¡®Doctor en Alaska¡¯: eran libres porque aceptaban su destino
Por dif¨ªcil que nos lo pusieran en La 2, un pu?ado de chavales insomnes despertamos a la vida con esa caterva de personajes que ahora reviven en Filmin y AMC
De toda mi colecci¨®n de deuved¨¦s (c¨®mo me gusta escribirlo a lo b¨¢rbaro: deuved¨¦, suena hasta sucio), otrora grande como un videoclub, solo sobreviven unos restos. El streaming sac¨® de casa las pel¨ªculas y los discos, dejando m¨¢s sitio para los libros, pero conserv¨¦ unas muestras, como ninots de falla indultados antes de la quema. Una de ellas es el estuche con la serie completa de Doctor en Alaska, y me alegra saber que tambi¨¦n puedo llevarla al punto limpio, o donde diablos se reciclen los desperdicios de la nostalgia.
Gracias a Filmin y al canal Enfamilia (de AMC), que recuperan la serie, mi a?o nuevo empieza mirando al pasado y no al futuro, lo cual es un consuelo enorme contra la inflaci¨®n, Putin, la nueva cuota de aut¨®nomos y hasta las elecciones broncas que se avecinan. Contra todo eso puedo defenderme haci¨¦ndome un ovillo en un pueblo remoto de Alaska, al calor de unos personajes que hicieron de maestros en mi educaci¨®n sentimental. Y fue una educaci¨®n trabajosa: TVE la echaba a deshoras por La 2. No solo hab¨ªa que trasnochar, sino estar atento al momento caprichoso en que se emit¨ªa, que casi nunca coincid¨ªa con la hora anunciada, y adivinar por d¨®nde iba la trama, pues era tal la desidia de los programadores que no se molestaban en emitir los episodios con orden. Y aun as¨ª, por dif¨ªcil que nos lo pusieran, un pu?ado de chavales insomnes despertamos a la vida con esa caterva de personajes libres porque aceptaban su destino. Quien entendi¨® esa paradoja afront¨® sus angustias con mejor ¨¢nimo que quienes se fueron a dormir. En Espa?a, Doctor en Alaska era una constelaci¨®n de teles de 625 l¨ªneas con el volumen bajito, encendidas en salones a oscuras ante adolescentes solitarios que no sab¨ªan que compart¨ªan un secreto.
Hay que agradecerle a Jaume Ripoll, baranda de Filmin, este regalo de Reyes que nos hace.
Puedes seguir EL PA?S TELEVISI?N en Twitter o apuntarte aqu¨ª para recibir nuestra newsletter semanal.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.