De requisitos de idioma a restricciones horarias: la larga historia contra el voto latino en Estados Unidos
El electorado hispano es el que menos participa en las elecciones y no solo por una supuesta apat¨ªa pol¨ªtica. A pesar de protecciones federales, los Estados han implementado reglas para dificultar el acceso al voto
La intenci¨®n del requisito no se disimulaba: bloquear el ¡°ignorante voto mexicano¡±. Lo dec¨ªa sin rodeos un editorial de un peri¨®dico local que abog¨® fuertemente para que en Arizona en 1909 se aprobase una medida que obligaba a pasar un examen de ingl¨¦s para tener derecho a votar. Desde el fin de la Guerra Civil y la esclavitud en los Estados Unidos, en territorios de todo el pa¨ªs se hab¨ªan impulsado leyes para restringir el voto a personas negras, y en unas cuantas d¨¦cadas las estrategias se empezaron a adaptar para limitar el acceso al voto a la poblaci¨®n latina. Adem¨¢s de ex¨¢menes de idioma, en algunos Estados impusieron impuestos especiales para apartar a las clases m¨¢s bajas o medidas de discriminaci¨®n racial, que no eran ilegales en la ¨¦poca. As¨ª, desde que hay registros, los latinos han sido consistentemente el grupo que vota en menor proporci¨®n. A la diferencia se le conoce como el Turnout Gap ¡ªla brecha de participaci¨®n¡ª y detr¨¢s no est¨¢ solo una supuesta apat¨ªa pol¨ªtica o asimilaci¨®n fallida, sino una larga ofensiva para suprimir el voto latino.
Ni siquiera la Ley de Derecho al Voto de 1965, aprobada en el momento m¨¢s fuerte del movimiento de derechos civiles, acab¨® con la supresi¨®n. Si bien la legislaci¨®n, que aseguraba que cualquier persona ¡°nacida o naturalizada en Estados Unidos¡± ten¨ªa derecho a votar y prohib¨ªa a los Estados privar del mismo a los votantes ¡°por motivos de raza, color o condici¨®n previa de servidumbre¡±, estaba dirigida a la poblaci¨®n afroamericana que hab¨ªa sufrido d¨¦cadas de segregaci¨®n en el sur, tambi¨¦n beneficiaba a la creciente poblaci¨®n latina. Y todav¨ªa m¨¢s cuando en 1975 se ampli¨® la ley tras los esfuerzos de organizaciones y activistas latinas para que incluyera protecciones para ¡°minor¨ªas ling¨¹¨ªsticas¡±, pues muchas restricciones de idioma segu¨ªan siendo v¨¢lidas. Desde entonces fue posible traducir el material electoral a espa?ol, y tambi¨¦n a otros idiomas, abriendo la puerta a miles de electores nuevos.
La ley inclu¨ªa ¡°provisiones especiales¡±, que aplicaban a jurisdicciones espec¨ªficas. La m¨¢s relevante era la ¡°autorizaci¨®n previa¡± o preclearance, que aplicaba a Estados con un historial de supresi¨®n del voto de minor¨ªas y dictaba que el Fiscal General o la Corte de Distrito de Washington deb¨ªan aprobar cualquier cambio en el reglamento electoral para asegurarse de que ninguna nueva regla afectase desproporcionadamente a un grupo en particular. De todas maneras, ante los refuerzos legales se idearon nuevas maneras de restringir el voto que a primera vista no tienen el objetivo de suprimir el voto de latinos y otras minor¨ªas, pero que en la pr¨¢ctica hacen exactamente eso. En esta categor¨ªa entran el gerrymandering, como se conoce a la redistribuci¨®n de los distritos electorales para minimizar el impacto del voto de minor¨ªas, aunque esto se hab¨ªa hecho desde mucho antes. Y aunque la participaci¨®n aument¨® paulatinamente entre los latinos, entre el 30% hasta el 2000 y llegando a superar el 50% en 2020, sigui¨® siempre casi 20 puntos por debajo del promedio.
En ese tiempo, sin embargo, hubo movimientos importantes. En 2013 lleg¨® una decisi¨®n clave del Tribunal Supremo. En su sentencia 5-4 en el caso de Shelby County, Alabama v. Holder, eliminaron el preclearance de la Ley de Derecho al Voto. El juez John Roberts declar¨® en nombre de la mayor¨ªa que ¡°mientras la Ley de Derecho al Voto hab¨ªa sido necesaria en el pasado, ya no se necesitaba y, por lo tanto, era inconstitucional porque le pon¨ªa demasiada carga a los Estados¡±. En el disenso, la jueza Ruth Bader Ginsburg contest¨®: ¡°Eliminar el preclearance cuando ha funcionado y sigue funcionando para detener cambios discriminatorios es como deshacerse de la sombrilla en medio de una tormenta porque no se est¨¢ mojando¡±.
En 24 horas, Texas, Misisipi y Alabama introdujeron estrictas leyes de identificaci¨®n del votante, que afectaban desproporcionadamente a minor¨ªas. Por ejemplo, en Texas solo se permiten algunas identificaciones oficiales, como un permiso de armas, pero no una de estudiante de universidad. Beto O¡¯Rourke, exrepresentante dem¨®crata en la C¨¢mara para el Estado dict¨® su propia sentencia: ¡°Durante 144, Texas ha perfeccionado la ciencia de suprimir a los votantes en las urnas¡±.
Y desde que Donald Trump irrumpi¨® en la escena pol¨ªtica hace poco menos de una d¨¦cada y esparci¨® teor¨ªas conspirativas sin pruebas de fraude electoral masivo de votos de migrantes sin ciudadan¨ªa, los esfuerzos por suprimir el voto latino no han hecho m¨¢s que intensificarse. En 2019, oficiales del Estado de Texas se?alaron a 95.000 votantes que identificaron como ¡°no-ciudadanos¡± y los acusaron de fraude electoral. Despu¨¦s de una revisi¨®n result¨® que muchas de esas personas estaban naturalizadas y s¨ª ten¨ªan derecho a votar.
En 2021 el gobernador republicano, Greg Abbott, firm¨® la ley SB1 que proh¨ªbe el voto las 24 horas del d¨ªa, elimina el voto desde el autom¨®vil, establece nuevos mandatos de identificaci¨®n para el voto por correo, convierte en delito grave que los funcionarios p¨²blicos env¨ªen ampliamente los votos por correo, otorga m¨¢s poder a los observadores electorales partidistas y exige que el secretario de Estado de Texas realice comprobaciones mensuales de las listas de votantes. Estas disposiciones afectan directamente al electorado latino, que se beneficiaba de la ampliaci¨®n de los m¨¦todos para votar, pues sus horarios laborales muchas veces imposibilitan que puedan acudir a un puesto de votaci¨®n el d¨ªa de la elecci¨®n.
Cuando Abbott aprob¨® que solo hubiera una urna para recolectar los votos por correo por condado, supuestamente para¡°proteger la integridad de las elecciones y detener el voto ilegal¡±, recibi¨® numerosas cr¨ªticas, incluyendo una demanda de LULAC, una de las organizaciones que vela por los derechos de los latinos m¨¢s antiguas del pa¨ªs. La jueza del condado de Harris, uno de los m¨¢s poblados de la naci¨®n y que tiene una poblaci¨®n mayoritariamente hispana, se pronunci¨® a trav¨¦s de Twitter recordando que el condado es m¨¢s grande que Rhode Island: ¡°esto no es seguridad, es supresi¨®n¡±. Pero no es solo Texas, en muchos otros Estados, como Kansas, Ohio o Georgia, se han aprobado reglas similares recientemente.
En la ¨²ltima semana, la cuesti¨®n ha vuelto al foco con m¨¢s pol¨¦micas centradas en Texas. Por un lado, LULAC ha acusado al fiscal, Ken Paxton, de criminalizar el voto hispano tras registros domiciliarios a l¨ªderes latinos en los que agentes de la Fiscal¨ªa local entraron en las residencias de simpatizantes dem¨®cratas y militantes de la organizaci¨®n como parte de una investigaci¨®n contra un presunto ¡°fraude electoral¡± y ¡°siembra de votos¡±. El director de LULAC en Texas, Gabriel Rosales, insisti¨® en que la investigaci¨®n e intimidaci¨®n de Paxton no va a pararles. ¡°Vamos a seguir trabajando en esto, no importa lo que este fiscal cree que va a hacer. Solo va a a?adir m¨¢s combustible para que continuemos haciendo lo que sabemos. No hemos infringido ninguna ley. Todo lo que hemos hecho es salir para aumentar la participaci¨®n de la comunidad latina¡±, apunt¨®.
Asimismo, Abbott anunci¨® esta semana que desde que firm¨® en 2021 el nuevo paquete de leyes dirigidas a restringir el voto se han eliminado m¨¢s de un mill¨®n de nombres de la lista de posibles votantes, mayoritariamente personas que se mudaron fuera del Estado, que han fallecido o que no se puede confirmar su paradero. Y aunque apenas 6.500 de los electores borrados corresponden a personas sin ciudadan¨ªa estadounidense, el foco de Abbott fue el supuesto ¡°voto ilegal¡±.
A pesar de los obst¨¢culos que se han puesto hist¨®ricamente y que en algunos Estados se han intensificado en los ¨²ltimos a?os, as¨ª como los intentos por socavar la confianza en el proceso, el electorado latino crece m¨¢s que ning¨²n otro, simplemente por la inercia demogr¨¢fica. Y una poblaci¨®n m¨¢s grande, mejor asimilada que en el pasado y m¨¢s organizada tiene la capacidad de hacerle frente a las trabas impuestas y se prev¨¦ que sacar¨¢ a m¨¢s latinos a las urnas que nunca.