sab¨ªa el Sorrentino de The Young Pope.
Acostumbr¨¦monos a que los ni?os se cuelen en los directos. Resistirse y alejarlos es in¨²til.
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