Las chicas de oro: risas enlatadas, nostalgia y tarta de queso
Casi cuatro d¨¦cadas despu¨¦s de su estreno, las siete temporadas de la serie llegan este mi¨¦rcoles a Disney+. ?Conseguir¨¢n Dorothy, Blanche, Rose y Sophia seducir a las nuevas generaciones?
En Cansada y enferma, el cap¨ªtulo doble con el que comienza la quinta temporada de Las chicas de oro, Dorothy re¨²ne en un restaurante a su madre y sus amigas para festejar que la enfermedad que padece tenga nombre: fatiga cr¨®nica. Tras peregrinar por consultas de m¨¦dicos que, minimizando o ignorando su sufrimiento, le suger¨ªan que tuviese citas, fuese de crucero o se ti?ese el pelo, un especialista hab¨ªa diagnosticado su afecci¨®n. Ni siquiera la curaba, simplemente validaba su dolencia: no estaba loca; esta...
En Cansada y enferma, el cap¨ªtulo doble con el que comienza la quinta temporada de Las chicas de oro, Dorothy re¨²ne en un restaurante a su madre y sus amigas para festejar que la enfermedad que padece tenga nombre: fatiga cr¨®nica. Tras peregrinar por consultas de m¨¦dicos que, minimizando o ignorando su sufrimiento, le suger¨ªan que tuviese citas, fuese de crucero o se ti?ese el pelo, un especialista hab¨ªa diagnosticado su afecci¨®n. Ni siquiera la curaba, simplemente validaba su dolencia: no estaba loca; estaba enferma. Una vivencia tan triste como cotidiana en la que muchas mujeres pudieron ¡ªpueden¡ª reconocerse. Cuando el camarero pregunta qu¨¦ celebran, Sophia aligera el tono de la secuencia con una l¨ªnea que nos devuelve el esp¨ªritu jocoso de la serie: ¡°Que mi hija ha sabido que padece una enfermedad debilitante¡±.
Esa trama, basada en la experiencia personal de la creadora de la serie, Susan Harris, deja claras dos cosas: la importancia de las mujeres en la sala de guion y la extraordinaria variedad del material que se trataba en la serie. Un material que probablemente no era el esperado por la NBC cuando se plante¨® incorporar a su parrilla una comedia sobre ¡°mujeres mayores¡±. El equipo de guionistas al que lleg¨® la idea no tard¨® en descubrir que con ¡°mayores¡± la cadena se refer¨ªa a 40 a?os y que el proyecto era una especie de C¨®mo casarse con un millonario que sustitu¨ªa los sofisticados ambientes neoyorquinos por la soleada piscifactor¨ªa de jubilados adinerados que es Miami. El guion que entregaron Paul Junger Witt, Tony Thomas y Harris fue mucho m¨¢s revolucionario: tres sexagenarias compartiendo casa y confidencias adelant¨¢ndose tres d¨¦cadas al cohousing.
Si a la NBC se le pas¨® por la cabeza que vejez pod¨ªa ser sin¨®nimo de aburrimiento, esa idea se desvaneci¨® tras un piloto que congreg¨® a 25 millones de espectadores y enamor¨® por igual a p¨²blico y cr¨ªtica. La qu¨ªmica entre Bea Arthur, Rue McClanahan, Betty White y Estelle Getty resultaba imbatible y las convirti¨® en los rostros m¨¢s populares y premiados de la pantalla.
Dorothy, Blanche, Rose y Sophia cautivaron a p¨²blico de todas las edades gracias a un humor inteligente y vivencias intergeneracionales. Eran viudas, divorciadas, madres e incluso abuelas, pero la serie no pivotaba sobre ello. No viv¨ªan sus vidas a trav¨¦s de sus hijos ni esperaban anhelantes la visita de los nietos. ¡°Lo que le dijimos a Estados Unidos fue que la vida no hab¨ªa terminado solo porque tienes un nido vac¨ªo, est¨¢s divorciada o tu c¨®nyuge falleci¨®. Puedes crear una nueva familia y vivir otra vida¡± sentenci¨® Tony Thomas en 2019.
Las protagonistas, como cualquier mujer de cualquier edad, ten¨ªan problemas dom¨¦sticos y laborales; se enamoraban, lidiaban con sus ex y manten¨ªan relaciones sexuales. Y todo lo vertebraba una amistad inquebrantable basada en un cari?o a veces un tanto peculiar. ¡°?Qu¨¦ fue lo primero que pensaste de m¨ª?¡±, le pregunta en una ocasi¨®n Blanche a Rose. ¡°Que eras una puta y que llevabas mucho maquillaje. Pero me equivoqu¨¦, no llevas mucho maquillaje¡±.
A lo largo de sus 177 cap¨ªtulos, adem¨¢s de para la fatiga cr¨®nica hubo espacio para el VIH, la menopausia, el acoso sexual, el suicidio, la adicci¨®n a los analg¨¦sicos o la homosexualidad. De hecho, su episodio m¨¢s laureado, ?Verdad que es rom¨¢ntico?, contaba la historia de Jean, una amiga lesbiana de Dorothy que se enamoraba de Rose. En 1986, durante la puritana era Reagan, fue una trama rompedora para una comedia familiar. Si el sexo tras la menopausia ocupaba un papel ¨ªnfimo en la televisi¨®n de los ochenta, el amor homosexual en la tercera edad no ocupaba ninguno. ¡°Nunca se trat¨® solo de bromas¡±, cont¨® Paul Junger Witt a Vulture, ¡°esos episodios significaban mucho para nosotros porque abordamos temas serios que deb¨ªan tratarse a nivel nacional y era una forma segura de que las personas los vieran, escucharan y asimilaran¡±.
La naturalidad con la que bromeaban sobre todo fue uno de los factores que provoc¨® que la audiencia se mantuviese fiel hasta el final. Tras siete temporadas de ¨¦xito, Bea Arthur decidi¨® abandonar la serie y Las chicas de oro se despidi¨® como una pieza fundamental de la cultura audiovisual del siglo XX y una de esas ficciones que hay que esgrimir cuando alguien afirma que las mujeres no son divertidas o se justifica el humor mis¨®gino, hom¨®fobo o racista bajo el escudo del ¡°eran otros tiempos¡±.
Casi cuatro d¨¦cadas despu¨¦s de su estreno y convertida en un fen¨®meno pop, era una de las grandes carencias de la abrumadora oferta de las plataformas. Este mi¨¦rcoles, por fin, desembarcar¨¢ al completo en Disney+ y es l¨ªcito preguntarse si los espectadores que no vivieron el fen¨®meno en los ochenta conectar¨¢n con las batallitas sicilianas de Sophia, los ardores sure?os de Blanche, las miradas soslayadas de Dorothy y las peroratas sobre festivales de arenques malabaristas del St. Olaf de Rose. Pero como si hay algo tan atemporal como compartir una porci¨®n de tarta con las personas que quieres es el humor inteligente, la respuesta solo puede ser: s¨ª.
Adi¨®s a la ¨²ltima chica de oro
El próximo lunes, Betty White habría celebrado su centenario. No pudo ser, falleció el 31 de diciembre dejando tras de sí ocho décadas dedicadas al audiovisual y una legión de fans inconsolables.
Pionera en televisión, fue una de las primeras mujeres que condujo y produjo su propio show y, como revela el documental Betty White, disponible en Movistar+, se adelantó a las cuotas contratando equipos femeninos y demostró su personalidad ignorando a quienes en los cincuenta le exigieron que despidiese al músico Arthur Duncan por ser negro.
El rostro de White se hizo familiar gracias a La chica de la tele, pero fue el personaje de Rose Nylund en Las chicas de oro el que la convirtió en una estrella. En 2010, su presencia en un anuncio viral de Snickers desencadenó un movimiento en Facebook que la llevó a convertirse en la presentadora de más edad del Saturday Night Live. Desde entonces su popularidad no ha decaído.
Animalista acérrima, la lloran también la larga lista de asociaciones con las que colaboró. En su honor se ha organizado el #BettyWhiteChallenge que anima a celebrar su cumpleaños donando cinco dólares a los refugios de animales. De nuevo ha conseguido que las redes sociales sirvan para algo relevante.