Cachitos de la edad de oro

Si Cachitos de hierro y cromo puede entretenernos otra Nochevieja con sus fragmentos de canciones que conocemos todos y sus r¨®tulos chistosos es porque hubo un tiempo lejano en que eran frecuentes las actuaciones musicales en la televisi¨®n p¨²blica, entonces la ¨²nica. Hay otra forma de volver a ese tiempo: la aplicaci¨®n RTVE Play, t¨¦cnicamente mejorable (?por qu¨¦ no puedo volver a lo que estaba viendo?) pero irresistible para el boomer gracias a lo descomunal de ese archivo.

No se explicar¨ªa la Movida madrile?a (ni otras como la gallega) sin la tele de los ochenta. La lista de programas musicales de la ¨¦poca es apabullante: Aplauso, Tocata, Popgrama, Rockopop, Plastic, La bola de cristal. Abundaban espacios de variedades con humor, baile, v¨ªdeos y actuaciones en playback (aunque fueran los mism¨ªsimos Ramones; algunos como Le?o sortearon la norma).

La joya era La edad de oro, que entre 1983 y 1985 present¨® Paloma Chamorro, atenta a lo ¨²ltimo y lo m¨¢s transgresor, con directos en una verdadera sala de conciertos. Enternecedor ver ah¨ª a unos jovencitos Kaka de Luxe, Radio Futura, Siniestro Total o Loquillo, sorprendente que pasaran estrellas internacionales como Lou Reed, Prince o The Smiths. Entre canci¨®n y canci¨®n, Chamorro y los artistas manten¨ªan charlas de barra de bar o repanchingados entre grandes cojines. Ni la producci¨®n ni el sonido eran tan pulidos como ser¨ªan hoy; lo compensaba la crudeza, la autenticidad.

?C¨²ando se perdi¨® el protagonismo de la m¨²sica en la televisi¨®n? Al nacer las privadas, esos programas compet¨ªan mal con las mamachicho. En los noventa, el pop-rock ya no dio figuras tan carism¨¢ticas (?o no lo eran porque no sal¨ªan en la tele?). Y con el nuevo siglo lleg¨® Operaci¨®n Triunfo, un formato con el que s¨ª se volc¨® TVE. Que era otra cosa, telerrealidad en vez de la creatividad perdida que todav¨ªa nutre Cachitos.

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