¡®Rompan todo¡¯: una historia pol¨ªtica del rock en Latinoam¨¦rica
La serie documental de Netflix, coproducida por el m¨²sico Gustavo Santaolalla, repasa 50 a?os de m¨²sica que acompa?¨® los conflictos sociales que marcaron al continente
Le¨®n Gieco cuenta que en 1978, en los primeros a?os de la dictadura militar argentina, fue citado en un despacho de la unidad principal del Ej¨¦rcito en Buenos Aires y un general le apunt¨® con una pistola desde el otro lado del escritorio. El cantante todav¨ªa no hab¨ªa editado Solo le pido a Dios, su mayor himno de protesta, pero el p¨²blico ya lo coreaba cuando cerraba sus conciertos con ¨¦l. El militar mantuvo el pulso y lo amenaz¨®: ¡°La pr¨®xima vez que cante esa canci¨®n le voy a pegar un balazo en la cabeza¡±.
La an¨¦cdota es solo una entre cientos que cuentan los protagonistas de la m¨²sica latinoamericana de los ¨²ltimos 50 a?os en Rompan Todo, una serie documental de seis partes producida por Netflix que se estrena este mi¨¦rcoles. El relato, en las voces de Alex Lora, Charly Garc¨ªa, Fito P¨¢ez, Rub¨¦n Albarr¨¢n, Julieta Venegas, Andrea Echeverri y hasta un p¨®stumo Gustavo Cerati, cuenta la historia de un continente convulso que siempre encontr¨® una v¨¢lvula de escape en la m¨²sica. La serie, dirigida por Picky Talarico, sigue esta consigna a lo largo de seis episodios y casi 100 entrevistas a m¨²sicos de todo el continente, que describen desde la inocencia de los j¨®venes mexicanos de los cincuenta que traduc¨ªan las canciones de Elvis para salir en televisi¨®n hasta la globalizaci¨®n de la cumbia caribe?a de la mano de la electr¨®nica en la primera d¨¦cada de este siglo.
¡°La m¨²sica se nutre del contexto; y el contexto social, pol¨ªtico y cultural de Latinoam¨¦rica siempre fue riqu¨ªsimo¡±, dice en entrevista con EL PA?S Gustavo Santaolalla, productor ejecutivo del documental, m¨²sico y compositor ganador dos premios Oscar, un Globo de Oro y m¨¢s de 14 Grammy entre un centenar de discos producidos para m¨²sicos de todo el continente.
Tras su encuentro con el general, Gieco se fue al exilio. Lo mismo hicieron otros como Charly Garc¨ªa, Litto Nebbia, Luis Alberto Spinetta y el mismo Santaolalla. La mayor¨ªa de ellos volvi¨® entrados los ochenta, cuando el Gobierno militar incurr¨ªa en el ¨²ltimo de sus delirios: la guerra de las Malvinas. Era abril de 1982. La Junta Militar que gobernaba el pa¨ªs hab¨ªa ordenado la invasi¨®n de las islas australes que Argentina reclamaba como propias y que permanec¨ªan bajo administraci¨®n brit¨¢nica. El ej¨¦rcito ingl¨¦s retom¨® el control de las Malvinas en menos de 75 d¨ªas mientras el Gobierno del general Leopoldo Galtieri le dec¨ªa a los argentinos que la victoria era inminente. La fuerte propaganda nacionalista del r¨¦gimen militar lleg¨® al extremo de prohibir la m¨²sica en ingl¨¦s en las estaciones de radio de Argentina y, mientras el ¨²ltimo manotazo de ahogado del r¨¦gimen militar se ensa?aba contra los Beatles y The Police, los m¨²sicos proscritos a?os antes volv¨ªan a sonar con la venia de quienes los hab¨ªan obligado a escapar.
La prohibici¨®n del r¨¦gimen de Galtieri no provoc¨® ¨Ca pesar de las teor¨ªas que priman hasta hoy¨C un renacer del rocanrol en el pa¨ªs. Para ese entonces Charly Garc¨ªa ya hab¨ªa producido lo mejor de Ser¨² Gir¨¢n ¨Cla superbanda que form¨® refugiado en Brasil tras la disoluci¨®n de Sui Generis¨C y hab¨ªa pasado casi una d¨¦cada desde la publicaci¨®n de Artaud, el mejor disco de la carrera de Spinetta. Pero mientras la m¨²sica de los setenta se consolidaba como industria al volver a sonar en la radio, en las discotecas del conurbano de Buenos Aires la juventud empezaba a girar hacia otra cosa. Nac¨ªa el punk de Los Violadores, la new-wave encarnada en Virus y el inclasificable reggae-funk de Sumo ¨Cir¨®nicamente liderados por Luca Prodan, un inmigrante escoc¨¦s¨C que fueron fundamentales para lo que vendr¨ªa despu¨¦s. Entre los fan¨¢ticos que peregrinaban a las discotecas a las afueras de la capital para escuchar a Prodan nunca faltaban tres adolescentes que ya modelaban alt¨ªsimas permanentes y que con el advenimiento de la democracia debutar¨ªan en televisi¨®n con el estramb¨®tico nombre de Soda Stereo.
La historia reciente de Latinoam¨¦rica no puede contarse sin la m¨²sica que le puso letra a la inconformidad de sus movimientos sociales. Mucho menos sin las repuestas del under que surgieron cuando lo que naci¨® como rock contestatario empez¨® a llenar estadios. ¡°Estas bandas nacen a finales de los setenta, cuando el rock se estaba volviendo aburrido. Ese es un ejemplo muy concreto de la transformaci¨®n de la m¨²sica en un momento de transici¨®n¡±, dice Nicol¨¢s Entel, coproductor y guionista de la serie.
¡°El rock atraviesa per¨ªodos de hibernaci¨®n para renacer. Como ahora, que parece que est¨¢ en cuarentena como el resto del mundo¡±, ahonda Santaolalla. ¡°Cuando yo llegu¨¦ a Estados Unidos [el destino de su exilio a finales de los setenta], las bandas top eran Styx, Kansas, Boston, unas bandas horribles que vend¨ªan un mont¨®n de discos. Pero al mismo tiempo se estaba desarrollando The Clash, ven¨ªa el punk y el new-wave para renovar todo. Despu¨¦s vino MTV y se comi¨® esos g¨¦neros, pero de repente naci¨® el grunge¡ entonces digo: estamos en un momento de transici¨®n, uno m¨¢s entre muchos¡±.
A Santaolalla (Buenos Aires, 1951), que le toc¨® vivir gran parte de estas historias, le llaman el rey Midas del rock latinoamericano. Todo lo que toca lo convierte en oro. A lo largo de su carrera ha sido uno de los protagonistas esenciales de todas las vidas de la m¨²sica popular del continente. Empez¨® fundando Arco Iris, una de las bandas que se subieron a la ola del movimiento hippie mezclando psicodelia y ritmos andinos. Trabaj¨® en el disco que coron¨® a Le¨®n Gieco como el trovador de la ¨¦poca de la represi¨®n militar, produjo a Los Prisioneros cuando eran la voz del Chile que estaba harto de Pinochet, y descubri¨® a Caf¨¦ Tacvba en un M¨¦xico que volte¨® a escuchar sus ritmos mestizos cuando la prosperidad no rimaba con el respeto a los pueblos ind¨ªgenas.
En menos de seis horas, ¡®Rompan Todo¡¯ recoge el testimonio de todos los protagonistas de estas historias para armar una l¨ªnea de tiempo que recorre desde el punk colombiano que sonaba en los ochenta mientras Pablo Escobar aterrorizaba Bogot¨¢ con coches bomba hasta el blues que se cantaba en Uruguay cuando el nuevo siglo tra¨ªa la crisis econ¨®mica. Por lo menos hasta entrado este siglo. Rompan Todo deja la p¨¢gina en blanco a partir de 2010. ¡°Lo m¨¢s dif¨ªcil de contar cincuenta a?os de historia es tener perspectiva sobre los ¨²ltimos diez¡±, dice Talarico, uno de los grandes nombres de la direcci¨®n de videos musicales desde la irrupci¨®n de MTV en Latinoam¨¦rica.
La irrupci¨®n del trap
Mientras el continente vive otro a?o marcado por el descontento, la estrella del trap, Bad Bunny, publica tres discos y se convierte en el artista hispanoamericano m¨¢s escuchando desde que hay registro.
¡°Ah¨ª tambi¨¦n hay rock¡±, asegura Santaolalla. ¡°El futuro est¨¢ en la capacidad de la reinvenci¨®n, que ocurre siempre. Siempre llega un momento en el que el g¨¦nero cae. Entonces llegan los que dicen que el rock ha muerto. Eso de que el rock ha muerto lo vengo escuchando¡ ?sab¨¦s hace cu¨¢nto tiempo? En cincuenta a?os, un mont¨®n de veces. Pero lo hermoso del rock es que aunque sepas solo dos tonos pod¨¦s hacer una canci¨®n igual. Es una actitud de vida¡±, sentencia.
¡°No tomamos el rock en su forma, sino en su concepto¡±, dice en los primeros segundos del documental Rub¨¦n Albarr¨¢n, cantante de Caf¨¦ Tacvba, que describe la construcci¨®n del g¨¦nero en l¨ªnea con Santaolalla: una cultura global de los j¨®venes, con expresiones propias en cada pa¨ªs. Si el rock latinoamericano bebi¨® del folclore, de la cumbia, y hasta del hip-hop, ?por qu¨¦ no podr¨ªa hacerlo del reguet¨®n?. ¡°Los chicos del trap est¨¢n volviendo a lo que ten¨ªamos cuando comenz¨® todo: ¨¦ramos j¨®venes hablando a los j¨®venes¡±, resume Santaolalla y cierra: ¡°El rock hab¨ªa entrado en una especie de gerontocracia. Celebro que estemos saliendo de eso¡±. Quien desconf¨ªe puede quedarse con la visi¨®n de Andr¨¦s Calamaro que, ante la misma pregunta, en un episodio del documental, sentencia: ¡°El rock no va a morir nunca. Todos los d¨ªas un ni?o descubre a Los Ramones y quiere sonar como ellos¡±.
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