George Thorogood o los ¨²ltimos sudores del blues
El guitarrista no es una gran estrella, pero tiene un p¨²blico global y fiel. Contin¨²a una tradici¨®n de blancos c¨®modos en la m¨²sica m¨¢s negra, hedonistas y adictos a la carretera. El problema es que no viene nadie detr¨¢s
George Thorogood elev¨® la temperatura de una noche madrile?a ya sofocante en la que el p¨²blico sudoroso no pod¨ªa parar de bailar sus descargas de blues, boogie y rock and roll. El guitarrista de Delaware, de 72 a?os, es de esa categor¨ªa de artistas que, sin considerarse estrellas, tienen un p¨²blico global y fiel. Y ¨¦l es muy fiel al p¨²blico: ha dado m¨¢s de 8.000 conciertos en su carrera, y en cada uno se entrega como si fuera el ¨²ltimo.
El blues despeg¨® hace un siglo, en la dureza de las plantaciones...
George Thorogood elev¨® la temperatura de una noche madrile?a ya sofocante en la que el p¨²blico sudoroso no pod¨ªa parar de bailar sus descargas de blues, boogie y rock and roll. El guitarrista de Delaware, de 72 a?os, es de esa categor¨ªa de artistas que, sin considerarse estrellas, tienen un p¨²blico global y fiel. Y ¨¦l es muy fiel al p¨²blico: ha dado m¨¢s de 8.000 conciertos en su carrera, y en cada uno se entrega como si fuera el ¨²ltimo.
El blues despeg¨® hace un siglo, en la dureza de las plantaciones del sur de EE UU, donde brotaron las canciones de Robert Johnson, Blind Lemon Jefferson o Ma Rainey. Vino luego, con la migraci¨®n afroamericana al norte, la edad de oro del blues el¨¦ctrico: la de B. B. King, Muddy Waters, Big Mama Thornton, Albert King o John Lee Hooker. Pero, a partir de los ¨²ltimos sesenta, asumi¨® ese legado una ola de m¨²sicos blancos, de EE UU y de las islas brit¨¢nicas, que subi¨® los decibelios para llegar a lo que se llam¨® blues rock: Johnny Winter, John Mayall, ZZ Top, Eric Clapton, Janis Joplin, Jimmy Page, Rory Gallagher, Stevie Ray Vaughan... Fue una transici¨®n suave: aquellos j¨®venes fueron apadrinados por los veteranos, con los que compart¨ªan escenarios a menudo. Un raro relevo generacional a la vez que racial. Thorogood pertenece a esa serie de artistas blancos c¨®modos en la m¨²sica m¨¢s negra, a la que le imprimen un ¨¢nimo hedonista antes que melanc¨®lico.
Hay grandes discos, pero el blues se entiende mejor en la magia del directo. La tradici¨®n es girar sin parar. George Thorogood se empe?¨®, en 1981, en tocar en los 50 Estados de EE UU en 50 d¨ªas. Y vivi¨® su d¨ªa de gloria en 1985, cuando actu¨® en Live Aid, el primer gran festival televisado en directo para una audiencia mundial, con dos leyendas a su lado: Bo Diddley y Albert Collins. Hoy sigue en la carretera, y adem¨¢s es activo en las redes: en su canal de YouTube, produce una serie de v¨ªdeos muy cortos, One Bourbon, One Scotch & One Story, en los que, adem¨¢s de darse autobombo, se cuentan historias de las figuras que le influyeron, de los miembros de su banda (The Destroyers) y de invitados de distintas edades que encajan en su estilo.
Los mejores d¨ªas del blues quedan atr¨¢s. Algunos m¨²sicos de hoy (Jack White, The Black Keys) beben de ¨¦l, pero evitan encasillarse en un g¨¦nero minoritario, que entienden poco comercial. Viendo a Thorogood darlo todo a sus 72 a?os, la pregunta es qui¨¦n coger¨¢ el testigo. O si el blues solo quedar¨¢ como padre de otras m¨²sicas.
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