La crisis de la vivienda en Estados Unidos marca el pesimismo econ¨®mico que define las elecciones
Corregir la baja oferta y los altos precios de la vivienda son una de las principales apuestas de ambos candidatos para dar soluciones a una de las mayores preocupaciones de los votantes
Algo anda mal cuando encontrar un alquiler medianamente asequible es interpretado como un milagro. Es parte de la cotidianeidad de Nueva York, el mercado m¨¢s tensionado del pa¨ªs, pero es una realidad cada vez m¨¢s presente de costa a costa. En Estados Unidos, cuando se est¨¢ buscando un nuevo hogar, ya no es la ilusi¨®n por el futuro la que domina, sino la angustia, el estr¨¦s y la incertidumbre. Y esos sentimientos no se olvidan f¨¢cil cuando llega la hora de elegir un candidato presidencial.
Lo vivi¨® Giovanna Drummond este verano, reci¨¦n graduada de hacer un posgrado. Se mudaba a Nueva York porque es donde ve¨ªa posibilidades de crecimiento laboral. El ideal ser¨ªa un apartamento individual en una zona bien conectada y a un precio razonable para la ciudad ¡ªel promedio para este tipo de propiedad en Nueva York oscila sobre los 3.500 d¨®lares¡ª, pero sab¨ªa que lo m¨¢s seguro es que eso fuese una quimera.
Como cualquier millennial se volc¨® al internet en busca de un techo: p¨¢ginas de bienes ra¨ªces, Craigslist, Facebook. La haza?a es un agobio permanente, scrolleando interminablemente, descartando ¡°ofertas¡± demasiado buenas para ser verdad, demasiado caras, demasiado lejanas, demasiado peque?as. Y cuando alg¨²n anuncio aceptable se posa brevemente por la pantalla es cuando hay que actuar. Contactar al propietario o agente, concretar una cita, ver el apartamento y decidirse por poner una oferta; todo en un plazo de, con suerte, unos cuantos d¨ªas, a veces meras horas.
La mayor¨ªa de las visitas quedan en nada. ¡°Fui a ver un apartamento y no se parec¨ªa nada a las fotos. Era un s¨®tano y estaba sucio. Pregunt¨¦ si lo iban a pintar y me dijeron ¡®est¨¢ pintado y limpiado¡¯. Estoy segura de que hay mucha gente suficientemente desesperada para decir, ¡®ok, me lo quedo¡¯. Yo, por suerte, tengo el privilegio de contar con el apoyo de mis padres en esta etapa, pero la presi¨®n igualmente me afecta, me dec¨ªan los propietarios ¡®te tienes que decidir ya porque tengo otras seis personas interesadas¡¯¡±, relata Drummond, sabiendo que eso perfectamente pod¨ªa ser una mentira. Est¨¢ normalizado el hecho de que conseguir un alquiler decente hoy por hoy es todo un juego psicol¨®gico que incluye tarifas adicionales para los agentes, dep¨®sitos de seguridad y pagos adelantados que pueden sumar varios miles de d¨®lares.
En conjunto, el mercado de vivienda se ha convertido en una especie de trauma colectivo de dimensiones nacionales. Y esto con un trasfondo de un a?o electoral en el que la econom¨ªa es la principal preocupaci¨®n de los votantes a ra¨ªz del alt¨ªsimo costo de la vida, que se ha instalado como una caracter¨ªstica esencial en todo el pa¨ªs desde la pandemia. Desglosando lo que sostiene este pesimismo econ¨®mico, la vivienda sobresale como una de las dos mayores preocupaciones al ser el mayor gasto mensual para cualquier familia o persona en el pa¨ªs ¡ªla otra es el precio de los v¨ªveres, el gasto m¨¢s recurrente¡ª.
Los candidatos Harris y Trump lo saben muy bien y hablan del tema sin parar. Fue una de las primeras grandes plataformas de la naciente campa?a de la candidata dem¨®crata. La propuesta de la vicepresidenta pretende ser hol¨ªstica, dirigi¨¦ndose a atajar los problemas del lado de la demanda como de la oferta. Por un lado, ha propuesto una ayuda directa de 25.000 d¨®lares para que potenciales compradores primerizos puedan acceder a una hipoteca, as¨ª como una menos espec¨ªfica promesa de apoyar y expandir programas vigentes a nivel local de apoyo para el alquiler. Por otro lado, para ampliar la oferta, lo que b¨¢sicamente significa construir m¨¢s casas, Harris propone desregular agresivamente para poder erigir m¨¢s edificios altos que aprovechan mejor el espacio que las t¨ªpicas viviendas unifamiliares estadounidenses, adem¨¢s de liberar suelos estatales para la construcci¨®n e implementar una serie de incentivos fiscales para las constructoras. Trump, por su parte, ha propuesto escuetamente a trav¨¦s de sus enrevesados discursos y apariciones p¨²blicas algo muy parecido a la desregulaci¨®n y los incentivos fiscales que presenta Harris.
Las propuestas ¡ªtodas extremadamente populares entre el p¨²blico seg¨²n las encuestas, aunque no han sido desmenuzadas al detalle y que podr¨ªan generar efectos indeseados en el mercado¡ª demuestran que son conscientes del problema fundamental: no hay suficientes casas, hay un d¨¦ficit de entre 4 y 7 millones de viviendas. El problema comenz¨® con la Gran Recesi¨®n que sigui¨® a la crisis del 2008 que, originado en una burbuja inmobiliaria, afect¨® especialmente al sector. Desde entonces el ritmo de construcci¨®n nunca repunt¨®, y a?o a a?o la demanda fue tensionando cada vez m¨¢s la oferta, resultando en precios cada vez m¨¢s altos.
Para 2022, pr¨¢cticamente la mitad de los hogares estadounidenses pagaban m¨¢s del 30% de sus ingresos en renta. Entre estos, el 75% de los de renta m¨¢s baja ¡ªdebajo de los 15.000 d¨®lares anuales, unos 10 millones y medio de hogares¡ª se gastan m¨¢s de la mitad de sus ingresos en pagar el alquiler.
La situaci¨®n descendi¨® a su estado actual desde la pandemia. Con intereses bajos, altas tasas de ahorro y cambios en las din¨¢micas de trabajo ¡ªprincipalmente la expansi¨®n del trabajo desde casa¡ª el mercado, tanto de alquiler como de compra, se sobrecalent¨®. La gente buscaba mejores viviendas en las ciudades que ya ten¨ªan mucha demanda, o casas m¨¢s amplias en ciudades medianas o peque?as y en zonas rurales. El boom de la demanda dispar¨® los precios por todos lados.
Y luego lleg¨® la inflaci¨®n para distorsionar el panorama todav¨ªa m¨¢s. Los costos de construcci¨®n, que ya hab¨ªan aumentado por los problemas en las cadenas de suministros globales causados por las restricciones del Covid, subieron m¨¢s y se trasladaron al comprador o arrendatario final. Para poder ser rentables y mantener m¨¢rgenes de ganancia, las constructoras han optado por priorizar el mercado m¨¢s caro, el ¨²nico segmento donde la oferta ha crecido.
Pero el aumento de los precios por parte de las constructoras no es la ¨²nica raz¨®n por la cual los estadounidenses est¨¢n teniendo que pagar m¨¢s por la vivienda. Para combatir esa misma inflaci¨®n que hab¨ªa aumentado los costos, la Reserva Federal subi¨® los tipos de inter¨¦s y los ha mantenido altos; aunque se prev¨¦ que los bajar¨¢ por primera vez desde 2022 este mes. Pasar de tipos de inter¨¦s de 0% o incluso negativos, como los hubo en las primeras dos d¨¦cadas del siglo, a la actual tasa del 5,5%, tuvo un efecto en las hipotecas. En este momento, las tasas fijas para una hipoteca de 30 a?os oscilan en el 7%. En t¨¦rminos reales, esto quiere decir que, en promedio, para una familia de clase trabajadora o clase media, la mensualidad se ha casi duplicado, seg¨²n datos de la National Association of Realtors. Y eso solamente si es que la familia ha sido capaz de ahorrar lo suficiente para pagar la entrada o enganche para la hipoteca; algo cada vez menos probable por el precio de los alquileres.
Los latinos en Estados Unidos son un segmento de la poblaci¨®n que se ve particularmente afectado por este conjunto de condiciones, explica Laura Arce, vicepresidenta senior de Iniciativas Econ¨®micas de UnidosUS, la mayor organizaci¨®n nacional de defensa de los derechos civiles de los hispanos, y anteriormente vicepresidenta senior para Wells Fargo & Co. ¡°Todav¨ªa hay una diferencia muy grande entre las tasas de propiedad de la poblaci¨®n blanca frente a los latinos, y eso tiene que ver con barreras sist¨¦micas a un nivel amplio. Por ejemplo, hay una mayor concentraci¨®n de poblaci¨®n latina en lugares como California, Florida o Nueva York, que son mercados extremadamente costosos. Adem¨¢s, los latinos tienden a ser empleados en sectores con salarios m¨¢s bajos¡±. Tambi¨¦n los latinos tienen menor patrimonio familiar que les permitir¨ªa acceder a vivienda, menos alfabetismo econ¨®mico para navegar las opciones de financiaci¨®n disponibles y en muchos casos no tienen historial crediticio, que ¡°en Estados Unidos es lo mismo que tener un historial crediticio negativo¡±.
Arce, que ha dise?ado y lidera el programa Home Ownership Means Equity (HOME) de UnidosUS, un movimiento a largo plazo para transformar la trayectoria econ¨®mica de los latinos a trav¨¦s de la propiedad de la vivienda, recalca que es muy bienvenido que los candidatos est¨¦n hablando del tema como una prioridad en este ciclo electoral. ¡°Es una se?al y demuestra que el acceso a la vivienda no es solo un tema en las ciudades de ambas costas, ni un problema solo de personas de ingresos bajos. Est¨¢ afectando a todos¡±.
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