Rodamos en Almer¨ªa, triunfamos en Venezuela: Espa?a, potencia mundial de la ficci¨®n ¡®glocal¡¯
El atractivo en el extranjero de series espa?olas lleva a productores como Atresmedia a dise?ar sus ficciones pensando en otros pa¨ªses
La ficci¨®n espa?ola se ha acostumbrado al efecto La casa de papel, una serie local vista por una audiencia global. Quiz¨¢ deber¨ªa llamarse el efecto M¨¦dico de familia, o Los Serrano (Telecinco), porque ya a principios de la d¨¦cada de los 2000 estas series se exportaban: la de Emilio Arag¨®n, adem¨¢s de emitirse en Argentina, Venezuela y Ecuador, tuvo sus propias versiones en casi una decena de pa¨ªses europeos. El listado de t¨ªtulos no es corto, de Un paso adelante (Antena 3) a la reciente Los misterios de Laura (TVE), pero lo que antes era una excepci¨®n se ha convertido en los ¨²ltimos tiempos en un hecho com¨²n. Las nuevas plataformas de contenidos como HBO, Amazon y Netflix han liderado un cambio de paradigma al que Espa?a ha sabido sacar provecho.
Encontrar el balance perfecto en lo glocal (lo global y lo local), para construir relatos aut¨®ctonos con elementos universales es el principal objetivo de las cadenas y las productoras, tal y como explicaba en junio un grupo de expertos de la industria audiovisual en Villanueva Showing Talks. Atresmedia lleva a?os acertando con esta f¨®rmula que ahora intenta implantarse en la pantalla grande. El ¨¦xito de audiencias de algunas de sus series, como El internado o Velvet, ayud¨® a sus ventas internacionales. Pero la cadena ha sabido colocar tambi¨¦n en las pantallas extranjeras productos que no destacaron su emisi¨®n lineal, ante un nuevo espectador habituado ya a los contenidos a la carta. Es el caso de Toy Boy, que no ha sido un ¨¦xito de cr¨ªtica, y de la propia La casa de papel, que pasaron desapercibidas en Antena 3 y son ¨¦xitos entre el p¨²blico espa?ol (y el del resto del mundo) a ra¨ªz de su inclusi¨®n en el cat¨¢logo de Netflix.
La compa?¨ªa estadounidense ha logrado afinar el concepto de glocal con contenidos como ?lite y Las chicas del cable, (tambi¨¦n aqu¨ª hab¨ªa precedentes excepcionales, El tiempo entre costuras, que despert¨® enorme inter¨¦s en Asia). Empresas espa?olas como la productora Onza Partners, responsables del ¨¦xito internacional de El Ministerio del Tiempo (TVE), y Atresmedia han sabido tomar nota del cambio de patr¨®n de consumo en el sector. ¡°La presencia de estas plataformas en decenas de pa¨ªses permite estrenar una serie a la vez en, pr¨¢cticamente, todo el mundo. Antes ten¨ªas que ir pa¨ªs a pa¨ªs, mercado a mercado. Ahora, puedes llegar a todos a la vez. No obstante, lo esencial sigue siendo el contenido, el producto¡±, apunta Antonio Ant¨®n, director adjunto de contenidos de Atresmedia TV.
Nuevos relatos
Este nuevo mantra anula en gran medida a otro que durante d¨¦cadas ha esclavizado a los guionistas espa?oles: buscar relatos que contenten a ¡°la se?ora de Cuenca¡± a cambio de alimentar aud¨ªmetros y atraer el mayor n¨²mero de anunciantes posible. Las cadenas se atreven ahora a abandonar el m¨ªnimo com¨²n denominador para apostar por la calidad. ¡°Se trata de una reconversi¨®n para apostar por la producci¨®n de contenidos. La publicidad ya no es la misma que hace algunos a?os y por eso hab¨ªa que hacer cambios¡±, explican desde Atresmedia.
El primer paso de esta metamorfosis fue la creaci¨®n en 2018 de Atresmedia Studios, cuyo objetivo es crear y dise?ar contenido de ficci¨®n exclusivo para los nuevos operadores del mercado y las nuevas plataformas de distribuci¨®n y exhibici¨®n, tanto a nivel nacional como internacional. Su primera producci¨®n, El embarcadero, se rod¨® para Movistar +, despu¨¦s de vender a la plataforma de Telef¨®nica los derechos de otra de sus series, Velvet y los de Vis a Vis a la cadena de pago FOX para que hicieran secuelas con ellas.
En 2019, Atresmedia ya ingres¨® 100 millones de euros por las ventas de producciones -producci¨®n para terceros y venta de nuestras series-, apunta la compa?¨ªa, y ya planea asociarse con Telef¨®nica para lanzar una empresa que cree contenidos en espa?ol para el mundo y competir con las grandes multinacionales del sector. Ese mismo a?o lanz¨® Atresplayer Premium, que avanza en Internet los grandes estrenos de Antena 3 y construye un cat¨¢logo pensado para su consumo digital. Veneno, el biopic por entregas de la vedette trans de la que saca el t¨ªtulo, es uno de sus productos estrella. Aunque la presencia de sus series en todo tipo de mercados confirma que el idioma no es una barrera, Atresmedia tiene la mirada puesta en Latinoam¨¦rica, con reclamos como Perdida, que se desarrolla casi por completo en Colombia. ¡°Es un territorio natural para nuestro mercado y es muy grande, con muchos millones de personas. Tambi¨¦n es un territorio al que mira la televisi¨®n norteamericana. Por afinidad, por historia compartida¡ Am¨¦rica Latina entiende muy bien nuestra forma de contar historias, nuestra televisi¨®n¡±, explica Antonio Ant¨®n.
Del lowcost a la calidad
¡°En la guerra global del streaming, Espa?a es un caso a estudiar¡±, afirmaba el verano pasado The Hollywood Reporter, medio especializado en la industria del cine y la televisi¨®n. ¡°Ha habido un antes y un despu¨¦s de la llegada de Netflix al pa¨ªs¡±, explicaba entonces Jos¨¦ Jaime Linares, director de producci¨®n y presidente de la Asociaci¨®n Nacional de Profesionales de la Producci¨®n Audiovisual (APPA), que calcula que se han duplicado las series producidas en Espa?a desde ese 2015 en el que se instalaron las primeras plataformas internacionales. El significativo aumento de creaciones espa?olas en los ¨²ltimos cinco a?os ha sido clave para que las productoras y cadenas encuentran m¨¢s a menudo la f¨®rmula del ¨¦xito. Cuanto m¨¢s se intenta, m¨¢s se acierta. Los bajos costes de producci¨®n, los incentivos fiscales y unos salarios baratos para el est¨¢ndar estadounidense, sumado al atractivo de las localizaciones, han convencido a estas empresas para rodar o comprar productos hechos en Espa?a. ¡°Pero hay muchas industrias audiovisuales en otros pa¨ªses que producen mucho m¨¢s barato que la espa?ola y no concitan la atracci¨®n internacional. La clave, de nuevo, est¨¢ en el contenido¡±, defiende Antonio Ant¨®n.
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