Los migrantes dedicados a la venta ambulante en Nueva York, acorralados entre el alcalde Adams y Trump
M¨¢s de la mitad de los neoyorquinos votaron a favor de que se refuerce la fiscalizaci¨®n de vendedores ambulantes sin licencias, permisos que el municipio no concede desde 2016
En un apartamento del sur del Bronx, Consuelo Salazar, de 58 a?os, espera a que se hagan las 10.30 de la ma?ana para dirigirse a la alcald¨ªa de la ciudad de Nueva York. Lleva varias capas de ropa, una mochila negra y un meg¨¢fono que cuelga de su hombro derecho. En las manos sostiene dos pancartas y una bolsa con varios plumones. De camino al metro, para en una farmacia cercana para fotocopiar las cinco multas que el Departamento de Sanidad municipal le impuso dos semanas atr¨¢s por no tener licencia para dedicarse a la venta ambulante, usar mesas en la vereda y trabajar cerca de una parada de autob¨²s. ¡°Llegaremos al mediod¨ªa. Justo a tiempo¡±, dice Salazar tras subir al tren, mientras revisa la ruta hasta el sur de Manhattan en la aplicaci¨®n de Google Maps en su tel¨¦fono celular.
Es mi¨¦rcoles, 13 de noviembre. En el Ayuntamiento la esperan otras decenas de comerciantes ambulantes del Bronx, con quienes Salazar organiz¨® esta manifestaci¨®n porque una semana antes, el d¨ªa de las elecciones de Estados Unidos, m¨¢s de la mitad de los neoyorquinos votaron a favor de que el Gobierno municipal apruebe una ley para multar a vendedores ambulantes sin licencia. La medida, propuesta por la Administraci¨®n del alcalde de la ciudad Nueva York, Eric Adams, afectar¨ªa a miles de migrantes indocumentados, que no pueden acceder a licencias porque el municipio no las entrega desde 2016, seg¨²n un informe de la Oficina Independiente de Presupuestos. Sin embargo, la cantidad de multas y citaciones a corte por no tener licencias, entre otras infracciones, aumentaron en un 71,5% desde que comenz¨® la gesti¨®n de Adams en 2022 hasta octubre de este a?o, seg¨²n un an¨¢lisis de bases de datos del municipio.
Ante esta realidad, a la que se suma la vuelta a la Casa Blanca de Donald Trump, quien planea promulgar un abanico de pol¨ªticas antimigratorias, incluyendo la deportaci¨®n masiva de millones de personas indocumentadas, cuando asuma el cargo en enero, los vendedores ambulantes indocumentados se sienten atados de manos. Deben decidir entre seguir protestando para que les den licencias o, como en el caso de Salazar, evaluar el retorno a sus pa¨ªses de origen.
¡ª?Y despu¨¦s de la protesta va a salir a trabajar?
¡ªNo creo. Hace unas semanas Sanitation lleg¨® y me multaron. No me siento muy bien; me siento nerviosa.
Mientras se sostiene de la baranda del tren en ruta a la concentraci¨®n, Salazar cuenta que pronto se cumplir¨¢n cuatro a?os desde que dej¨® su natal Ecuador para migrar a la ciudad de Nueva York, con una visa que obtuvo con ayuda de una compa?¨ªa de venta de productos para la que trabajaba como comerciante. Dice que decidi¨® sobrepasar el periodo de tiempo que ten¨ªa para quedarse en Estados Unidos porque se convirti¨® en la ¨²nica proveedora de sus cuatro hijos, dos gemelas adolescentes y un adulto con discapacidad, que viven en Ecuador; y otro joven que estudia como becado en Washington, luego de que su esposo quedar¨¢ indispuesto para trabajar por una enfermedad cardiaca.
Durante sus primeros tres meses en la ciudad trabaj¨® como vendedora en una joyer¨ªa. Dice que renunci¨® porque no soportaba que su jefe la hiciera trabajar de pie m¨¢s de 10 horas diarias. Desde entonces, se dedica a la venta ambulante, un oficio que las personas indocumentadas pueden ejercer en la ciudad de Nueva York, siempre y cuando obtengan las licencias exigidas por el municipio, que actualmente son limitadas o inaccesibles. Salazar cuenta que, al enterarse de que la lista de espera para obtener una licencia de venta general estaba cerrada desde 2016, decidi¨® no solicitarla para dedicarse a la venta de cadenas, aretes, anillos, entre otros accesorios.
Una semana antes de las elecciones del pasado 5 de noviembre, agentes de Sanidad y de la Polic¨ªa de Nueva York abordaron a Salazar. ¡°A m¨ª casi se me paraliza la mitad del cuerpo de lo nerviosa que qued¨¦ con la llegada de Sanitation¡±, recuerda. La ecuatoriana cuenta que en ese momento las autoridades no le permitieron sacar sus documentos personales, que guardaba escondidos en dos bufandas. ¡°Me trataron como una delincuente¡±, asegura. ¡°El otro a?o regreso a Ecuador. No puedo quedarme m¨¢s tiempo aqu¨ª¡±.
El caso de Salazar es uno de los 11.674 que se han abierto desde abril de 2023, cuando el alcalde de Nueva York, Eric Adams, orden¨® que el Departamento de Sanidad se hiciera cargo de la fiscalizaci¨®n de la venta ambulante. Cada caso refleja la imposici¨®n de una o varias multas, que pueden fluctuar entre $25 y $1,000. De ese total, m¨¢s de 4.500 multas fueron por falta de licencias para vender objetos y comida, seg¨²n un an¨¢lisis de una base de datos p¨²blica, de la Oficina de Audiencias y Juicios Administrativos, del Gobierno municipal.
En enero de 2024, la Oficina Independiente de Presupuestos del municipio public¨® un informe en el que se indica que desde 1979 la ciudad de Nueva York ha otorgado solo 853 licencias para vendedores ambulantes que no son veteranos militares, y que la lista de espera para acceder a uno de estos permisos cerr¨® en 2016. Sobre las licencias para venta de comida, en 2021 se aprob¨® un conjunto de reformas que permite el aumento de estos permisos hasta 4.450 en los pr¨®ximos 10 a?os. Hasta octubre de 2023, m¨¢s de 9.000 personas estaban en la lista de espera para obtener una de estas licencias.
Para tratar el problema de la escasez de permisos, la concejal del distrito 14 del Bronx, Pierina Ana S¨¢nchez, present¨® en febrero un proyecto de ley que asegurar¨ªa un incremento anual en la cantidad de licencias para ventas generales. Sin embargo, 10 meses despu¨¦s, la iniciativa a¨²n est¨¢ a la espera de ser discutida por la Comisi¨®n de Protecci¨®n de los Consumidores y Trabajadores, seg¨²n el sitio web oficial del municipio. Se espera que antes de que acabe el a?o el Ayuntamiento escuche los testimonios de los vendedores ambulantes de la ciudad de Nueva York, multados y enviados a la corte durante la Administraci¨®n de Adams.
Una nueva medida en su contra
En la noche electoral, el 61,4% de neoyorquinos vot¨® ¡°S¨ª¡± en la segunda propuesta electoral del alcade Adams. La consulta propon¨ªa a los ciudadanos que decidieran si el Departamento de Sanidad debe endurecer las medidas para mantener las calles limpias. En la p¨¢gina oficial de NYC Votes, una iniciativa de la oficina del municipio que organiza las elecciones, se inform¨® a los ciudadanos que esta consulta buscar¨ªa aumentar la imposici¨®n de multas a los vendedores ambulantes sin licencias.
Vicente Veintimilla, l¨ªder de la organizaci¨®n Bronx Street Vendors, responde con sorpresa al otro lado del tel¨¦fono al enterarse de que la propuesta fue aprobada. ¡°Estamos fritos. Habr¨¢ que luchar. Hay que darle cara. As¨ª como la plante¨® [Adams], con malas intenciones, pues, aqu¨ª el ciudadano se equivoc¨®¡±, sostiene el organizador.
Veintimilla, de 54 a?os, es de Ecuador y lleva diez a?os viviendo en Estados Unidos, muchos de ellos en la ciudad de Nueva York. Tres d¨ªas despu¨¦s de las elecciones, en una ma?ana fr¨ªa, Veintimilla, de estatura mediana, contextura ancha y ojos grandes, llega con una mochila negra a una iglesia ubicada en el sur del Bronx. Ingresa por la puerta paralela, donde a su vez funciona la oeneg¨¦ Coalici¨®n Mexicana, mientras saluda a los trabajadores de esta organizaci¨®n. Baja hacia el s¨®tano y de su mochila saca cintas adhesivas, plumones y copias de las multas que el Departamento de Sanidad le impuso a ¨¦l y a sus compa?eros Jes¨²s Alcayde y Floriberto D¨ªaz.
¡°Aqu¨ª no improvisamos¡±, afirma. Est¨¢ preparando materiales para la protesta de la siguiente semana frente al Ayuntamiento de la ciudad. ¡°Queremos que el alcalde y los concejales se sienten con nosotros y conversen. Porque nosotros los comerciantes ambulantes tenemos proyectos. ?Qui¨¦n m¨¢s que los comerciantes que vivimos el d¨ªa a d¨ªa, qui¨¦n m¨¢s que nosotros para exponer los problemas y las soluciones? Dejemos de subestimar a los vendedores¡±, comenta mientras corta cinta adhesiva para pegar las copias de las multas en una pancarta roja.
En eso llega Miguel Varela, de 52 a?os. Viste el polo verde distintivo de Bronx Street Vendors, la organizaci¨®n que Veintimilla, Salazar, Varela y otros vendedores ambulantes fundaron en 2023 para que los concejales y el alcalde los escuchen. Varela lleva un gorro blanco, que solo usan los l¨ªderes de este colectivo. Cuenta que muchos de ellos viven estresados, pues no hay forma de predecir la hora y el lugar en que los agentes del Departamento de Sanidad llegar¨¢n a pedirles sus licencias.
Varela dice que antes ¡°sal¨ªa a trabajar cinco o siete horas¡±. Ya no. Ahora sale ¡°a veces una hora¡±, ¡°a veces dos¡±. ¡°A veces no salgo ni a trabajar¡±, asegura.
¡ªMiguel, cu¨¦ntale sobre la vez en que ni siquiera estabas en tu puesto y Sanitation te retuvo¡ª le anima Veintimilla.
¡ªAh, s¨ª. Hasta parece que se han mudado cerca de mi casa para vigilar cu¨¢ndo salgo y cu¨¢ndo no porque me abordaron en la esquina, mientras arrastraba mi mercanc¨ªa¡ª recuerda Varela entre risas.
Unos d¨ªas despu¨¦s, sobre el mediod¨ªa, todos se re¨²nen a las afueras de City Hall, la sede de la Administraci¨®n municipal. Mujeres con coches, personas con discapacidad, hombres j¨®venes y adultos mayores que se dedican a la venta ambulante van uni¨¦ndose a la protesta. La mayor¨ªa son inmigrantes latinos que venden su mercanc¨ªa en el Bronx, Queens, Manhattan y Brooklyn.
Veintimilla llega puntual. Viste la gorra blanca que caracteriza al colectivo Bronx Street Vendor, un abrigo grueso, una mesa plegable y un meg¨¢fono rojo en el hombro derecho. Saluda a Salazar que acaba de llegar. De su mochila negra, saca vuvuzelas y hojas en las que se leen las arengas que prepar¨® junto a sus compa?eros.
Salazar toma el meg¨¢fono y se dirige a los transe¨²ntes, ejecutivos, turistas, y polic¨ªas, que caminan por la avenida Broadway. ¡°Estamos orgullosos de trabajar en la calle, pero tambi¨¦n queremos regirnos a la norma y ser escuchados por las autoridades. Somos personas de bien, que buscamos trabajar para nuestras familias¡±, dice.
Segundos despu¨¦s, un polic¨ªa alto, de tez blanca y vestido como civil, se acerca, le muestra una placa met¨¢lica y le pide que no use el meg¨¢fono porque no est¨¢ permitido. Salazar entrega el meg¨¢fono a Veintimilla, quien se dirige a los vendedores ambulantes del Bronx para pedirles que cierren m¨¢s el c¨ªrculo humano que hab¨ªan formado, y escuchen los testimonios de sus compa?eros como Jes¨²s Alcayde o Floriberto D¨ªaz, quienes en menos de un mes recibieron multas que suman hasta $6.000. Tambi¨¦n habla Cecilia Rebollar, una migrante de nacionalidad mexicana, de 42 a?os, cuyo arresto se viraliz¨® en redes sociales por videos que mostraban c¨®mo cinco agentes de la Polic¨ªa de Nueva York la arrastraban desde la vereda donde estaba vendiendo productos tecnol¨®gicos.
¡°Mis compa?eros y yo no estamos tranquilos. No nos dejan trabajar. Solo hablamos de Sanitation y de la Polic¨ªa¡±, cuenta Rebollar. ¡°Queremos una licencia que nos permita trabajar libremente sin miedo¡±, agrega D¨ªaz.
La jornada termina una hora despu¨¦s. Salazar y otras vendedoras ambulantes reparten en vasos de pl¨¢stico champurrado, una bebida caliente popular en M¨¦xico. Los vendedores forman c¨ªrculos peque?os en los que conversan sobre c¨®mo se sienten con el resultado de las elecciones. Algunos aseguran sentir miedo porque Trump ser¨¢ el presidente. Otros son optimistas y esperan que la protesta llegue a buen puerto, para que los concejales aceleren el debate del paquete de proyectos de ley que busca la ampliaci¨®n de licencias de venta general. Cada l¨ªder saca de sus bolsillos y mochilas billetes de $10 y $20 y se los entrega a Don Vicente, quien dice con voz fuerte que ya hay dinero suficiente, que se re¨²nan todos para ir a comer algo cerca de ah¨ª.
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