Matarile
Solo provoca repulsi¨®n y pasmo, sensaci¨®n de hallarte ante el cutrer¨ªo y macarreo extremos, cuando escuchas las conversaciones del monarca de las cloacas Villarejo
A George Smiley, aquel personaje inolvidable que cre¨® con prosa de altura John le Carr¨¦, poderoso cerebro del espionaje ingl¨¦s, reflexivo, cornudo, enamorado de los poetas rom¨¢nticos alemanes, le pusieron cara y f¨ªsico en el cine y en una serie de televisi¨®n actores eminentes como Alec Guinness, James Mason y Gary Oldman. El mal y el bien, las luces y las sombras, se alternan o conviven en la mejor novela y cine negro. Todo es complejo, magn¨¦tico y perverso en la sordidez de esas cloacas.
Pero dejemos las ficciones para constatar la realidad cercana. Solo provoca repulsi¨®n y pasmo, sensaci¨®n de hallarte ante el cutrer¨ªo y macarreo extremos, un nivel de expresividad y un tono cercanos al esperpento y la caricatura, cuando escuchas las conversaciones del monarca de las cloacas Villarejo, ese se?or que grababa a todos los personajes de la econom¨ªa, la pol¨ªtica, la banca, el periodismo que reclamaban sus servicios. Esa voz, esa utilizaci¨®n soez del lenguaje, ese argot de las tabernas m¨¢s chungas, esa comunicaci¨®n deplorable provocan verg¨¹enza ajena. O sea, qu¨¦ nivel no ya ¨¦tico sino est¨¦tico el de esas conspiraciones.
Sin embargo me deja inquieto y asombrado una convicci¨®n del terrible Villarejo en la entrevista que le hizo este peri¨®dico. Es cuando afirma: ¡°Ya dije que si este fuera un pa¨ªs serio, me hubieran dado matarile¡±. La frase es de una lucidez alarmante. La Alemania que suicid¨® en la c¨¢rcel a dirigentes de la Baader Meinhof, el Putin que env¨ªa impunemente al cementerio a cualquiera que le estorbe, la Thatcher que asegur¨® ¡°yo dispar¨¦¡± en el asesinato de tres miembros del IRA en Gibraltar, le dir¨ªan: ¡°Elemental, querido Villarejo". Qu¨¦ miedo dan los pa¨ªses serios.
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