¡®Song Exploder¡¯: el forense de la m¨²sica del siglo XXI
El ¡®podcast¡¯ y programa de Netflix explica con detalle y alejado del morbo el origen de canciones
Uno de los aspectos m¨¢s fascinantes de Miss Americana, el documental sobre Taylor Swift estrenado en enero del pasado a?o, fue observar el proceso de composici¨®n de la artista. Aunque el documental parec¨ªa tener como prioridad mostrarnos el dram¨¢tico momento en el que la de Pensilvania tomaba el control de su carrera y sal¨ªa del armario pol¨ªtico aun a riesgo de enfadar a algunos de sus fans, lo cierto es que los momentos verdaderamente reveladores, por ¨ªntimos y para nada coreografiados, eran los que la presentaban en un estudio, sola con su productor, componiendo con un boli, un iPhone y un kebab. Algo parecido sucede en The World¡¯s a Little Blurry, el documental que sigue el proceso de crecimiento de Billie Eilish. Verla en su habitaci¨®n garabateando cosas y tarareando melod¨ªas junto a su hermano est¨¢ a la altura, o incluso por encima, de observarla no reconocer a Orlando Bloom y luego declarar que cre¨ªa que era alguien que ven¨ªa de parte de Katy Perry. Mientras estos documentales se estrenaban, Hrishikesh Hirway, un m¨²sico y compositor estadounidense, ya era una estrella del mundo del podcast gracias a Song Exploder, una serie de audio en l¨ªnea en la que analizaba el proceso compositivo de algunas de las m¨¢s brillantes canciones del siglo XXI. Ese programa se ha convertido ahora en una serie para Netflix que ya va por su segunda temporada, en la que Hirway se cita con los artistas para que le cuenten c¨®mo hacen lo que hacen. Un poco como el Gabriel Byrne de la serie En terapia y otro poco de Jaime Altozano, el youtuber (creador de v¨ªdeos que luego sube a la plataforma YouTube) que lleva la m¨²sica al terreno casi cient¨ªfico ¨Cnos ha gustado tanto esto de la ciencia que ya creemos que nos va a servir para lo que sea¨C, el estadounidense exhibe una curiosidad que roza lo obsesivo.
El primer volumen del Song Exploder en Netflix se estren¨® en septiembre de 2020 y conten¨ªa cuatro episodios dedicados a Alicia Keys (3 Hour Drive), Lin-Manuel Miranda (Wait For It, del musical Hamilton), R.E.M. (Losing my Religi¨®n) y Ty Dolla $ign (LA). Especialmente atractivos eran los episodios de Keys y R.E.M. En el primero ve¨ªamos c¨®mo Sampha, inicialmente compositor marginal del tema, iba ganando protagonismo en el proceso. Y en el caso de R.E.M., Hirway lograba, a pesar de entrevistar a los miembros de la banda por separado, establecer un di¨¢logo entre ellos y revelar m¨¢s sobre las din¨¢micas internas del grupo de lo que contaba todo lo escrito sobre ellos hasta la fecha. Ty Dolla $ign, el pobre, era sometido a una sesi¨®n de psicoan¨¢lisis tan bestia que daban ganas de abrazarlo. Casi terminaba pidiendo perd¨®n por no tener respuesta a muchas preguntas de Hirway, un tipo cuyo inter¨¦s por todo esto es tan grande que descoloca incluso a los compositores. ?Esto he escrito yo?
La segunda temporada est¨¢ compuesta por otros cuatro episodios y fue estrenada en diciembre del a?o pasado. Esta vez es el turno de Dua Lipa (Love Again), The Killers (When We Are Young), Nine Inch Nails (Hurt) y Natalia Lafourcade (Hasta la ra¨ªz). A Trent Reznor (de Nine Inch Nails) es a quien, seg¨²n se confiesa en el episodio, debemos que Song Exploder pasara de podcast a serie de Netflix ¨Cun tema de la banda fue analizado por Hirway a?os atr¨¢s¨C, pero son The Killers quienes ofrecen el episodio m¨¢s memorable, tratando de reubicar el significado de su cl¨¢sico, demasiadas veces asociado a la capacidad de destrucci¨®n neuronal que uno posee en su juventud, cuando en realidad trata de algo mucho menos interesante. Dua Lipa confiesa haberse conocido escribiendo ese tema y en ese momento la serie se tambalea agitada por el inmenso peso de la obviedad.
Song Exploder es la certificaci¨®n de que cada vez queda menos misterio en el universo de la m¨²sica. Un caso como el de Milli Vanilli es imposible hoy. No solo porque ser¨ªa imposible pasar tanto tiempo escondiendo que esas personas no son realmente las que cantan las canciones, sino porque ya no vale la pena siquiera tratar de esconderlo, porque lo que demanda el p¨²blico es saber que no cantan y celebrarlos por eso. Y luego, que se haga un documental sobre c¨®mo se decidi¨® montar esa mascarada y echarse unas risas posmodernas, que hay que ver lo que cunden en redes. Esta pasi¨®n por saber c¨®mo se hacen las canciones es, en cierto modo, la consecuencia inevitable de un proceso que, desde que se empez¨® a explicar sin verg¨¹enza e incluso con algo de orgullo c¨®mo se organizaban las selecciones de los miembros de las boy bands (grupos musicales formados por varios chicos), ha ido destripando uno a uno todos los secretos de una industria que, como los gobiernos, ya no sabe qu¨¦ hacer para caer bien.
El programa es otro producto cuya existencia se basa en explicarnos paso a paso y con todo lujo de detalles c¨®mo sali¨® el conejo de la chistera. Lo que lo eleva varios pelda?os por encima de otros proyectos de similar idiosincrasia es que lo que muestra es realmente interesante, no solo morboso. Y adem¨¢s, en una ¨¦poca en la que si no eres popular no eres importante, logra esquivar la estulticia de lo obscenamente masivo para entregarse a una selecci¨®n de temas y artistas que realmente tienen algo que contar. El primer episodio del podcast, all¨¢ por 2014, estaba destinado a un tema de The Postal Service titulado The District Sleeps Alone Tonight. Estaba tan bien hecho que era igual que supieras o no de la existencia de aquella canci¨®n publicada en 2003 e incluida en el primer largo del proyecto formado por Ben Gibbard (vocalista de Death Cab For Cutie) y Jimmy Tamborello. Entonces, fue celebrado por haberse compuesto en remoto, con cada artista en su casa, intercambiando archivos y dem¨¢s. Hoy eso es la norma. Pero qu¨¦ es la historia sino la forma de ense?arnos las cosas antes de que fueran la norma.
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