Teatreros

Recupero el grito y el susurro del ¨¢crata m¨¢s volc¨¢nico, po¨¦tico y desolador. Se llamaba Leo Ferr¨¦. Otro rollo. Nada que ver con C. Tangana o Rosal¨ªa. Desprend¨ªa sensaciones y convicciones como " a no hay nada¡± o ¡°soy de otro planeta que el vuestro, de otro barrio, de otra soledad¡±. O ¡°la gente solo deber¨ªa de conocerse cuando est¨¢ disponible, a ciertas horas p¨¢lidas de la noche, con problemas de hombres, con problemas de melancol¨ªa¡±. Ferr¨¦ lo hubiera tenido jodido en estos tiempos para publicar esos incendiarios discos. Shakespeare, Bu?uel y Nabokov, tambi¨¦n.

Y me digo, qu¨¦ complicado lo tienes para sobrevivir en tu vejez si proclamas tu precauci¨®n o tu asco hacia los que manejan con poder sus fatuas convicciones que imponen moda y poder, con t¨¦rminos repulsivos como resiliencia, empat¨ªa, sororidad, inclusi¨®n, empoderamiento, relato, boomer, viejuno, neorrancio. Son los mediocres, farsantes y oportunistas mamones de toda la vida asegurando su n¨®mina, la buena conciencia bien pagada. Con esa gentuza no puedo ni cruzar un educado hola. Pero lo que m¨¢s me repugna es la profunda implicaci¨®n que resaltan en las televisiones sus presentadoras (es), pol¨ªticos y tertulianos presuntamente enterados subrayando la l¨¢stima que sienten ante todas las personas vulnerables. Lo aseguran los invulnerables. Tampoco pueden dormir esos presentadores falsarios ante el horror de Ucrania (que compartimos todos, c¨®mo no), pero la exclusiva b¨²squeda de ingresos publicitarios en las televisiones, sigue los mismos patrones expresivos y morales que con las desgracias de Rociito o de Paqurir¨ªn.

Un amigo intelectual me aseguraba que Vasile es un genio. ?Por saber vender mierda? Hay que hacer caja en las televisiones, contaba Sistiaga en este peri¨®dico. ?Usted no? Solo pregunto.

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