Medidas populares contra el machismo
Crear una oficina para colocar a un par de colegas y (mal)gastar dinero no va a servir m¨¢s que para producir titulares
El Ministerio de Cultura anunci¨® el pasado viernes la creaci¨®n de una unidad de atenci¨®n y prevenci¨®n de las violencias machistas en el sector cultural (sic). Seg¨²n este mismo peri¨®dico, ¡°no existe todav¨ªa una memoria econ¨®mica. Tampoco se conoce c¨®mo ser¨¢ la estructura, ni c¨®mo encajar¨¢ en el organigrama del ministerio, ni qui¨¦n lo dirigir¨¢, ni el personal del que dispondr¨¢¡±. En otras palabras, que no hay nada m¨¢s all¨¢ de la nota de prensa. La medida es decir que se tomar¨¢n medidas. ?Medidas necesarias? Lo dudo mucho. Se har¨¢n fotocopias, v¨ªdeos, carteles. Se impartir¨¢n charlas. Alguien cobrar¨¢ muy bien, supongo.
?Hay un problema de machismo estructural en el mundo de la cultura? S¨ª. Lo hay. Casi a la altura del que deben de tener el ej¨¦rcito o del mundo de la poes¨ªa. Hay otro problema ¡ªa mi entender m¨¢s grave¡ª que tiene que ver con la manga ancha que hay con la explotaci¨®n laboral y con las relaciones de poder. Otro problema serio que tenemos es la precariedad. Lo nuestro se va aproximando a un hobbie para quien se lo pueda permitir. Y eso, se lo aseguro, s¨ª que nos quita el sue?o a todos, y s¨ª es completamente end¨¦mico en el sector.
Crear una oficina para colocar a un par de colegas y (mal)gastar dinero no va a servir m¨¢s que para producir titulares. He comentado la noticia con una amiga que me consta que estuvo en atenci¨®n a mujeres maltratadas. Ella me cont¨® hace un tiempo c¨®mo fue su paso por esas siniestras instalaciones ubicadas ¡°en sitios que ni te imaginas¡±. Una ¡°habitaci¨®n de juegos¡± con dos ni?os sumidos en silencio y tristeza, una mujer orin¨¢ndose encima porque le llama su marido, otra con una crisis de ansiedad porque su ex se ha cambiado de coche y ya no sabe cu¨¢ndo le est¨¢ siguiendo, alguna menor de veinte a?os, otra embarazada¡
Todas unidas por los malos tratos en instalaciones en las que no dan abasto y en las que hab¨ªa una lista de espera de varios meses para una consulta. Una de sus compa?eras hab¨ªa sido violada tras una paliza de su entonces marido. Ella estaba sedada y ¨¦l entr¨® en la habitaci¨®n, la penetr¨®, y se fue. En la residencia no hab¨ªa habitaci¨®n para ella. Historias escalofriantes que se hubieran resuelto con un poco de presupuesto en medidas concretas (habitaciones y personal) en lugar de a carteles, alfombras rojas, ponencias, y egos.
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