Los Sex Pistols tambi¨¦n celebraron el jubileo de la reina (a su manera)
Hace 45 a?os, en plenos festejos en honor de Isabel II, la banda emblem¨¢tica del punk irrumpi¨® con ¡®God Save The Queen¡¯. Una serie envuelta en pol¨¦mica y la reedici¨®n de libros y discos revisitan su corta e influyente carrera
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El Jubileo de plata de Isabel II, al cumplirse 25 a?os de su coronaci¨®n en 1977, tuvo una banda sonora inesperada. ¡°Dios salve a la reina / el r¨¦gimen fascista / te ha vuelto gilipollas / una bomba de hidr¨®geno en potencia. Dios salve a la reina / ella no es un ser humano¡±. Los Sex Pistols acababan de lanzar su segundo sencillo, God Save The Queen, un tema que iba a llamarse No Future, pero que al final opt¨® por la provocaci¨®n sin disimulos. Su ic¨®nica portada, dise?ada por Jamie Reid, mostraba un retrato de la reina con los ojos y la boca tapados por letras recortadas como las de las cartas an¨®nimas que piden un rescate. Los Pistols eran la sensaci¨®n en un Londres muy alborotado.
El 7 de junio de 1977, hace ahora 45 a?os, los Sex Pistols embarcaron en una nave llamada, precisamente, Queen Elizabeth, para interpretar su particular himno ¡ªy otros como Anarchy in the UK¡ª en medio del T¨¢mesis, frente al Parlamento de Westminster, en una ¨¢cida parodia de las procesiones fluviales del Jubileo. Cuando interpretaban la quinta canci¨®n, No Fun, la polic¨ªa lleg¨® con lanchas y mand¨® atracar en el muelle. All¨ª acab¨® el espect¨¢culo: fueron detenidas varias personas del equipo, incluido el representante Malcolm McLaren, pero no los m¨²sicos.
La secretaria de los Pistols, Sophie Richmond, anot¨® al d¨ªa siguiente en su diario: ¡°Ambiente muy tranquilo, bajando por el r¨ªo con m¨²sica reggae. Hac¨ªa un poco de fr¨ªo, pero la bebida gratis se encarg¨® de eso y durante un rato sali¨® el sol. La gente bastante tranquila y relajada. El grupo toc¨® unas cuantas canciones, y eso puso en marcha a la polic¨ªa¡±. En el embarcadero, empiezan las detenciones. ¡°A John [Lydon, el cantante, m¨¢s conocido como Johnny Rotten] y Sid [Vicious, el bajista] les di cinco libras a cada uno para que desaparecieran y cuando me estaba preguntando qu¨¦ hacer vi que estaban zurrando a Malcolm. Para cuando quise darme cuenta yo iba tambi¨¦n en la furgoneta de la polic¨ªa¡±.
Pasan la noche en una celda, a la hora de comer est¨¢n en libertad. Escribe Richmond: ¡°Vuelta a la oficina. Llamadas de felicitaci¨®n de la prensa musical y del grupo. De repente Malcolm es un t¨ªo guay porque le han arrestado¡±. Su diario se recoge en el libro Dios salve a los Sex Pistols, de Fred y Judy Vermorel, escrito originalmente en 1978 y que Contra ha reeditado en espa?ol. Es una pena que las filmaciones de este episodio sean fragmentarias y de baja calidad.
Los Pistols, uno de los grandes mitos de ese tiempo, duraron poco m¨¢s de dos a?os y solo dejaron un ¨¢lbum de estudio, Never Mind The Bollocks, que sali¨® en octubre de 1977. En enero, al t¨¦rmino de una ca¨®tica gira por EE UU, la banda se separaba, incapaz de digerir el ¨¦xito, el alboroto a su alrededor y las adicciones de sus miembros. Las de uno de ellos, en concreto: el bajista Sid Vicious, que muri¨® un a?o despu¨¦s, en febrero de 1979, por una sobredosis tras haber expresado ideas suicidas. Estaba en libertad bajo fianza, investigado por la muerte de su novia, Nancy Spungen, apu?alada en la habitaci¨®n del hotel Chelsea que compart¨ªan en Nueva York en octubre de 1978. Nunca se aclar¨® su responsabilidad: hay dos pel¨ªculas sobre ese incidente (Sid y Nancy, que sugiere una muerte accidental cuando estaban pasados de drogas; y Who Killed Nancy?, que apunta a otro sospechoso y sostiene que Sid nunca habr¨ªa matado a su querida Nancy; ambas en Filmin). La misteriosa tragedia no hizo m¨¢s que alimentar la leyenda de la banda.
Ese ¨²nico disco ¡ªcuyo t¨ªtulo puede traducirse como ¡°No hagas caso a las gilipolleces¡±¡ª fue uno de los m¨¢s influyentes de los a?os setenta, y dej¨® su huella en corrientes posteriores. El ¨¢lbum fue remasterizado en 2017, en sus 40 a?os, con material adicional (ya muy explotado dada su corta discograf¨ªa). El single God Save The Queen se ha reeditado ahora en ese nuevo jubileo de Isabel II: la banda siempre ha defendido que en 1977 les robaron el n¨²mero uno de las listas oficiales, en las que quedaron segundos tras Rod Stewart con su balada I Don¡¯t Want to Talk About It.
Paradojas televisivas
Se acaba de estrenar en EE UU y el Reino Unido la serie Pistols, que dramatiza con actores y algunas im¨¢genes de archivo ese fren¨¦tico auge y ca¨ªda de la banda. Se emite en Hulu y en Disney+, pero no llegar¨¢ a Espa?a hasta los pr¨®ximos meses (es parad¨®jico que sea Disney quien vaya a salvar la memoria m¨¢s salvaje del punk, quiz¨¢s una prueba de c¨®mo el sistema es capaz de absorber lo que nace como antisistema).
La miniserie se basa en las memorias del guitarrista de la banda, Steve Jones, Lonely Boy. Historias de un Sex Pistol (que ha reeditado en espa?ol C¨²pula), y tambi¨¦n tiene el visto bueno del bater¨ªa Paul Cook. Dirigida por Danny Boyle (Trainspotting, Slumdog Millionaire), llega envuelta en la pol¨¦mica: el cantante Johnny Rotten se opuso en los tribunales a la producci¨®n, pero no logr¨® pararla, y va pregonando por los medios su enfado sobre sus dos compa?eros: ¡°Pueden irse a tomar por culo¡±, dijo en The Sun. Jones y Rotten son casi vecinos en Los ?ngeles, pero no se hablan; Rotten afirma que este proyecto se gest¨® durante tres a?os a sus espaldas. ¡°Yo escrib¨ª esas canciones. Yo soy la imagen, es mi nombre el que utilizan para promocionar esa pel¨ªcula. Ninguno de esos cabrones tendr¨ªa una carrera sin m¨ª. No hicieron nada antes, no han hecho nada desde entonces¡±, ha dicho Rotten.
El mejor relato sobre la banda es el del documental La mugre y la furia, estrenado en 2000, que no aparece en el cat¨¢logo de ninguna plataforma, aunque puede encontrarse en YouTube. Cuenta con el testimonio de sus miembros en aquel tiempo desmadrado y tambi¨¦n con la perspectiva que aportaban los tres supervivientes 23 a?os despu¨¦s, aunque los muestra siempre en claroscuro para que nos quedemos con su imagen de j¨®venes gamberros.
Dirigida por Julien Temple, que era muy cercano a los Pistols, la pel¨ªcula aporta el contexto de c¨®mo se coci¨® la escena punk en el Londres de mediados de los setenta, un lugar de alta conflictividad social y paro juvenil por la crisis del petr¨®leo que era propicia para el nihilismo. La rabia contra el sistema, y contra las generaciones anteriores, entre las que declinaba lo hippy, alent¨® a la banda a tomar el esc¨¢ndalo por bandera. Llegaban adem¨¢s ecos del primer punk neoyorquino que se mov¨ªa en torno al m¨ªtico local CBGB, aunque los Pistols nunca aceptaron que los Ramones estuvieran entre sus influencias, sino en mayor medida otros nombres como New York Dolls o Alice Cooper. S¨ª hab¨ªa estado en aquel Nueva York su representante, y se hab¨ªa tra¨ªdo algunas ideas.
Los Sex Pistols (pistol es pistola pero tambi¨¦n pene; eso los enlaza con sus m¨¢s claros continuadores en Espa?a, La Polla Records) fueron un proyecto impulsado por Malcolm McLaren y su pareja, la dise?adora Vivienne Westwood, creadora de la est¨¦tica punk. Ambos eran los due?os de la boutique que bautizaron como SEX, en la calle londinense de King¡¯s Road. Desde ese foco de tendencias, McLaren y Westwood impusieron una moda inspirada en el fetichismo y el sadomasoquismo: vestidos de l¨¢tex y cuero, imperdibles y cadenas, pelo de punta.
McLaren reuni¨® a Jones y Cook, que ven¨ªan de la banda The Strand, con el bajista Glen Matlock, que adquiri¨® peso en la composici¨®n. Pero el grupo no perfil¨® su car¨¢cter hasta que reclut¨® al cantante y letrista Johnny Rotten, tan inexperto como carism¨¢tico, capaz de escribir versos que empiezan diciendo: ¡°Yo soy un anticristo / yo soy un anarquista¡±. El papel de McLaren sigue siendo pol¨¦mico hoy. Cook ha declarado, con motivo de la serie, que le molesta la idea extendida de que los Pistols eran marionetas en manos del astuto empresario.
Esc¨¢ndalo
Cuentan Fred y Judy Vermorel en su libro que McLaren padec¨ªa ¡°un raro s¨ªndrome nervioso conocido como s¨ªndrome de Gilles de la Tourette, que resulta reconocible por violentos estallidos de energ¨ªa, descoordinaci¨®n muscular y la compulsi¨®n de imitar conductas ajenas¡±. Y reconocen sus m¨¦ritos: ¡°La mejor y m¨¢s entra?able cualidad de Malcolm es su capacidad de convertir un desastre en algo ¨²til. Al fin y al cabo, la historia de los Sex Pistols fue una sucesi¨®n de desastres, solo que brillantemente explotados y transformados, a menudo contra todo pron¨®stico, en hermosas victorias contra el sentido com¨²n¡±. El promotor volvi¨® de Nueva York con la idea de ¡°crear el grupo de rock m¨¢s escandaloso de la historia¡±, que ¡°pareciera sacado directamente de una pel¨ªcula de terror pornogr¨¢fica¡±.
Cuando apenas hab¨ªan editado un single, Anarchy In The UK, Matlock sali¨® de la banda tras chocar con Rotten. Se incorpor¨® un nuevo bajista: Sid Vicious. Hab¨ªa estado en otras bandas, en la voz y la percusi¨®n, pero nunca hab¨ªa tocado el bajo: eso no import¨® mucho porque su presencia era imponente. Sid, que tuvo continuos problemas con la ley por meterse en peleas y por su drogodependencia, se convirti¨® en un icono del movimiento punk. Choca verlo en La mugre y la furia dar una entrevista con la camiseta de una esv¨¢stica: se supone que era lo m¨¢s provocador que pod¨ªa hacer entonces. A ratos se queda en silencio, como traspuesto, y Nancy intenta que retome el hilo. Se gan¨® a pulso su leyenda de maldito y dej¨® un joven cad¨¢ver de 21 a?os. McLaren desvel¨® en 1994 que Sid no tocaba en realidad el bajo; que en los conciertos le desenchufaban el amplificador y hab¨ªa otro m¨²sico que lo hac¨ªa por ¨¦l, entre bambalinas.
El momento que catapult¨® a los Pistols fue la entrevista que mantuvieron con Bill Grundy en Thames TV el 1 de diciembre de 1976. Los miembros de la banda y su troupe se mostraron abiertamente groseros, dijeron tacos sin parar y acabaron insultando al presentador. El esc¨¢ndalo fue sensacional: entonces nadie dec¨ªa fuck o shit en la tele. La centralita de Thames se satur¨® por las llamadas de protesta, se les vet¨® en la BBC y la EMI rompi¨® el contrato con ellos (luego, ya con Virgin, dedicar¨ªan una canci¨®n al sello que los despidi¨®). Pero medio Londres los hab¨ªa visto (era una emisi¨®n regional) y todo el Reino Unido lo comentaba. ¡°La mugre y la furia¡± era el titular de portada del peri¨®dico sensacionalista Daily Mirror. La pol¨¦mica les dio alas, pero en su seno conviv¨ªan tendencias autodestructivas. Siguieron el ¨¢lbum y conciertos en Europa y EE UU, muchos de ellos envueltos en problemas de orden p¨²blico y lastrados por la hostilidad de las autoridades.
Los miembros de la banda se disputan el dudoso m¨¦rito de haberla roto. Johnny Rotten hizo p¨²blico en Nueva York que hab¨ªan terminado, mientras Vicious estaba hospitalizado por abuso de drogas, el 20 de enero de 1978. Steve Jones dice hoy que sab¨ªan que hab¨ªan tenido suficiente, que era ¡°oscuro y horrible¡± el punto al que hab¨ªan llegado. McLaren, que les hab¨ªa propuesto filmar una pel¨ªcula, emiti¨® entonces el siguiente comunicado: ¡°El representante del grupo est¨¢ aburrido de representar a su famoso grupo de rock¡¯n¡¯roll. El grupo est¨¢ aburrido de ser un famoso grupo de rock¡¯n¡¯roll. Quemar salas de conciertos y destruir compa?¨ªas discogr¨¢ficas es m¨¢s creativo que triunfar¡±.
A pesar de que Jones parece controlar hoy el relato de la banda, asegura que ya no escucha punk. ¡°Mis gustos musicales han cambiado mucho a lo largo de los a?os, ya sabes, y tengo 66 a?os. Ya no soy un ni?o. Creo que ser¨ªa un poco tonto si todav¨ªa ondeara esa bandera¡±, declar¨® a AP. Pero no reniega de su legado, claro que no: ¡°Aquello hizo que la gente pensara: ¡®Bueno, puedo hacer eso¡¯. Antes, viviendo en Inglaterra, no ten¨ªas muchas opciones¡±.
Ninguno de los Pistols pretend¨ªa ser un m¨²sico virtuoso, pero pocas bandas han transmitido tanta energ¨ªa. Lo que les hizo grandes fue la actitud. Hablar de punk rock no deja de ser una redundancia: el punk nunca fue otra cosa que rock... crudo, salvaje, rebelde, agresivo, arrollador. Quiz¨¢ terap¨¦utico, ¨²til para desahogar la frustraci¨®n. Ah¨ª la huella de los Pistols es enorme.
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