El fr¨ªo y portentoso Abdusatt¨®rov
Imperturbable en momentos muy emotivos, el nuevo astro del ajedrez, de 17 a?os, recuerda la gelidez de K¨¢rpov y el descaro de Kasp¨¢rov
¡°Jugu¨¦ el torneo con el presentimiento de que pod¨ªa ganarlo¡±, dijo Nodirbek Abdusatt¨®rov el martes en Varsovia (Polonia), minutos despu¨¦s de lograr el oro en el Mundial de Ajedrez R¨¢pido tras derrotar al multicampe¨®n Magnus Carlsen y, en el desempate, al subcampe¨®n del mundo, Ian Niep¨®mniashi. Dado que el uzbeko, de 17 a?os, era el 59? en la lista inicial, parece un chiste de bilba¨ªnos. Pero si uno escarba en sus actitudes, manifestaciones y partidas recientes, esa frase de la nueva estrella se antoja muy sincera.
Este mismo mes, Abdusatt¨®rov gan¨® dos torneos abiertos de ajedrez cl¨¢sico (lento) en la provincia de Barcelona, el Llobregat en Castelldefels y el Sunway en Sitges. En ambos triunf¨® en los desempates de partidas r¨¢pidas, y dijo que eso le vendr¨ªa muy bien para el Mundial de Varsovia, adonde iba ¡°con muy buenas sensaciones¡±. Estos antecedentes tan frescos denotan una confianza desmedida en s¨ª mismo y ayudan a entender c¨®mo fue capaz de levantar las posiciones muy inferiores que tuvo en las cuatro ¨²ltimas rondas del Mundial de R¨¢pidas; lo normal hubiera sido perder las cuatro, pero gan¨® a Carlsen y empat¨® con Fedos¨¦iev (Rusia), Gukesh (India) y Duda (Polonia) tras exhibir no solo un talento descomunal y una t¨¦cnica asombrosa para su edad, sino, sobre todo, la sangre fr¨ªa propia de un desactivador de bombas.
Esa gelidez tambi¨¦n se vio en los mencionados torneos espa?oles. ¡°Nodirbek estaba junto a su madre cuando supo que hab¨ªa ganado el torneo y el premio de 10.000 euros, que en Uzbekist¨¢n equivalen al sueldo medio de cuatro a?os. Ninguno de los dos hizo un gesto de gran alegr¨ªa¡±, recuerda Patricia Claros, miembro de la organizaci¨®n del Llobregat. ¡°Tras ganar el desempate para el primer premio [5.000 euros], tuvimos una exhibici¨®n de fuegos artificiales. Casi todos los jugadores formaron grupos, ya muy relajados tras la gran tensi¨®n del torneo. Pero Nodirbek los vio solo, ensimismado en sus pensamientos¡±, a?ade Oskar St?ber, director del Sunway. Ambos recalcan que Abdusatt¨®rov acud¨ªa siempre muy bien vestido a la sala de juego, y que su comportamiento era ejemplar. ¡°Amable, pero serio¡±, recalca St?ber.
Volvamos a la conferencia de prensa del martes por la noche en Varsovia. Un periodista noruego le pregunta: ¡°No parece usted muy feliz tras ganar a Carlsen y a Niep¨®mniashi, y llevarse el oro de un Mundial y 60.000 d¨®lares [52.626 euros]. ?Es que no est¨¢ contento?¡±. El uzbeko esboza una sonrisa: ¡°S¨ª, claro que lo estoy. Pero tambi¨¦n cansado, y ahora debo centrar mis pensamientos en el Mundial Rel¨¢mpago [que se disputa este mi¨¦rcoles y jueves]¡±. Esto encaja bien con lo que dijo hace dos a?os en Mosc¨², durante los Mundiales de las mismas modalidades tras hacer tablas con Carlsen en la partida rel¨¢mpago. Entonces ten¨ªa 15 a?os, pero ya apuntaba maneras: ¡°Me sent¨ªa muy mal tras mi fracaso en el Mundial de R¨¢pidas [cada partida dura menos de una hora]. Pero en el Rel¨¢mpago [menos de 10 minutos] he ganado las cinco primeras y eso me ha puesto m¨¢s contento. Hacer tablas con el campe¨®n est¨¢ muy bien, claro, pero la verdad es que tuve posiciones con mucha ventaja¡±.
Esa actitud es una mezcla de la frialdad de Anatoli K¨¢rpov y el descaro de Gari Kasp¨¢rov, dos de los mejores de todos los tiempos, durante su adolescencia. Y tambi¨¦n recuerda al desparpajo de Carlsen a la misma edad. Abdusatt¨®rov da muestras claras de no temer a nadie y de sentirse predestinado a ser una gran estrella en un pa¨ªs donde el ajedrez fue muy popular cuando perteneci¨® a la Uni¨®n Sovi¨¦tica y lo sigue siendo despu¨¦s. La trayectoria del flamante nuevo astro alimenta esa pasi¨®n nacional: fue campe¨®n del mundo sub 8; a los 11, el m¨¢s joven de la historia entre los cien mejores sub 20; a los 13, el 2? gran maestro (la categor¨ªa m¨¢s alta en ajedrez) m¨¢s joven de todos los tiempos. Y su progresi¨®n ha sido firme y muy regular.
Si apenas se ha hablado de ¨¦l en la prensa internacional hasta ahora es porque la explosi¨®n de ni?os prodigio en ajedrez, gracias al entrenamiento con computadoras potent¨ªsimas, es tan grande que apenas son ya noticia; sobre todo en Asia, y especialmente en la India, al hilo de la fiebre desatada por el pentacampe¨®n del mundo Viswanathan Anand. Pero Abdusatt¨®rov es mucho m¨¢s que un nuevo portento. Basta observar con atenci¨®n el v¨ªdeo de la partida que le gan¨® a Carlsen para comprender que esa mezcla de serenidad extrema, precisi¨®n, talento, t¨¦cnica y confianza ilimitada en s¨ª mismo solo se ven muy de vez en cuando.
Gukesh (15 a?os), otro prodigio indio
La hazaña de Abdusattórov eclipsa otra: Dommaraju Gukesh, de 15 años, terminó el 9º (de 176) a pesar de que en la penúltima ronda no logró rematar una posición ganadora frente al uzbeko. De momento, Gukesh es solo uno más de la media docena de portentos indios muy destacados, aunque su palmarés sea impresionante. Por ejemplo, a los 12 años y siete meses desbancó a Abdusattórov como el 2º gran maestro más precoz de la historia.
Gukesh también representa el alto riesgo de numerosos matrimonios indios que -al hilo de la fiebre del ajedrez en su país- deciden apostarlo todo por desarrollar el talento de sus hijos ajedrecistas. El padre, Rajnikanth, cirujano, ha aparcado su carrera para viajar con el prodigio a los torneos. La madre, Padma, microbióloga, combina a duras penas su profesión con el cuidado de Dommaraju, quien apenas va a la escuela porque juega torneos constantemente por medio mundo.
En una entrevista con ChessBase India de 2018, Padma hace un balance positivo de tanto sacrificio: “Nuestro hijo aprendió a jugar por sí solo, viendo las partidas de sus primos, a los 6 años. Decidimos que su enorme talento merecía apostar por él. Es verdad que mi marido y yo hemos puesto nuestras carreras en peligro al hacerlo, pero estoy convencida de que el tiempo nos dará la razón”. Tal vez sí, pero la estadística indica que muchas familias indias fracasarán en el intento, porque en la cumbre de cualquier deporte caben pocos, y el ajedrez no hace millonario a casi nadie.
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