Brasil le debe m¨¢s a Pel¨¦, que Pel¨¦ a Brasil

La dictadura militar (1964-1985) utiliz¨® y abus¨® pol¨ªticamente de la figura de Pel¨¦ y de la selecci¨®n brasile?a. En el momento m¨¢s duro del terror, la tortura y las muertes en los s¨®tanos, el presidente Em¨ªlio Garrastazu M¨¦dici recibi¨® al equipo tricampe¨®n del Mundial de M¨¦xico 1970, para una fiesta patri¨®tica en el Palacio del Planalto.

Los directores brit¨¢nicos David Tryhorn y Ben Nicholas, en la pel¨ªcula Pel¨¦ (Netflix), se esforzaron para que Edson Arantes do Nascimento, medio siglo despu¨¦s, hiciera una revisi¨®n sobre la ¨¦poca. Sin ¨¦xito. ¡°Sab¨ªamos muchas cosas que pasaban en el pa¨ªs. Otros las desconoc¨ªamos¡±, responde. ¡°Nunca me han obligado a nada¡±.

Incluso arriesg¨¢ndose a tener desafortunadas corazonadas sobre la pol¨ªtica a lo largo de su carrera (¡°El pueblo brasile?o no est¨¢ preparado para votar¡±), el ciudadano del mundo Edson Arantes do Nascimento se mantiene en la defensiva en el documental. Pel¨¦ dice lo mismo que casi el 100% de los futbolistas del pa¨ªs: no mezclo f¨²tbol y pol¨ªtica. No hay nada inusual en eso. Veamos la selecci¨®n nacional de hoy, el fen¨®meno se repite. Los rebeldes como Afonsinho y el doctor S¨®crates son raros desde que este deporte de masas se impuso en los tr¨®picos.

En el mismo sentido, los periodistas Juca Kfouri, Jos¨¦ Trajano y Paulo C¨¦sar Vasconcelos dan una clase en la pel¨ªcula. Son personas competentes para explicar a Pel¨¦ en la historia. Es querer demasiado que el atleta del siglo, un genio al nivel del escritor brasile?o Machado de Assis, siga ejerciendo con maestr¨ªa el arte de la pol¨ªtica.

Gilberto Gil, cantante y compositor brasile?o, otro personaje, dice: ¡°Pel¨¦ es una estrella brillante que resplandece en el cielo negro de la vida brasile?a¡±. La diputada Benedita da Silva (Partido Trabajador de Rio de Janeiro) repite: ¡°Es la imagen m¨¢s prometedora de un chico negro y pobre¡±.

La estrella Paulo Cezar Caju, compa?ero del equipo brasilero que gan¨® tres veces el Mundial, llega con un contrapunto necesario para cualquier buen documental. ¡°Pel¨¦ retoma la posici¨®n de ¡®s¨ª, se?or¡¯¡±, dice sobre temas esenciales como la lucha contra el racismo y la relaci¨®n con la dictadura. PC nunca dej¨® de cobrarle, a su propio amigo de equipo, por su comportamiento. El toque de atenci¨®n del antiguo extremo izquierdo del Botafogo es importante, la palabra de un jugador negro y comprometido que siempre se enfrent¨® a los pol¨ªticos, a los directivos del club y a su propia afici¨®n con conciencia de clase y orgullo.

La firmeza cr¨ªtica del compa?ero de equipo es necesaria y democr¨¢tica. Creo, sin embargo, que el marcaje que se hace en Brasil a Edson Arantes do Nascimento, en muchos momentos, es el de unos despiadados defensores ideol¨®gicos. Brasil le da duro a qui¨¦n pr¨¢cticamente ha inventado la idea de pa¨ªs en tierras extranjeras, como lo muestran los directores en la cinta de Netflix.

Pel¨¦ no jug¨® el Mundial de 1970 para ayudar a la dictadura, aunque los generales le robaron el alma en maquiav¨¦licos destellos de propaganda. El hombre del f¨²tbol lleg¨® a M¨¦xico bajo todas las sospechas (incluso metaf¨ªsicas) de que no ser¨ªa ¨¦l mismo, de que no tendr¨ªa la misma fuerza, hab¨ªa llegado a la decadencia.

El n¨²mero 10 del equipo del Santos jug¨® ese Mundial para demostrar que, efectivamente, era el mejor jugador de la historia. ¡°No estoy muerto, no estoy muerto, no estoy muerto¡±, bramaba en el vestuario del estadio Azteca, en la narraci¨®n conmovedora, emotiva de Rivelino.

Siempre que los activistas de Brasil y del mundo buscaron una voz militante en el genio del bal¨®n, fue en vano. Pel¨¦ apenas dijo ¡°Amor, amor, amor¡±, como en su discurso en la despedida del Cosmos, en 1977, cuando hizo su ceremonia de despedida del f¨²tbol.

Lo revolucionario de Edson es haber sido Pel¨¦ en vida. Y eso no es poca cosa.

Xico S¨¢, escritor y periodista, es uno de los autores del libro ¡°Pel¨¦ 70¡± (editorial Realejo).