Los venezolanos en Times Square: ¡°No podemos decaer. Lo importante es que Edmundo Gonz¨¢lez est¨¦ en la presidencia¡±
La protesta en Manhattan transcurri¨® pese a la repentina lluvia que cay¨® sobre las gorras y banderas multicolores de ciudadanos venezolanos que le exigen a Nicol¨¢s Maduro respetar la aplastante victoria de la oposici¨®n en las urnas del pasado 28 de julio
Arranca la tarde en Times Square y como no ha empezado la protesta que unir¨¢ a los venezolanos este s¨¢bado, el sitio parece el de siempre, las mismas pantallas que promocionan el espect¨¢culo Chicago, la sucursal de la tienda Sephora, una publicidad de Coca Cola, y la enorme bandera de ne¨®n que anuncia que no se trata de otro lugar m¨¢s que de Estados Unidos. A pesar del calor, Jhonatan Gregorio tiene puestos unos guantes blancos, el pantal¨®n rojo, el esmoquin negro, la cabeza grande con orejas de rat¨®n. Es venezolano, uno de los 545 mil que han emigrado a este pa¨ªs, y es el Mickey Mouse de Times Square. Normalmente le rodean turistas de todos lados, pero hoy la plaza va a llenarse de su gente. Mar¨ªa Corina Machado los invit¨® a participar de la marcha mundial este 17 de agosto que se replicar¨¢ en m¨¢s de 350 ciudades del mundo, en las que viven casi ocho millones de venezolanos de los cuales solo pudieron votar en julio poco m¨¢s de 69 mil.
Jhonatan Gregorio trabaja desde que empieza el d¨ªa hasta que le agarra el sue?o, y no ha tenido el chance de conocer de Nueva York m¨¢s all¨¢ de Times Square, el sitio que le dijeron que era el m¨¢s espectacular, el m¨¢s colorido, el m¨¢s iluminado y el centro del mundo. Pasa un turista apurado y curioso, y Jhonatan Gregorio, de 27 a?os, le ofrece una foto por la que cobrar¨¢ m¨¢s de lo que ganaba en Venezuela como barbero. Por eso se fue del pa¨ªs, dice. ¡°Yo estaba trabajando y cobraba cinco mil bol¨ªvares que no me alcanzaba ni para comer¡±.
A medida que avanza la tarde, el m¨ªtico lugar se va poblando de vendedores que para la ocasi¨®n ofrecen banderas venezolanas y otros souvenires un tanto patri¨®ticos. Uno de esos vendedores, un dominicano de 34 a?os que oferta gorras de b¨¦isbol con la letra ¡°V¡±, asegura que no solo vino a vender, sino a apoyar a sus hermanos venezolanos. Se oye al fondo la voz inconfundible de Alicia Keys. Los venezolanos se dieron cita a las cinco de la tarde justo enfrente de las escaleras rojas de Times Square, pero una polic¨ªa les dice a gritos que deben desplazarse del lugar.
La gente obedece sin objeciones, est¨¢n concentrados en la movilizaci¨®n que ahora mismo tambi¨¦n se extiende en su pa¨ªs, liderada por Machado, la mujer que volvi¨® a inyectar de vida a la oposici¨®n venezolana, y Edmundo Gonz¨¢lez Urrutia, el candidato opositor que habr¨ªa ganado las elecciones del pasado 28 de julio, seg¨²n muestran las copias de las actas en las que obtuvo el 67% de los votos, y que ha pedido ¡°una transici¨®n ordenada¡± en el pa¨ªs sudamericano. El chavismo, por su parte, tambi¨¦n convoc¨® una marcha con sus seguidores por la avenida Libertador hasta el Palacio de Miraflores, y despleg¨® un arsenal militar para reprimir, en caso de que lo considerara necesario. Miguel Dom¨ªnguez, director de la Fuerza de Acciones Especiales de la Polic¨ªa Nacional Bolivariana, ya lo hab¨ªa advertido en un mensaje en Instagram: ¡°Ser¨¦ breve, el s¨¢bado hay transporte gratis para Tocor¨®n (c¨¢rcel en el pa¨ªs) solo de ida¡±.
Los venezolanos est¨¢n en las calles hoy pese a las mil maneras a las que ha acudido Nicol¨¢s Maduro para convencerlos de que el chavismo gan¨® por mayor¨ªa o porque s¨ª: el sucesor de Hugo Ch¨¢vez no solo se niega a reconocer una derrota o mostrar las pruebas de los resultados pese a la presi¨®n internacional, sino que desv¨ªa la atenci¨®n entre su lucha personal contra Whatsapp, su batalla con Elon Musk, o sus respuestas descabelladas a la influencer Lele Pons. Han pasado 20 d¨ªas de las elecciones en Venezuela, y los venezolanos no piensan dejar de discutir el voto que dicen que Maduro les quiere arrebatar.
¡°Esta vez es diferente¡±, asegura Yoel Mart¨ªnez, de 48 a?os. ¡°Hace apenas tres semanas logramos una victoria important¨ªsima, no podemos decaer, aunque pasen dos, tres meses. Lo importante es que el 10 de enero de 2025 est¨¦ Edmundo Gonz¨¢lez en la presidencia¡±.
Mart¨ªnez tiene impresas las actas del colegio electoral de Catia, en el municipio Libertador, al oeste de Caracas, donde ¡°hubiese votado si estuviera en Venezuela¡±, y donde los n¨²meros muestran que no es Maduro el ganador, sino Urrutia. Fue la propia Machado la que, cuando convoc¨® a esta marcha mundial, indic¨® a los venezolanos que accedieran al sitio online, imprimieran las actas y las llevaran consigo a las protestas.
¡°Que el mundo vea, actas en mano, que no nos dejaremos robar¡±, dijo la l¨ªder, y as¨ª hicieron muchos venezolanos. Pedro D¨ªaz, de 42 a?os, quien lleg¨® hace tres a Nueva York, muestra el acta de su urbanizaci¨®n, la Sim¨®n Bol¨ªvar, en el estado Miranda. La muestra y explica que, efectivamente, Maduro acapar¨® 140 votos al frente de los 346 de Urrutia. ¡°Y estos se repiten en cada mesa, en cada centro, en todas partes del pa¨ªs¡±, asegura.
Pasadas las seis de la tarde es imposible conocer la cantidad exacta de venezolanos que han llegado a Times Square, a pesar de que la lluvia cae repentina sobre sus gorras multicolores. Son los emigrantes, a los que Machado se viene dirigiendo incluso antes de las elecciones de julio, un tema clave en su campa?a. ¡°La ¨²nica manera de que la gente deje de huir es que vea un futuro en su pa¨ªs y eso solo es posible si derrotamos a Maduro¡±, dijo en una entrevista con la cadena CNN a inicios de a?o.
El ¨¦xodo venezolano ha sido catalogado como el m¨¢s grande de ¡°Am¨¦rica Latina en la ¨¦poca moderna¡±. Comenz¨® cuando, con Ch¨¢vez en el poder, parte de la ¨¦lite del pa¨ªs se fue a Estados Unidos, una emigraci¨®n m¨¢s c¨®moda, en avi¨®n, que luego mut¨® hacia una masiva, protagonizada por la gente que ha vivido, en la ¨²ltima d¨¦cada, el hambre, el desabastecimiento, la represi¨®n y el deterioro del pa¨ªs. Es un ¨¦xodo que podr¨ªa crecer si Maduro permanece en el poder. Seg¨²n la propia Machado, ¡°m¨¢s de 2 o 3 millones de venezolanos podr¨ªan abandonar nuestro pa¨ªs en un par de a?os¡±. Otros sondeos tambi¨¦n apuntan a que una quinta parte de los venezolanos querr¨ªa emigrar si Maduro sale reelecto. La l¨ªder opositora ha declarado que es su prop¨®sito que los venezolanos que as¨ª lo deseen tengan un pa¨ªs al que volver. ¡°Quiero que los venezolanos vuelvan a nuestro pa¨ªs y que vuelvan libremente a nuestro pa¨ªs porque tienen un futuro en nuestra tierra¡±, dijo a la misma cadena.
Es lo que pretende hacer Corina Bustamante, de 54 a?os, quien lleg¨® a Nueva York hace diez. ¡°Me fui por mis hijos, necesitaban libertad. Pasamos muchos sustos con ellos, nos daba miedo que los secuestraran o los asesinaran¡±, dice casi llorando. ¡°Le doy gracias a este pa¨ªs porque nos abri¨® las puertas, nos dio trabajo, pero quiero regresar. All¨¢ est¨¢ mi casa, all¨¢ est¨¢ mi familia, est¨¢n mis amigos¡±.
Corina y su familia llevan puesto, todos, unos rosarios. Dicen que tienen fe en que algo va a cambiar. En alg¨²n momento de la protesta neoyorquina, los venezolanos se unen en oraci¨®n. Luego gritan todos varias consignas en las que aseguran que ¡°ya ganamos¡±, en las que piden ¡°libertad¡±, en las que insisten en que ¡°la dictadura ya cay¨®¡±, en las que gritan a coro ¡°y vamos a volver, y vamos a volver¡± y en las que dicen que Urrutia es el segundo presidente m¨¢s votado de la historia de su pa¨ªs, luego de R¨®mulo Gallegos. Varias veces, se unen en un coro que dice: ¡°Y no me da la gana, y no me da la gana, una dictadura igualita a la cubana¡±.
En el lugar se ven pocas, pero hay banderas cubanas que casi se pierden entre la multitud de banderas del pa¨ªs sudamericanos. En un momento toma el altavoz un cubano y se dirige a la concentraci¨®n: ¡°Nosotros llevamos 65 a?os, ustedes 25, pero ya son libres¡±. Luego otros piden la palabra. Se hace silencio y alguien habla: ¡°Esto que estamos viviendo ahorita no es el trabajo de Maria Corina, ni es el trabajo de Edmundo. Es el trabajo de cada uno de nosotros que ha luchado, que no nos olvidamos de Venezuela¡±.
Varios activistas sostienen carteles con nombres. Se trata de las v¨ªctimas y los detenidos. Suman 25 los muertos tras las protestas posteriores a las elecciones y unas 2.000 personas fueron apresadas. Jackson Villamar¨ªn ahora est¨¢ en Times Square, pero fue alguna vez, tambi¨¦n, una v¨ªctima del gobierno de Nicol¨¢s Maduro. En 2016, cuando era trabajador de la empresa sindicalista Algodoneros del Orinoco, fue torturado por hacerle frente al poder. Muestra su mano: tiene dos dedos amputados.
¡°Levantamos mucha fuerza como trabajadores, nos lanzamos a la calle a protestar y al gobierno no le gust¨®¡±, cuenta. ¡°En 2016 me agarraron y me llevaron al SEBIN encapuchado, me torturaron, me pusieron un aparato explosivo en la mano izquierda, perd¨ª los dedos. Me partieron mi clav¨ªcula, cuando estaba desmayado, fue cuando me llevaron al hospital militar y me dejaron ah¨ª tirado¡±.
La protesta en Times Square estaba anunciada hasta las siete de la noche del s¨¢bado. Mientras, se tuvo noticias de las muchas personas congregadas en la plaza Sol de Madrid, o de los carteles en el metro de Mil¨¢n, o de peque?as protestas en ciudades como Osaka y Matsumoto, o en otras tan distantes como Brisbane y Tasmania. Se ha comentado de una persona protestando sola en Madagascar y tres en Uganda. A¨²n as¨ª, Maduro se ha burlado de la respuesta de los exiliados venezolanos al llamado de Machado. ¡°Ellos creyeron que los influencers de Miami iban a convocar a millones de personas en las calles. Pero los influencers y artistas de Miami fracasaron¡±, dijo.
En alg¨²n momento, Times Square se vuelve un sitio exclusivo de los venezolanos, a los que los turistas, que no esperaban una protesta como fondo de sus muchas fotos, codean o piden permiso para transitar. Hay familias enteras. Ni?os de todas las edades. Un joven lleva un cartel que reza: ¡°Quiero abrazar a mi abuela otra vez¡±. Melanyeli Yecerra, de 26 a?os, carga a su hijo de seis sobre los hombros. El ni?o est¨¢ vestido con un trajecito que imita al de Sim¨®n Bol¨ªvar. ¡°Yo di a luz sentada en una silla de hospital porque ni siquiera hab¨ªa camas en la maternidad de Santa Ana¡±, dice. ¡°A mi hijo me lo infectaron en la sala de neonatos, estuvimos dos semanas hospitalizados por una infecci¨®n en el est¨®mago. Por eso es que estamos aqu¨ª, para salir adelante, y para que ninguna otra mujer pase por lo que pasamos muchas esa madrugada en que ¨¦l lleg¨® a la vida¡±.
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