?Y qu¨¦ importa que Dulceida se desnude?
La serie documental de Prime Video muestra a una chica normal sin nada que decir
Nunca dejar¨¢ de sorprenderme el orgullo que sienten los influencers al ser recipientes de cualquier ¡°valor de marca¡± que les pague las facturas. Nunca dejar¨¦ de preguntarme por qu¨¦ ametrallan al respetable las muletillas ¡°al cien por cien¡±, ¡°llegar a lo m¨¢s alto¡±, ¡°inmenso potencial¡±... Llegar a lo m¨¢s alto de no se sabe d¨®nde, ni para qu¨¦. El influencer es una m¨¢scara que promociona la peripecia de un designio difuso. El influencer no se sabe a d¨®nde va. Quiz¨¢s por eso llora Dulceida, porque en la carrera en la que participa no hay meta, y quiz¨¢s ella no sabe que es John Trent al final de La boca del miedo. Lo que Dulceida sabe ¡ªy as¨ª nos lo repite una y otra vez el documental¡ª es que est¨¢ cansada de trabajar. El quem¨®n laboral funciona mejor si se cubre de oropeles.
Dulceida ha sido pionera en lo suyo. Su ¡°sentido de la moda¡± no puede ser m¨¢s rampl¨®n y previsible, pero ella ha sabido conectar con la gente normal, con las chicas que han querido vivir su vida como estrellas de las redes (lo de estrellas de cine suena ya caduco). Y Dulceida va a terapia (en 2022 es imprescindible) y cuenta que se siente sola y triste, aunque lo que vemos en pantalla es a un mont¨®n de sat¨¦lites que viven por y para ella (o eso parece). Aida Dom¨¨nech es, toda ella, la canci¨®n Lucky de Britney Spears. No se triunfa en redes hasta que se llora en pantalla diciendo que ¡°las redes no son tan bonitas como parecen¡±. El documental de Prime Video logra que veas a Dulceida m¨¢s humana, pero no cuenta nada. No cuenta nada porque detr¨¢s de Dulceida hay negocio, estrategia, pero no discurso. Solo una chica normal que tuvo la feliz idea de abrirse un Fotolog a tiempo.
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