¡®The Architect¡¯: cuando apu?alarte por un piso te suena bien
En un mundo de alquileres por las nubes e hipotecas prohibitivas, lo de rajarse por tener vistas al centro, por un instante terrible, no parece mal plan
Pongamos que una pareja heterosexual de treinta?eros, aparentemente acomodados, debate c¨®mo afrontar una deuda a resolver con el pr¨¦stamo de su banco. Su apartamento, de techos altos, luce como esas casas minimalistas y elegantes de los anuncios de Instagram. ¡°Tienes que ayudarnos, tienes que hacerlo. Es solo un dedo. Ni siquiera tienes que cortarlo entero¡±, le implora ella. Quiere que ¨¦l, arquitecto, lo haga en su despacho. As¨ª cobrar¨ªa el seguro por accidente laboral y su problema econ¨®mico estar¨ªa resuelto. Despu¨¦s de todo, ese piso en el que viven lo consiguieron gracias a la indemnizaci¨®n que ella recibi¨® cuando la apu?alaron en el vientre mientras trabajaba. ?Fueron otros o se lo hizo ella misma para poder prosperar en la vida?
Esta es una de las m¨²ltiples inc¨®gnitas, tan brillantes como escalofriantes, que deja abierta de The Architect, la imperdible serie en Filmin sobre una arquitecta precaria, becaria a sus 30 y pocos, que, ante la crisis habitacional y el elevado precio del alquiler en Oslo, decide mudarse a una plaza de aparcamiento disponible en un subterr¨¢neo.
Las que formamos parte de la ¡°Generaci¨®n Rent¡± ¡ªla etiqueta que el investigador postdoctoral en vivienda, Javier Gil, estableci¨® para analizar por qu¨¦ las nuevas generaciones no van a poder acceder a una vivienda en propiedad y alquilar¨¢n toda su vida a menos que hereden¡ª, nos sentamos a ver esta ficci¨®n en cuatro episodios cortos que gan¨® el premio a la Mejor Serie en el Festival de Berl¨ªn y no la sentimos nada dist¨®pica. En un mundo de alquileres por las nubes e hipotecas prohibitivas en ciudades vendidas al turismo, lo de rajarse para conseguir 100 metros con vistas al centro, por un instante terrible, no parece mal plan.
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