180 millones de guiris en Galicia

Quiero a Galicia con amor can¨ªbal, ego¨ªsta y t¨®xico. Tambi¨¦n hip¨®crita, pues mi amor es de verano, ni siquiera vivo o he vivido all¨ª (y quiz¨¢ por eso la amo, porque solo me deja ratos buenos y ninguna miseria rutinaria). Cuando Carlos Montero dijo que le hac¨ªa mucha ilusi¨®n rodar una serie que llevar¨ªa los paisajes interiores de su Galicia natal a los 180 millones de espectadores de Netflix, maldije en dialectos gallegos de mi propia invenci¨®n. Me imagin¨¦ a 180 millones de guiris pidiendo raciones de pulpo y me entraron ganas de llorar.

El desorden que dejas es, por desgracia, muy buena. No he le¨ªdo la novela que adapta, del propio Montero, pero la serie tiene todo lo que ha de tener una serie y trata de t¨² a cualquier producci¨®n internacional de ese g¨¦nero de pueblo buc¨®lico pero siniestro que tan bien se les da a los brit¨¢nicos. El paisaje y los escenarios -ese instituto ficticio que tambi¨¦n es real, pues est¨¢ en Celanova y es donde estudi¨® Montero- son espacios vividos por el autor y por buena parte del equipo, y eso poetiza la mirada de una forma imposible de lograr en cualquier paisaje reci¨¦n descubierto. Aunque la trama no sea autobiogr¨¢fica, la verdad que rezuma s¨ª lo es, y con esa argamasa es m¨¢s f¨¢cil que los ladrillos narrativos se asienten fuertes.

Inma Cuesta est¨¢ estupenda incluso cuando se le olvida poner acento gallego, y B¨¢rbara Lennie est¨¢ misteriosa y magn¨¦tica incluso cuando parece que interpreta con misterio y magnetismo. Entre ellas fluye un paisaje retratado con una sutileza y naturalidad pocas veces vista, sin exaltaciones de cartel de Fitur. No s¨¦ si atraer¨¢ a 10 millones de guiris, pero s¨ª s¨¦ que Galicia tiene mucha suerte de contar con retratistas as¨ª, capaces de entenderla sin caer en la postal ni en la mitolog¨ªa.