¡®El asesino sin rostro¡®: la obsesi¨®n que acab¨® con un psic¨®pata
HBO adapta el libro en el que Michelle McNamara cuenta la caza del 'Golden State Killer'. El resultado es un riguroso documental que dignifica a las v¨ªctimas
¡°Hasta que no pongamos cara al asesino, ¨¦l seguir¨¢ ejerciendo un gran poder sobre nosotros. A veces me pregunto si necesito dar un paso atr¨¢s. ¡®No puede hacerme da?o¡¯, me digo, sin darme cuenta de que cada minuto que paso tratando de darle caza y no acunando a mi hija ya lo ha hecho¡±. Como si de alguna manera intuyera por d¨®nde iba a ir cada cap¨ªtulo de la historia, Michelle McNamara escribi¨® estas l¨ªneas en 2013 en Los ?ngeles Times, en un art¨ªculo fundacional para la historia moderna del true crime, en el reportaje con el que puso nombre al Golden State Killer, el criminal que aterroriz¨® a la poblaci¨®n del norte de California entre 1976 y 1986: trece asesinatos y 50 violaciones, todas por la noche, todas en los hogares de sus v¨ªctimas, enmascarado y brutal. Joseph James DeAngelo ¡ª alias Golden State Killer, y antes East Area Rapist o Original Night Stalker¡ª ha reconocido el lunes ante el juez los cr¨ªmenes con un escueto e inaudible ¡°s¨ª, lo admito¡±, sentado en una silla de ruedas, escu¨¢lido, ni siquiera la sombra de aquel hombre adicto al terror que generaba.
Nos atrajo la historia de Michelle porque es una manera de explorar al tiempo la fascinaci¨®n cultural por los cr¨ªmenes violentos y la autoanulaci¨®nElisabeth Wolff, directora y productora
Sin embargo, El asesino sin rostro, I¡¯ll Be Gone in the Dark por su t¨ªtulo en ingl¨¦s, el documental de seis cap¨ªtulos que ha estrenado HBO esta semana, no se centra en este monstruo sino en la historia de sus v¨ªctimas y de la periodista que las sac¨® del estereotipo impuesto por el sistema y puso adem¨¢s a la polic¨ªa en el camino correcto. ¡°La historia de Michelle es la que nos ofrece un equilibrio que no se habr¨ªa dado si hubiera sido solo un cat¨¢logo de cr¨ªmenes en serie¡±, cuenta a EL PA?S Elizabeth Wolff, una de las directoras y productoras del proyecto liderado por Liz Garbus.
Due?a de una prosa impecable y una gran habilidad para conectar pruebas y hechos, McNamara se obsesion¨® con el caso, lo dej¨® todo para resolverlo y muri¨® en 2016 v¨ªctima de un ataque al coraz¨®n mientras dorm¨ªa. En su sangre se encontr¨® Adderal, fentanilo o Xanax, drogas que tomaba para seguir el ritmo y terminar el libro que da t¨ªtulo al documental, pero tambi¨¦n para sobrevivir en el c¨ªrculo vicioso de pesadillas y paranoia en el que se hundi¨®. ¡°He estado demasiado tiempo sola en la oscuridad absorbiendo una historia de terror en 50 cap¨ªtulos¡±, confiesa en un momento del documental tras haber pasado 24 horas encerrada en una habitaci¨®n de hotel con 5.000 archivos de casos de violaci¨®n. Cuando consigui¨® las 15.000 p¨¢ginas divididas en 37 cajas y 11 vol¨²menes con todos los ficheros del caso la obsesi¨®n creci¨®. La ayuda de otros detectives amateurs y de los lectores de su blog no atenuaban la angustia. El libro se public¨® en EE UU dos meses antes de que DeAngelo fuera detenido en 2018 gracias a una base privada de datos de ADN. ¡°S¨¦ que no podr¨ªa haber seguido adelante si el libro no hubiera salido. Es otra forma de decir adi¨®s. Es una paradoja terrible que muriera sin verlo capturado¡±, confesaba a este peri¨®dico el c¨®mico Patton Oswald, viudo de McNamara, cuando el libro se public¨® en Espa?a como El asesino sin rostro (RBA).
¡°Nos atrajo la historia de Michelle desde el primer momento porque es una manera de explorar al tiempo la fascinaci¨®n cultural por los cr¨ªmenes violentos y la autoanulaci¨®n¡±, comenta Wolff que, sin embargo, avisa: ¡°Creo que decir que Michelle es otra v¨ªctima del Golden State Killer es una sobresimplificaci¨®n. Su muerte fue un tr¨¢gico accidente que subraya los problemas de nuestra sociedad con el abuso de drogas prescritas. Lo que nos ense?an los supervivientes ¡ªy el propio sufrimiento de Patton¡ª es que tienes que dejar que la oscuridad salga hacia la luz antes de que te consuma¡±.
El documental bebe del libro en la parte m¨¢s procedimental. Fechas, informes, avances en la ciencia forense, mapeos, pruebas, testimonios de los polic¨ªas y detectives que nunca pudieron dar con el psic¨®pata se suceden con ritmo a lo largo de los primeros cap¨ªtulos. El espectador queda atrapado por un caso del que ya sabe la soluci¨®n.
Pero lo que sostiene toda la narraci¨®n es el testimonio de los supervivientes. Gay y Bob Hardwick fueron torturados por DeAngelo durante toda una noche de 1978. Son la v¨ªctima n¨²mero 31. Sobrevivieron al asesino y tambi¨¦n como pareja, los ¨²nicos que siguen juntos. Su testimonio est¨¢ recogido con mimo, sin abusos. ?l calla casi todo el tiempo, suspira, mira al techo. Es ella la que mira a la c¨¢mara y cuenta.
¡°Utilizamos equipos muy peque?os y fundamentalmente femeninos y enfocamos la entrevista m¨¢s como una conversaci¨®n. Nos aseguramos de que estuvieran c¨®modas en todo momento, de que supieran que ten¨ªan el tiempo necesario y de que lo importante era que quedara claro desde el principio que sus historias eran m¨¢s que simples detalles del trauma vivido 40 a?os atr¨¢s¡±, explica Wolff. Al darles voz, el documental busca, reconoce la productora, denunciar un sistema por el que los hombres en la polic¨ªa, las familias y el sistema judicial minimizaban las violaciones e impon¨ªan el silencio a las v¨ªctimas. ¡°Tenemos el poder y control. La violaci¨®n es todo poder y control pero ahora somos nosotros las que mandamos¡±, clama una de ellas ante las c¨¢maras en las puertas del juzgado. ¡°?Es este viejo pat¨¦tico el monstruo?¡±, se pregunta la hija de otra. Era 2018, la bestia hab¨ªa sido desenmascarada y, como predijo McNamara, el pasamonta?as ya no le serv¨ªa de nada. Se hab¨ªa roto el silencio, hab¨ªa triunfado la luz.
Da?os colaterales
A lo largo de los seis cap¨ªtulos, 'I¡¯ll Be Gone in the Dark' aborda tambi¨¦n los casos de otras v¨ªctimas del 'Golden State Killer', desde la familia, tres hijas y una nieta, del propio DeAngelo, que compartieron vida con ¨¦l sin saber nada, hasta la mujer con la que estuvo prometido a los 18, de la que abus¨® f¨ªsica y psicol¨®gicamente. Pero si hay un personaje triste de esta historia es David Witthuhn, marido de una de las asesinadas, una vida arruinada por partida doble puesto que hasta 2000 no fue exonerado como posible autor del asesinato gracias al ADN. ¡°Su historia es ciertamente la de otro tipo de v¨ªctima del 'Golden State Killer'. Su hermano Drew, ilustra en el documental como vivir con el trauma de la muerte de su mujer y ser considerado al mismo tiempo sospechoso destruy¨® la vida de David¡±, cuenta Wolff.
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