Negritud
¡®Small Axe: El Mangrove¡¯ est¨¢ contada de forma mediocre, es cine de mensaje en el que est¨¢ ausente la complejidad
Reconozco la osad¨ªa y la seguridad en s¨ª mismo de dirigir pel¨ªculas llam¨¢ndote Steve McQueen, poseer el mismo nombre que aquel actor legendario y apoteosis del macho atractivo. Este McQueen es ingl¨¦s y su piel negra. Realiz¨® Shame, un relato poderoso, sombr¨ªo y desolador sobre la soledad urbana, protagonizada por un ser autodestructivo, incapaz de afrontar relaciones de amor, enganchado a la pornograf¨ªa en Internet y al sexo con putas y chaperos, m¨¢s solito que la una. Shame aguanta muchas visiones sin que su calidad se resienta. No ocurre lo mismo con la posterior 12 a?os de esclavitud, efectista y facilona. Hablaba de la barbarie de la esclavitud, pero abusaba de lo expl¨ªcito, de las torturas, del sufrimiento hasta extremos obscenos. No dudo de la militancia y la conciencia social de su autor, pero s¨ª de su talento expresivo.
McQueen ha rodado cinco pel¨ªculas para la BBC, que tratan del racismo en Inglaterra. Veo la primera de la serie, exhibida en Movistar y se me quitan las ganas de interesarme por el resto. Se titula Small Axe: El Mangrove. Situada en el barrio de Notting Hill a principios de los a?os setenta, describe el acorralamiento que padecen los negros antillanos, que utilizan como s¨ªmbolo de su comunidad un restaurante peculiar. Tambi¨¦n el juicio al que son sometidos despu¨¦s de una manifestaci¨®n reclamando sus derechos y en la que protestaban del trato discriminatorio y brutal que les aplicaba la muy racista polic¨ªa. Imagino que el argumento es real, que los maderos pod¨ªan ser malvados y mentirosos, solidarios y encantadores los negros, veraz la opresi¨®n a la que eran sometidos. El problema es que est¨¢ contado de forma mediocre, con situaciones, di¨¢logos e int¨¦rpretes nada memorables, cine de mensaje en el que est¨¢ ausente la complejidad. Asisto a ¨¦l en plan t¨¦mpano, ante una trama desprovista de emoci¨®n aunque la pretenda, siempre previsible, cargante a ratos, que no proporciona ni fr¨ªo ni calor.
Para no acabar el d¨ªa de madera tan desalentadora, recurro a una obra maestra que tambi¨¦n se desarrolla en un tribunal. Se titula Anatom¨ªa de un asesinato. La interpretan James Stewart y Lee Remick. La dirige Otto Preminger. La m¨²sica es de Duke Ellington. O sea, palabras mayores. En ella un brillante abogado logra que su culpable cliente sea absuelto por el jurado; y se larga sin pagarle. No es cine de buenas intenciones. Es simplemente gran cine.
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