La suerte no es ingrediente para Ferran Adri¨¤
El documental de Movistar+ ¡®Las huellas de elBulli¡¯ desvela el genio revolucionario y no siempre comprendido del cocinero
Ferran Adri¨¤ no cree en la suerte. Su hermano Albert, s¨ª. Hasta casi le convence. Cuando le dice que ha podido hacer toda la vida lo que le ha dado la gana, a punto est¨¢ de desarmarle y de que admita que algo de potra ha tenido. Pero no. ¡°Es un buen argumento el suyo, lo reconozco. Ahora, ?tuvimos suerte nosotros con elBulli? No, nada de eso. Fue trabajo, nos esforzamos mucho m¨¢s que el resto¡±, comenta el cocinero.
Lo reconoce en una conversaci¨®n telef¨®nica una vez visto Las huellas de elBulli, el documental que hoy jueves ha estrenado Movistar+. Lo hace sereno y contento con el resultado de un programa que trata de acercar, como un aperitivo, como un entrante de esos que en su restaurante se degustaban con las manos, lo que all¨ª aconteci¨®: historia de la cocina mundial. La revoluci¨®n culinaria que ha guiado a ingentes toneladas de talento y ap¨®stoles de la gastronom¨ªa de vanguardia en lo que llevamos de siglo XXI por todo el mundo.
Tuvo principio y fin. Un comienzo guiado por el riesgo y la incertidumbre. Y luego un cierre extra?o, el 31 de julio de 2011. Incomprensible para quienes solo miden la vida en t¨¦rminos de ¨¦xitos. L¨®gico y consecuente para una mente creativa como la de Adri¨¤, que codifica su esencia en dimensiones simult¨¢neas: cuando habla, piensa, imagina y crea al tiempo. Es una fascinante trituradora parlante de ideas. Dif¨ªcil de seguir. Apasionante de observar aunque, a veces, te sientas al borde de una refrescante locura.
Pero los a?os posteriores le han proporcionado una intensa serenidad. Una sabidur¨ªa condensada en la mirada que capta este documental mientras observa el paisaje de Cala Montjoi, en Roses, junto a Isabel P¨¦rez, su esposa, cuando desayunan. Siempre que no le d¨¦ por reflexionar sobre el nombre de las cosas o desmenuzar el misterio de la espuma que contiene un zumo de naranja... ¡°Con Ferran no te aburres¡±, dice ella.
¡°Nadie ha sabido explicarme cu¨¢l es la relaci¨®n entre creaci¨®n y conocimiento. Por m¨¢s que lo preguntaba, nadie me daba una respuesta satisfactoria¡±Ferran Adri¨¤
De la acci¨®n, de la catarsis, de la vor¨¢gine, Adri¨¤ ha pasado a la reflexi¨®n. ¡°Nadie ha sabido explicarme cu¨¢l es la relaci¨®n entre creaci¨®n y conocimiento. Por m¨¢s que lo preguntaba, nadie me daba una respuesta satisfactoria¡±. Dice haberla encontrado con un m¨¦todo propio. Lo ha llamado Sapiens. Un conglomerado que ordena la experiencia y el saber de lo que en aquel lugar lograron ¨¦l y Juli Soler liderando un equipo del que salieron 2.500 profesionales. ¡°Los bullinianos¡±, les llama ¨¦l. Ellos dos fueron los primeros. Soler, fundamental: ¡°Supo no ponerme una pistola en la cabeza con lo del dinero. Hay que entender que los primeros 14 a?os dimos p¨¦rdidas¡±.
Ah¨ª es donde la palabra suerte pierde su significado para convertirse en otra: riesgo. Que un negocio basado en estar abierto seis meses al a?o y solo para cenar se convierta en el mejor restaurante del mundo no tiene que ver con la fortuna. M¨¢s bien con el desaf¨ªo a la misma. Con algo temerario. Lo m¨¢s l¨®gico es que te hundas. Volar es cuesti¨®n de esfuerzo, creatividad, f¨¦rrea disciplina y mucha fantas¨ªa. Nada de suerte, qu¨¦ va¡ Tiene raz¨®n Ferran Adri¨¤.
Para hacerse idea en cierta medida de lo que persegu¨ªan, basta centrarse en su relaci¨®n con la Gu¨ªa Michelin. Si para buena parte de los cocineros, lograr la tercera estrella es un fin, para Adri¨¤ eso constitu¨ªa solo el principio. Y en ambos casos se guio por la incertidumbre. Nada de suerte. Incertidumbre. ¡°No lo supimos al comenzar y no ten¨ªamos ni idea de hacia d¨®nde ¨ªbamos una vez conseguida. Pero existe un antes y un despu¨¦s en nuestra trayectoria, a partir de que nos la dieran en 1997¡å.
Una respuesta puede ser esta: la revoluci¨®n. Adri¨¤ transform¨® el rumbo de la cocina mundial. Y lo hizo bajo el principio m¨¢s salvaje de todos: la libertad sin l¨ªmites. A cada uno de los que pasaron por all¨ª, les inculc¨® la obligaci¨®n de buscar su propia forma de expresi¨®n, su propio lenguaje, como reconoce la marroqu¨ª Najat Kaanache, due?a hoy del restaurante Nur, en Fez, o el propio Andoni Luis Aduriz: ¡°Yo fui a aprender algo distinto, pero encontr¨¦ algo muuuuuuy distinto¡±, comenta.
No solo en t¨¦cnicas, sobre todo en mentalidad. Desde abrirse a Oriente¡ ¡°Hoy es normal el di¨¢logo con la cocina japonesa, pero eso lo iniciamos nosotros¡±, comenta Adri¨¤. De hecho, el propio cocinero cuenta que su entrada al restaurante Mibu en Tokio, en 2002, la vivi¨® como toda una revelaci¨®n: ¡°All¨ª aprend¨ª a cocinar con el alma¡±. Tambi¨¦n a explorar las conexiones entre el arte y algo radicalmente ef¨ªmero, por tanto casi intangible, como la cocina. Para entenderlo, m¨¢s que sus participaciones en foros como la Documenta de Kassel, sirve una de las reflexiones que deja en el documental Andreu Buenafuente: ¡°Ir a elBulli era algo parecido a entrar en el Prado y comerte Las meninas¡±.
Sin olvidarnos del lenguaje. El concepto, nombrar es ley en el m¨¦todo de Adri¨¤. ¡°Claro, al inventar lo desconocido, lo primero que debes hacer es definirlo¡±. Y a eso se ha aplicado una vez cerr¨®: a catalogar en 20 tomos la Bullipedia: ¡°Pensamos llegar a 50, eh¡±.
En ella ordena m¨¦todos, formas de emprender y liderar que han servido tanto a artistas como Anicka Yi para replantearse su camino en la creaci¨®n o a Diego Mart¨ªnez, entrenador del Granada, a dise?ar, tal como reconoce el m¨ªster ante las c¨¢maras, un equipo de f¨²tbol que hoy juega de t¨² a t¨² contra los grandes. La huella de Adri¨¤ trascend¨ªa un ¨¢mbito como la cocina. Y eso es lo que muchos, cuando cerr¨®, no entend¨ªan. A fuerza de calar en otros entornos como una poderosa audacia y una determinante actitud, sin dejar apenas nada al milagro improbable y traicionero de la suerte, lo hemos ido comprendiendo.
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