Contra los clich¨¦s de la radio
Casi todo en ¡®Reyes de la noche¡¯ est¨¢ encriptado, como se avisa al principio de cada episodio, en uno de esos avisos legales de todo-es-ficci¨®n que ponen en alerta sobre lo contrario
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Dice un viejo clich¨¦ que la iron¨ªa no se capta por la radio, pues al oyente le falta el gesto para interpretar el doble sentido. Si fuera cierto, tampoco ser¨ªa posible ironizar en un texto y nadie habr¨ªa contratado al humorista Eugenio, que no se re¨ªa y escond¨ªa sus ojos tras unas gafas oscuras. Tal vez se diga eso de la radio porque ha estado nimbada, casi desde su nacimiento, por cierta cursiler¨ªa afectada.
Las pelis que ha inspirado transpiran soledad y tabaco, centr¨¢ndose en el intimismo de la voz o en la nostalgia de los a?os felices, como hicieron Woody Allen o Robert Altman. Hasta cuando la radio sirve de escenario para un thriller, se recurre a la figura del locutor solitario y atormentado. En la tele es inolvidable ese Chris por la Ma?ana, de la emisora K-OSO en Cicely (Doctor en Alaska). El estereotipo es tan fuerte que incluso cuando se han hecho comedias vitri¨®licas (Frasier), el radiofonista es una voz que consuela y acompa?a.
Por eso se agradece tant¨ªsimo que Reyes de la noche (Movistar+) rompa esta inercia y nos ense?e que no solo es posible la iron¨ªa en la radio, sino la maldad, el griter¨ªo, la traici¨®n, lo miserable y lo tramposo. Es una serie soberbia inspirada en la guerra nada fr¨ªa de hace 30 a?os entre Jos¨¦ Mar¨ªa Garc¨ªa y Jos¨¦ Ram¨®n de la Morena por el trono nocturno. Casi todo en ella est¨¢ encriptado, como se avisa al principio de cada episodio, en uno de esos avisos legales ¡°de todo-es-ficci¨®n¡± que ponen en alerta sobre lo contrario. Todo lleva seud¨®nimo salvo Jes¨²s Gil, que aparece descacharrante, encarnado por Manuel Gancedo. El personaje de Javier Guti¨¦rrez (que es y no es Jos¨¦ Mar¨ªa Garc¨ªa: es decir, lo es) se refiere a ¨¦l como ¡°orangut¨¢n deque¨ªsta¡±, tal vez sin iron¨ªa, pero con kilos de retranca.
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