Vulnerables
En mi infancia solo exist¨ªan los pobres y los ricos. Y despu¨¦s tambi¨¦n apareci¨® la bendita clase media, la que ahora tiene tan crudo su presente y su futuro
¡°Que disfruten de este caluroso fin de semana¡±, nos desea sonriente el presentador de un informativo. No es una broma, no parece estar ebrio o colocado. Los asfixiados tampoco sabemos si lo del disfrute lo ha improvisado o si lee un guion. Las televisiones en abierto son una continua pel¨ªcula de terror. Terror cutre, teatralizado, repetitivo, hist¨¦rico, vamp¨ªrico, sensacionalista, encantado con las lamentables noticias del mundo. Tal vez los masoquistas disfruten con ello, pero imagino las ganas de no despertarse de los m¨²ltiples ancianos que no pueden salir a la calle y cuya ¨²nica compa?¨ªa de la ma?ana a la noche es la televisi¨®n. Qu¨¦ nervios, qu¨¦ depresi¨®n.
Cambiar de canal se convierte en un gesto compulsivo, aunque in¨²til. M¨¢s de lo mismo en todos ellos. Son cl¨®nicos e insoportables. Y los apago definitivamente con gesto de asco cada vez que veo en ellos a una dama o un se?or hablando rutinariamente o con expresi¨®n compungida de su inconsolable preocupaci¨®n por los m¨¢s vulnerables. Por supuesto, todos los que expresan esa justa y piadosa tutela de los d¨¦biles tienen pinta inequ¨ªvoca de ser invulnerables, de que sus n¨®minas y su existencia no van a sufrir nunca el desamparo. Lo hacen los pol¨ªticos de cualquier signo, presentadores, tertulianos, empresarios, sindicalistas, cotillas, artistas concienciados o famosos del universo hep¨¢tico. Y no s¨¦ qu¨¦ pueden sentir ante esto los que est¨¢n muy jodidos en su supervivencia al constatar que los medios les otorgan el protagonismo absoluto.
En mi infancia solo exist¨ªan los pobres y los ricos. Y despu¨¦s tambi¨¦n apareci¨® la bendita clase media, la que ahora tiene tan crudo su presente y su futuro. Lo de la vulnerabilidad extrema, que queda m¨¢s l¨ªrico, se lo han inventado hace poco tiempo los invulnerables. Y todos en plan loro repitiendo la consigna. Los desgraciados que conviven con la miseria, el miedo y la desesperanza deben de estar hartos de su estrellato p¨²blico.
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