I?aki

Hay compa?¨ªas fijas y memorables que provocar¨¢n intolerable mono si debido a su cansancio, su necesidad o su capricho deciden jubilarse. Mi placer y mi gratitud son ilimitados y ancestrales ante los libros de Savater, las canciones de Sabina, las vi?etas de El Roto, los art¨ªculos de Javier Mar¨ªas, la voz de I?aki Gabilondo. Y duele saber que el ¨²ltimo ha lanzado la toalla, que no voy a escuchar m¨¢s (o a cuentagotas) a alguien que simboliza la lucidez, la autoridad moral, la explicaci¨®n entendible de los asuntos m¨¢s complejos, la seducci¨®n oral, la permanente curiosidad por las personas y el estado de las cosas.

Tuve el honor de que hace tres d¨¦cadas me pidiera colaborar en su programa Hoy por hoy. Hablaba con efecto hipn¨®tico y tambi¨¦n te sent¨ªas escuchado por ¨¦l. No recuerdo que hubiera demasiados papeles en su mesa, algo milagroso en un extenuante programa diario que duraba seis horas y media. Todo estaba en su cabeza. Sab¨ªa mucho de muchas cosas y no se cansaba de aprender. Aparec¨ª en la radio sin conocer la magnitud de la tragedia aquel maldito 11-M. Y era prodigioso observar el trabajo de I?aki en la jornada m¨¢s salvaje y lacerante que ha padecido Madrid.

Quiero pensar que somos multitud de oyentes, de cualquier condici¨®n social y cultural, los que nos vamos a sentir hu¨¦rfanos sin los comentarios, el tono, los an¨¢lisis, la narrativa, las dudas, los interrogantes de este indiscutible monarca de la mejor comunicaci¨®n. Declara que se larga por razones de hartazgo. Que la polarizaci¨®n (t¨¦rmino que expresa una realidad, pero usado hasta la n¨¢usea en el mundo de la pol¨ªtica y del periodismo) y lo que esta entra?a le ha superado. Y nos vamos a sentir m¨¢s solos. Gracias por todo, I?aki, tu presencia y tu labor est¨¢n m¨¢s all¨¢ del elogio.