¡®El se?or de los anillos: los anillos de poder¡¯, estupendo regreso a la Tierra Media
La serie, que se acaba de estrenar, se muestra respetuosa con la ortodoxia tolkiniana sin dejar de adaptar el material original a los nuevos tiempos, empoderamiento femenino incluido
Dec¨ªa Fernando Savater, uno de los primeros en nuestro pa¨ªs en valorar (en La infancia recuperada, 1976) El se?or de los anillos como una obra maestra (junto con el editor de la novela de Tolkien en Minotauro, Paco Porr¨²a), que lo mejor de la versi¨®n cinematogr¨¢fica de Peter Jackson de la trilog¨ªa era que se la hab¨ªa tomado en serio. Lo mismo puede decirse de los creadores de esta serie El se?or de los anillos: los anillos de poder (Amazon Prime Video), que todos los fans de la novela original y las pel¨ªculas de Jackson esper¨¢bamos un pel¨ªn con la mosca detr¨¢s de la oreja. A ver qu¨¦ nos iban a ofrecer, ?habr¨ªamos de lamentar este nuevo viaje a la Tierra Media? Hay que decir, de entrada, que el tratamiento del material tolkiniano es respetuoso y de una gran fidelidad al canon, y, sobre todo, que la serie (al menos los dos primeros cap¨ªtulos, dirigidos por el espa?ol Juan Antonio Bayona) es estupenda y muy emocionante, con una producci¨®n impecable.
Lo que hemos podido ver hasta ahora es una suerte de precuela de El se?or de los anillos y de El hobbit, esa novela menor en comparaci¨®n con la gran trilog¨ªa y que Jackson alarg¨® hasta lo indecible. El argumento est¨¢ confeccionado con elementos de los ap¨¦ndices de El se?or de los anillos y otros textos de Tolkien, de los muchos que perge?¨® para redondear su universo literario y dotarlo de coherencia. El se?or de los anillos, record¨¦moslo, es la gran creaci¨®n literaria del profesor de Oxford, una obra poderosa de un escritor en estado de gracia y dotada de una resonancia m¨ªtica y simb¨®lica extraordinaria. Nada de lo que hizo antes o despu¨¦s Tolkien (y su hijo Christopher), incluido ese mamotreto p¨®stumo de resonancias b¨ªblicas y miltonianas bastante ilegible que es El Silmarillion, es comparable a la trilog¨ªa, la historia de Frodo y el anillo ?nico.
La soluci¨®n que han encontrado los productores de la serie para meterse en el berenjenal de revisitar la Tierra Media ha sido mezclar el material tolkiniano existente con nuevas tramas, ideas y personajes (con el nieto de Tolkien, Simon Tolkien, hijo de Christopher, como asesor). Y la cosa, como hemos apuntado, funciona muy bien. Algunas decisiones le habr¨ªan rechinado a Tolkien, como lo de hacer que los personajes principales sean mayoritariamente mujeres: notablemente mis¨®gino, se habr¨ªa sorprendido de ver c¨®mo ha llegado el empoderamiento femenino a su Tierra Media.
La gran protagonista de la serie es la elfa Galadriel, ese remedo tolkiniano de la Virgen Mar¨ªa con orejas puntiagudas que encarnaba en el cine Cate Blanchett. Aqu¨ª, mucho m¨¢s suelta, la vemos al inicio de ni?a, cuando ya apunta maneras y se pregunta por la bondad y la maldad, la luz y la oscuridad. Y ya de joven guerrera (la bell¨ªsima y expresiva Morfydd Clark), comandante de los ej¨¦rcitos de las tierras yermas (un t¨ªtulo con tanta sonoridad como el del general M¨¢ximo D¨¦cimo Meridio en Gladiator). Estamos en una ¨¦poca tras la guerra contra Morgoth el Gran Enemigo de la luz, al que se logr¨® derrotar con gran esfuerzo y muchas p¨¦rdidas, como la del hermano mayor de Galadriel. Los elfos, se nos cuenta con gran ortodoxia tolkiniana, dejaron Valinor, su patria cuasi celestial, y viajaron por mar hasta la Tierra Media para combatir el Mal en feroces combates de los que se nos ofrecen im¨¢genes apocal¨ªpticas con dragones que caen en llamas sobre masas de guerreros (la sombra de Juego de tronos es tan alargada como la de Sauron). Morgoth, pues, cay¨® vencido, pero su lugarteniente, Sauron precisamente, ¡°un hechicero cruel y astuto¡±, escap¨®. Galadriel, luchadora magn¨ªfica con espada, le rastrea en los helados confines de la Tierra Media, en fortalezas oscuras y bastiones abandonados, para vengar a su hermano y extirpar el Mal. Unas secuencias impresionantes.
Algunas decisiones le habr¨ªan rechinado a Tolkien, como lo de hacer que los personajes principales sean mayoritariamente mujeres: notablemente mis¨®gino, se habr¨ªa sorprendido de ver c¨®mo ha llegado el empoderamiento femenino a su Tierra Media
Pero cansados de guerrear, los mandos elfos deciden que se acab¨® lo que se daba, decretan la desmovilizaci¨®n, que los malos ya no existen ¡ªignorantes pese a su sabidur¨ªa de lo que sabemos todos los tolkinianos: que el Mal nunca descansa, aguarda¡ª, y tratan de librarse de la chica por la v¨ªa de la patada hacia arriba, premi¨¢ndola con un billete de vuelta a Valinor, que es como una Marbella ¨¦lfica. Todo esto se cuenta en im¨¢genes impactantes y maravillosas, devotas de los dibujos de Tolkien, tan art¨²ricos a veces, y fieles tambi¨¦n a la iconograf¨ªa jacksoniana. Hay ideas muy buenas, como el s¨ªmbolo de este primigenio Ur-Sauron, un tridente sat¨¢nico en llamas que prefigura el ojo de la trilog¨ªa. En el cap¨ªtulo de lo mejorable, el aspecto de algunos gobernantes ¨¦lficos, que parecen salidos de Eurovisi¨®n, y el tup¨¦ de Elrond.
En la serie, el papel de los hobbits lo hacen los pelosos, una raza de duendes acomodaticios y enemigos de los problemas que poseen las mismas virtudes y defectos que las gentes de la Comarca. Y el Frodo de los pelosos es, de nuevo, una chica, Nori, traviesa y con ganas de ver mundo, secundada por lo que parece ser un amigo tipo Sam, pero de g¨¦nero fluido ¡ªotro signo de los tiempos, los nuestros, no los de la Tercera Edad tolkiniana¡ª llamado Amapola. Ambos encuentran a un tipo raro ca¨ªdo del cielo que para m¨ª que va a ser un famoso mago. Otra trama paralela es la de un elfo negro destacado como una suerte de fuerza de ocupaci¨®n y polic¨ªa en territorio de humanos colaboracionistas con el Mal que se enamora de una mujer sanadora abandonada por su marido, un amor interracial que anticipa otros que ya sabemos. De lo empoderadas que est¨¢n las mujeres da fe que ella mata a un orco antes que el elfo.
?Y los anillos? Bien, gracias. En la serie, que recoge retazos de historias de El Silmarillion, nos encontramos con el gran orfebre elfo Celebrimbor, obviamente famoso y nieto de F?anor, el tallador de los silmarils, embarcado en la construcci¨®n de una gran torre-forja a fin de crear algo excepcional de gran poder (?qu¨¦ ser¨¢?), para lo que necesita la ayuda de los enanos. Y ah¨ª tenemos a Elrond yendo a visitar en un Khazad-D?m feliz (nada que ver con lo que se convertir¨¢ el reino bajo la monta?a) a su viejo amigo cascarrabias Durin, que por cierto tambi¨¦n tiene una mujer empoderada¡
Llena de aventuras (Galadriel vive una de n¨¢ufraga en el mar con un humano con el que todo parece indicar que pasar¨¢n a mayores), la serie ofrece un gran disfrute para los tolkinianos y tambi¨¦n para los que no lo sean. Habr¨¢ que ver c¨®mo se desarrollan las tramas planteadas y qu¨¦ nos reservan los guionistas, pero pinta muy bien. Estamos de vuelta en la Tierra Media y con ganas de m¨¢s. Qui¨¦n lo iba a decir.
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