Christine Baranski: ¡°Si hay una serie que se puede acomodar a la nueva normalidad, esa es ¡®The Good Fight¡±
La actriz alaba a su personaje, la abogada Diane Lockhart, aunque echa de menos trabajar en el teatro
Resulta frecuente que la decisi¨®n de dedicarse a la interpretaci¨®n vaya acompa?ada de l¨¢grimas. Christine Baranski (B¨²falo, Nueva York, 68 a?os) recuerda casi con verg¨¹enza las que verti¨® su padre. Lo dice tras una carrera como actriz repleta de reconocimientos en la que ha ganado dos premios Tony y un Emmy ¡ªde 15 candidaturas¡ª, adem¨¢s de ser nominada otras dos veces a un Globo de Oro. Esas l¨¢grimas alentaron a esta estadounidense de origen polaco a ser actriz. ¡°Fue en un concierto de m¨²sica y danza polaca al que me llev¨® mi padre. Se emocion¨® tanto que se le ca¨ªan los lagrimones. ?A un tipo tan grandote! Me di cuenta del poder de la interpretaci¨®n y quise ser parte de algo as¨ª. Deb¨ªa de tener ocho a?os. Mi padre muri¨® poco despu¨¦s¡±, recuerda.
Desde su casa en Connecticut, donde est¨¢ pasando la pandemia, Baranski habla con elegancia y claridad, con algo de gravedad tambi¨¦n, pero siempre con una sonrisa porque las cosas hay que saberlas tomar con humor. Esa es la actitud de esta actriz de fama tard¨ªa para el gran p¨²blico, pero ahora imprescindible en la televisi¨®n, medio al que lleg¨® a lo grande ya entrada en los 40. Su trabajo como la abogada Diane Lockhart primero en The Good Wife para convertirse en protagonista en su continuaci¨®n, The Good Fight (Movistar +), la ha convertido en un icono cultural, alguien que traspasa la ficci¨®n que escriben el matrimonio formado por Michelle y Robert King, creadores de ambas series.
¡±Llevo 12 a?os disputando la buena lucha¡±, parafrasea el t¨ªtulo del programa. ¡°Doce a?os interpretando un personaje tan brillante como el de Diane, divertida, inteligente, educada, preparada, con imaginaci¨®n, siempre elegante, incansable, provocadora, con una vida sexual sana, sin frustraciones. Una mujer incre¨ªble de la que adoro el suelo por el que pisa. ?Por qu¨¦ conformarme con menos?¡±, resalta.
Paladea su personaje incluso aunque la haya alejado de los papeles en el teatro. ¡°Fue donde me crie, donde me labr¨¦ una carrera y donde se me va el alma¡±, reconoce esta graduada en el prestigioso conservatorio de arte Juilliard de Nueva York, sin olvidar sus comienzos juveniles en series como La familia Brady o Flipper.
Saborea todav¨ªa m¨¢s su trabajo actual sabe que la presencia de esa abogada en la televisi¨®n es una rara avis. ¡°Son tantas las Diane Lockhart del mundo... Lo que pasa es que nadie escribe de ellas. Feminista y luchadora, sin necesidad de estridencias ni de cabronadas. Y, sobre todo, sin ser v¨ªctima de nadie¡±, defiende. Como sus espectadores, Baranski se deleita con un papel que le ha permitido interpretar a una mujer de edad avanzada ¡°sin caer en el estereotipo de lo que se creen que es una mujer mayor o de cu¨¢les son sus limitaciones¡±.
Es dif¨ªcil hasta para ella saber d¨®nde acaba Christine y d¨®nde empieza Diane. ¡°Me encanta que la hagan re¨ªr. Es mi risa¡±, destaca de su papel, que tambi¨¦n le sirve para canalizar su enfado en la vida real, desfog¨¢ndose de lo que llama ¡°la era trumpista¡±. Pocas series est¨¢n tan pr¨®ximas a la actualidad de un pa¨ªs como The Good Fight con EE UU, algo tambi¨¦n presente en su antecesora. ¡°Desde el principio, sent¨ª como si los King tuvieran una bola de cristal¡±, se r¨ªe de la actualidad de las tramas. Pese a ello, no acertaron el resultado de las ¨²ltimas elecciones presidenciales estadounidenses y los guiones tomaban como punto de partida una victoria de Hillary Clinton frente a Donald Trump. En cualquier caso, supieron incorporar con rapidez desde el principio el triunfo del magnate republicano, convirtiendo a Trump en una presencia que sobrevuela las cuatro temporadas.
La pandemia del coronavirus tambi¨¦n ha afectado a The Good Fight y oblig¨® a cerrar su cuarta temporada con siete cap¨ªtulos, menos de los inicialmente previstos. ¡°Si hay una serie que se puede acomodar a la nueva normalidad, esa es la nuestra¡±, afirma. Y bromea con el lado bueno de trabajar con mascarilla ¡°sin necesidad de pintarse los labios¡±.
Su trabajo es comparado con el de otra gran actriz de Connecticut, Katharine Hepburn, no solo por su calidad sino por su naturalidad. Por ejemplo, cuando se r¨ªe de su trabajo en Mamma Mia!, musical a partir de las canciones de ABBA que define como ¡°un servicio p¨²blico sin una gota de cinismo en una industria demasiado c¨ªnica¡±. O su participaci¨®n en la comedia de situaci¨®n The Big Bang Theory. ¡°No puedo negar que me gusta la comedia. Pero me gusta revolotear por todo¡±, comenta.
Como los musicales, un g¨¦nero que este a?o le llev¨® a cantar en bata, sin maquillaje y con un martini en la mano Ladies Who Lunch con Meryl Streep y Audra McDonald en un especial improvisado por el 90? cumplea?os del compositor y letrista de musicales Stephen Sondheim. Incluso ah¨ª, fue la imagen de la elegancia. ¡°Todo es cuesti¨®n de refinamiento y simplicidad. No busco hacer una entrada espectacular; busco ser quien soy¡±.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.