La pol¨ªtica espa?ola no da para comedias
Se me ocurren dos explicaciones: desinter¨¦s de los productores, que piensan que al p¨²blico esto no le interesa, o miedo a las reacciones de los pol¨ªticos aludidos
Me he tragado con placer bul¨ªmico una comedia pol¨ªtica francesa del a?o pasado que lleva poco tiempo en Filmin. Se titula Bajo control y cuenta las desventuras de una popular activista humanitaria (una estupenda y divertida L¨¦a Drucker) convertida en ministra de Exteriores de un presidente c¨ªnico. El planteamiento y el nudo son obvios: la idealista se da de morros con la realpolitik. En menos que dura un consejo de ministros, se vuelve la pol¨ªtica m¨¢s oportunista y maniobrera. Por una buena causa, eso s¨ª: liberar a unos rehenes secuestrados en el Sahel. Pero ello no le impide traicionar todo lo que era y convertirse en una apestada incluso para su pareja.
La serie es divertida por sus golpes, sus chistes buen¨ªsimos y sus graciosos de corral de comedias (el ch¨®fer, el cabrero del Sahel que se convierte en asesor de los terroristas y se revela como un estratega sibilino, aunque hab¨ªa pasado toda su vida cuidando cabras¡), que la hacen muy placentera pese a que el desarrollo sea previsible y un poco tosco. Al pensar sobre ella, me he dado cuenta de la cantidad de comedias pol¨ªticas que se facturan en Francia, en el Reino Unido y en Estados Unidos, y el clamor de la ausencia espa?ola me ha dejado sordo. ?Por qu¨¦ apenas existe este g¨¦nero aqu¨ª?
Talento c¨®mico no falta. Sobran directores, guionistas y actores perfectamente capaces de enjaretar una ficci¨®n m¨¢s divertida y ¨¢cida que esta que comento. Vota Juan es el ¨²nico ejemplo sobresaliente que se me ocurre en los ¨²ltimos a?os, y es una obra maestra a la altura de las mejores cumbres del g¨¦nero. Pol¨ªticamente incorrectos es otro ejemplo de cine que parece que va en esa l¨ªnea, pero lo cierto es que no sale muy bien parado en la comparaci¨®n con Vota Juan, y prefiero obviarlo para no desdecirme de que en Espa?a sobra el talento.
Si no falla el talento, fallar¨¢ la voluntad. Se me ocurren dos explicaciones: desinter¨¦s de los productores, que piensan que al p¨²blico esto no le interesa, o miedo a las reacciones de los pol¨ªticos aludidos. Una tercera posibilidad ser¨ªa que en las cadenas y en las productoras se confunda pol¨ªtico con partidista. No ser¨ªa raro, dado que buena parte de la sociedad espa?ola no entiende la diferencia entre hablar de pol¨ªtica y mitinear. Mientras no se aclaren, tendremos que buscar en Francia las carcajadas libres que en Espa?a se reprimen.
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