Al¨® Presentador
Pablo Motos quiere ser periodista serio, de esos que dan charlas en la universidad. A lo mejor cuela
La frase ¡°?Cu¨¢l es mi c¨¢mara?¡± es el equivalente televisivo a ¡°Siga a ese coche¡±. Lo hemos visto muchas veces, tantas que es un t¨®pico, pero es dif¨ªcil desgranar en d¨®nde exactamente lo hemos escuchado. Con ¡°Siga a ese coche¡± es dif¨ªcil no pensar en el Mambo taxi de Mujeres al borde de un ataque de nervios. Inolvidable Guillermo Montesinos ofreciendo servicios complementarios a la persecuci¨®n.
En ¡°?Cu¨¢l es mi c¨¢mara?¡± pienso en presentadores (casi todos en La Sexta, la verdad) cogiendo aire al poner cara de intensidad antes de soltar sus discursos populistas pensados para el aplauso que, al contrario de lo que ellos creen, son m¨¢s complacientes que valientes. El J¡¯accuse de la televisi¨®n en Espa?a a¨²n no ha llegado. Lo m¨¢s parecido que escuch¨¦ pas¨® sin pena ni gloria en Radio Madrid, en la franja de ma?ana, cuando se entrevist¨® a Natalia ?lvarez Sim¨® (al ser nombrada directora del Conde Duque tras el despido fulminante de Miguel Oyarzun e Isla Aguilar, quienes firmaron contra el cese previo de la propia Natalia en los Teatros de Canal)¡ all¨ª no hubo complacencia alguna. Pero es teatro y es radio. Nada que ver con el espect¨¢culo.
Tras la estela de Fernando S¨¢nchez Drag¨®, Hermann Tersch, Risto Mejide, Andreu Buenafuente o Pedro Ruiz, Pablo Motos quiere ser periodista serio, de esos que dan charlas en la universidad. A lo mejor cuela, qu¨¦ se yo. Si Ana Rosa puede, por qu¨¦ va ¨¦l a irse sin el aplauso. Aqu¨ª y siempre, el que se merece el aplauso es el guionista, porque donde hay un presentador con expresi¨®n de profeta hay tambi¨¦n un pobre guionista que ha hecho cuatro, siete, diez cambios para que el eg¨®latra de turno haga ver que es el m¨¢s valiente, el l¨ªder. Pero sin pasarse, no vaya a ofender a quien no debe. Y eso es perdonable. Son perdonables la mediocridad, la mentalidad ramplona, la obviedad, el populismo. Pero una cosa no se les puede perdonar: que pretendan que les tomemos en serio. No se pasen, caray. No se pasen.
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