Itziar, Lalachus, y los se?ores
Los defectos de Itziar no la convirtieron en alguien odiado. Su pecado fue no avergonzarse de su cuerpo. No se escondi¨® nunca
Hace un a?o que muri¨® Itziar Castro. Parada cardiorrespiratoria en una piscina cubierta. Su muerte provoc¨® una oleada de mensajes de odio como no he visto nunca, jam¨¢s, en ning¨²n sitio. Me record¨® al regodeo de aquel terror¨ªfico video de la muerte de Gadafi. A diferencia de Gadafi, Itziar nunca le hab¨ªa hecho da?o a nadie. Ni queriendo ni sin querer. Los defectos de Itziar no la convirtieron en alguien odiado. Su pecado fue no avergonzarse de su cuerpo. No se escondi¨® nunca. Sufri¨® un martirio insoportable en la escuela, y lo volvi¨® a sufrir al convertirse en actriz.
En esos d¨ªas publiqu¨¦ dos textos, uno en mi cuenta de Instagram y otro en este mismo medio. Llegu¨¦ a deshabilitar las notificaciones porque no pod¨ªa parar de llorar. Internet se convirti¨® en una capilla ardiente por la que desfilaban todos los malnacidos de Espa?a, dejando su desprecio en forma de insulto, chiste, o comentario sobre ¡°salud¡±. No les miento si les digo que la inmensa mayor¨ªa eran hombres que no pod¨ªan perdonar que Itziar fuera obesa m¨®rbida. Se lo hab¨ªan tomado como una cruzada personal, como si les importara la muerte de una mujer (gorda, lesbiana, de izquierdas, y feminista. Todo lo que se odia en la cosmogon¨ªa de los permavirgen y los gymbros) que solo quiso ganarse la vida con su trabajo y qui¨¦n sabe si el respeto de todos aquellos que la hab¨ªan despreciado por su f¨ªsico (algunos, que yo lo vi, subieron alguna foto del mismo evento en el que la trataron a patadas).
Itziar ser¨¢ recordada como actriz, mientras que esa gente pasar¨¢ por la vida sin dejar m¨¢s que un rastro de bilis y heces. Hablando de bilis y de heces, algo parecido est¨¢ pasando con el anuncio de las campanadas de RTVE. Las dar¨¢n las nuevas estrellas del Ente, Broncano y Lalachus. Un movimiento que ha sentado mal no solo por la cuesti¨®n pol¨ªtica sino tambi¨¦n porque si las campanadas no las presentan un se?or de traje y una se?orita delgada y con escote (o en canicas en el caso de Pedroche) aquello ni son campanadas ni son nada. Chicote nunca ha levantado pol¨¦mica por su oronda figura, prima hermana de la de Lalach¨²s. No se qu¨¦ ver¨¦ en Nochevieja (eso lo decidir¨¢ mi madre, que para eso las vemos en su casa), pero s¨ª s¨¦ que las mujeres gordas se han cansado de ser invisibles, y no necesitan el permiso de ning¨²n est¨²pido se?or para existir y dejarse ver.
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