¡®La Mes¨ªas¡¯: Pasote
Aunque en el universo de la modernidad abunden los tontos con pretensiones, existen personas muy listas, incluso inteligentes. Los Javis lo son
Me empe?o en contra de mis principios o man¨ªas de abandonar al cabo de un rato las cosas que me aburren o me irritan, en ver completa la serie La Mes¨ªas. Los primeros cap¨ªtulos me dejaron sensaciones raras, de desconcierto, de no entender varias cosas, de sentirme inc¨®modo con su retorcimiento, su sofisticaci¨®n y su crueldad. Pero tambi¨¦n era transparente el talento de sus creadores. Mis prejuicios asociaban a Javier Ambrossi y Javier Calvo con los modernos. O sea: Oquedad, impostura, moda, tirarse el rollo. Pero aunque en ese universo abunden los tontos con pretensiones, existen personas muy listas, incluso inteligentes. Ellos lo son.
Hay bastantes momentos en La Mes¨ªas, en su concepci¨®n est¨¦tica, en su originalidad argumental y narrativa, en sus alienados personajes, que est¨¢n provistos de electricidad y desasosiego de primera clase. Y cosas que me cargan. Logro llegar al cap¨ªtulo final, que me parece malo. No me creo a esa comuna en la monta?a de gente ¨ªntimamente extraviada que al ingerir p¨®cimas esot¨¦ricas consiguen expulsar al Alien que ha corro¨ªdo su existencia. Ni la peregrinaci¨®n a la India para que el abrazo de una santa sanadora te cure el alma. Ni la integraci¨®n de la adolescente que escap¨® de la secta familiar en el mundo real sin renunciar a su antigua fe. Ni la transformaci¨®n de la grotesca y opusina t¨ªa que daba clase a los ni?os en un modelo de racionalidad.
Hay gente que no soporta esta serie y otra que la adora. Al parecer, los j¨®venes se identifican con ella. En cualquier caso, era una producci¨®n de mucho riesgo. Yo me alegro de que mi amigo Domingo Corral y sus socios, productores de las excelentes Antidisturbios y La Peste, sacaran adelante una apuesta complicada. Y que les haya dado tanto juego y audiencia. Los Javis merecen que se les siga la pista. Son una especie muy ex¨®tica. En lo bueno y en lo desagradable. Como siempre, s¨®lo hablo de mis propios gustos.
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