¡®La isla de las tentaciones 2¡ä: L¨¢grimas, cuernos y viceversa
Si en la primera entrega ya hubo l¨¢grimas, amagos de rupturas, tonteos y miradas asesinas, el salseo est¨¢ asegurado hasta que los aud¨ªmetros digan
Imagina ser una chica despampanante, celosa compulsiva de tu novio, insegura hasta la paranoia, con la autoestima entre el subid¨®n supers¨®nico y la bajona de ultratumba y que, harta de tu propia monta?a rusa, quieres acabar de una vez por todas con tus fantasmas. Ahora, imagina ser el novio mon¨ªn enamorado de tu chica, fastidiado por sus celos pero muy seguro de ella y de ti mismo hasta que ves amenazado tu territorio, y que, a cuenta de comprobar si sois el uno para el otro, quieres pegarte unas semanas de esc¨¢ndalo en una isla caribe?a. O viceversa. Con tan noble objetivo, cinco parejas se enrolan en un concurso consistente en separarse y aguantar el acoso consentido de un pu?ado de bellas y bellos entrenados para seducirlos. ?Qu¨¦ puede salir mal? Pues eso es exactamente lo que est¨¢ esperando el p¨²blico objetivo de La isla de las tentaciones, el reality estrenado anoche en Telecinco. Si en la primera entrega ya hubo l¨¢grimas, amagos de rupturas, tonteos y miradas asesinas, el salseo est¨¢ asegurado hasta que los aud¨ªmetros digan.
?Que no es alta cultura? Claro. Pero no solo de series de culto se alimenta la mujer, ni el hombre, ni viceversa. Precisamente porque el list¨®n est¨¢ baj¨ªsimo resulta dif¨ªcil subirlo. El bombazo de la primera edici¨®n, con el grito de Estefan¨ªaaa y los caretos incr¨¦dulos de M¨®nica Naranjo como santo y se?a, fue el estupefaciente que nos met¨ªamos en vena a mitad de semana algunos que no le hacemos ascos a ese glutamato televisivo antes de que el virus nos confinara en casa y el teletrabajo nos privara incluso del desahogo de comentar las jugadas con los colegas en la cantina del curro. Espectaculares chicos y chicas autosometidos a tremenda presi¨®n emocional comiendo, bebiendo y retozando casi en cueros en parajes de ensue?o. La mezcla justa de morbazo, verg¨¹enza ajena y amor propio ¨Ceso yo nunca lo har¨ªa¨C para tenerte pegado a la tele, o a Twitter, ya sea como culpable placer solitario o comuni¨®n colectiva de almas puras con las neuronas comiditas por las pantallas y necesidad de emociones fuertes en carne ajena.
Otra cosa a¨²n no se sabe, pero las parejas de este a?o acreditan un curr¨ªculo incontestable. ¡°Somos famosos en Elche por haber traicionado a nuestras respectivas parejas¡±, se autopresentaron Cristian y Melodie. ¡°Me llaman la Pen¨¦lope Cruz de Montequinto y soy influencer, porque me compr¨¦ un m¨®vil y tengo 200.000 seguidores en Instagram¡±, jactose Inma, una sevillana morena de rompe y rasga ante la mirada extasiada de su novio, un opositor a guardia civil rubio como la Cruzcampo. Enfrente, sus respectivas tentaciones, dispuestas a poner a prueba tanto amor y tanto alm¨ªbar. Nueve hombres y nueve mujeres de quitar el hipo del propio susto tras acabar con las existencias de ¨¢cido hialur¨®nico, esteroides y tinta china de los gimnasios, centros de belleza y tatuadores de sus respectivas provincias.
Los primeros momentos fueron tensos. Se miraron, se midieron las armas, se compararon lo guapas que son y el tipo que tienen, ellas; y la envergadura de pectorales y la rigidez del tup¨¦, ellos. Todo supereducativo, supernormalizante y superinclusivo, ideal para un p¨²blico de adolescentes de todas las edades que se pasa la vida compar¨¢ndose con el pr¨®jimo en las redes y a la cara mientras los supuestamente adultos les bombardeamos con que la belleza est¨¢ en el interior, que todos los cuerpos son bellos y que quien quiere, puede. Nadie dijo que el programa fuera perfecto.
Lo dicho: si la edici¨®n anterior pasar¨¢ a la historia con el grito de Estefan¨ªaaa del traicionado Cristofer, este, de momento, ha puesto toda la carne de sus concursantes en el asador de las villas como paso previo a pasar por la trituradora de la cadena. Por los v¨ªdeos que circulan, bastante de lo que pod¨ªa salir mal, ha salido. Ha habido restregones, apareamientos, gritos, jadeos y mares de l¨¢grimas adem¨¢s del mar oc¨¦ano. Lo dicho: estupefaciente del duro. Ya se lo dijo Marta, exconcursante de Gran Hermano, a Lisa, una aspirante a bombero de caerte de espaldas, al verla tirarle fichas a su novio: ¡°eres una chihuahua, vete a chihuahuear, que es lo tuyo¡±, en un alarde de sororidad frente al patriarcado. Pues eso, a chihuahear se ha dicho, y nosotros a mirarlo por un agujerito. Y si no, siempre nos quedar¨¢n los vestidazos de Sandra Barneda en la isla y las subidas de cejas de Carlos Sobera ante los sesudos comentarios de los analistas de la casa en el plat¨® de las grandes ocasiones. Menos dan algunas plataformas de pago.
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