Retorno
Es obsceno ver a los invulnerables dando la matraca todo el rato con el padecimiento de los d¨¦biles. Se supone que son periodistas, aunque parecen actrices y actores de cart¨®n
Una viejecita con la que comparto banco p¨²blico le comenta a una amiga que entre el calor salvaje y lo mala que es la televisi¨®n en verano no hay forma de matar el tiempo. Imagino que ella est¨¢ convencida de que en oto?o, invierno y primavera la televisi¨®n le regala sensaciones divertidas y estimulantes. Bendita sea su certidumbre. A m¨ª me resulta insoportable en cualquier ¨¦poca del a?o. Pero no debo de ser el ¨²nico. Hay mogoll¨®n de gente que sin un ¨¢pice de melancol¨ªa est¨¢n prescindiendo de ese mueble presuntamente comunicativo. Lo compruebo en las diversas casas que visito durante agosto. Si quieren enterarse de las noticias relevantes del mundo o del estado del tiempo, lo hacen a trav¨¦s del tel¨¦fono m¨®vil. Pero la televisi¨®n, esa cosita vacua, cursi, hist¨¦rica, repetitiva, especializada en pornograf¨ªa sentimental, hep¨¢tica y pol¨ªtica, permanece apagada. Son personas normales en el mejor sentido del t¨¦rmino. La tele tendr¨¢ una problem¨¢tica muy grave cuando la palmemos los ancianitos.
En el regreso a mi casa, retorno con ella al aburrimiento y el bochorno. Presentadoras oportunistamente feministas parlotean interminablemente con sus humanistas invitados de todos los males o las gilipolleces del mundo. Confiesan cada dos minutos sentirse abrumadas e insomnes ante la desgracia de los m¨¢s vulnerables, el precio de la luz (qu¨¦ graciosa esa ministra y su einsteniano descubrimiento de que las el¨¦ctricas no tienen empat¨ªa social), del horror que padecen los afganos buenos, en fin¡
Es obsceno ver a los invulnerables dando la matraca todo el rato con el padecimiento de los d¨¦biles. Se supone que son periodistas, aunque parecen actrices y actores de cart¨®n, sobreactuados, recitando guiones tan mediocres como previsibles. Y anhelando que todos los d¨ªas se produzcan cr¨ªmenes, palizas, acuchillamientos, violencia de g¨¦nero, desastres. Su negocio se alimenta de ello. Al parecer, el morbo se cotiza muy alto.
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