En defensa del duelo al sol
En su documental ¡®El ¨²ltimo baile¡¯, Michael Jordan ha contado la historia a su entero gusto, tal vez sin objetividad ni ecuanimidad, pero d¨¢ndole ese sabor fuerte de las buenas autobiograf¨ªas
Me imagino a Michael Jordan repantingado con un puro en una mano y un vaso de whisky en la otra, ri¨¦ndose como un s¨¢tiro mientras le dan cuenta de todos los cabreos que la (magn¨ªfica) serie documental The Last Dance ha despertado entre algunos viejos colegas. Aunque prometi¨® que no habr¨ªa ni un solo tema del que no se pudiera hablar, al poner el dinero para producirlo a trav¨¦s de su empresa Jump 23, en la pr¨¢ctica, ha contado la historia a su entero gusto, tal vez sin objetividad ni ecuanimidad, pero d¨¢ndole ese sabor fuerte de las buenas autobiograf¨ªas.
Dir¨¢n que Sergio Ramos tambi¨¦n cont¨® su vida a su antojo en esa cosa que le produjo Amazon, pero el gusto de Jordan es much¨ªsimo m¨¢s elegante que el de Ramos. Jordan tiene el alma antigua y no le importa quedar como un tirano y un macarra que presume de zumbarse unas cervezas y tres puros antes de un partido. Por eso el documental de Ramos hiere la sensibilidad del espectador, mientras que el de Jordan solo hiere a los compa?eros que salen malparados.
El ¨²ltimo en protestar ha sido Horace Grant, que no solo ha llamado al protagonista mentiroso, sino que lo ha retado a resolverlo como hombres, lo cual ser¨ªa una coda deliciosa: tipos de otro tiempo, con valores de otro tiempo, dirimiendo sus disputas con m¨¦todos de otro tiempo.
No est¨¢ mal visto lo de Grant. No pocas veces he a?orado la ¨¦poca en que los caballeros se retaban a duelo: era una medida muy sensata para esos agravios que no merecen un juicio, pero tampoco se pueden dejar pasar. No digo que volvamos a citarnos al amanecer ni que lo resolvamos a pu?etazos, pero habr¨ªa que habilitar algo intermedio entre la querella y la impotencia. Un duelo a futbolines, por ejemplo. Eso s¨ª, solo se aplicar¨ªa para alusiones personal¨ªsimas, no valdr¨ªa ofenderse vicariamente en nombre de una religi¨®n o de un pa¨ªs o de un g¨¦nero. Acotando bien, y con padrinos, solucionar¨ªamos much¨ªsimas peleas que ahora no tienen forma de cerrarse.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.