Las voces de los ni?os de la guerra: ¡°Los colegios se volvieron salas f¨²nebres¡±

Jonathan Mart¨ªnez fue v¨ªctima de la guerra antes de nacer. En 1997, cuando su madre estaba embarazada de ¨¦l con seis meses, su padre, un militar de 21 a?os que estaba custodiando unas antenas de comunicaci¨®n en el sur del pa¨ªs, fue secuestrado por la guerrilla de las FARC. ¡°Mi padre dur¨® cerca de 15 a?os de secuestro¡±, cuenta ahora Jonathan. Si alguien puede entender lo que significa la ausencia del padre es un chico como ¨¦l, que durante m¨¢s de una d¨¦cada se comunic¨® con su pap¨¢ a trav¨¦s de escasas cartas y videos que la guerrilla le permiti¨® enviar o recibir. ¡°Papi, me va bien en el colegio¡±, le escrib¨ªa a veces. ¡°Tengo la fe de que nos vamos a reencontrar¡±, le escrib¨ªa otras. A sus ocho a?os era un ni?o m¨¢s sosteniendo la foto de su padre en manifestaciones que ped¨ªan la liberaci¨®n de cientos de secuestrados. El 26 de noviembre del 2011, cuando Jonathan ten¨ªa 13 a?os, la guerrilla asesin¨® a su padre. Nunca se conocieron.

La guerra en Colombia, vista desde el punto de vista de los ni?os, es una historia de padres y madres ausentes, o de peque?os a los que no se les ense?¨® biolog¨ªa o matem¨¢ticas sino se les ense?¨® a matar. Las futuras generaciones del pa¨ªs nacieron en medio del dolor. La Comisi¨®n de la Verdad colombiana¨D un organismo nacido de los acuerdos de paz del 2016¡ª public¨® esta semana un extenso informe sobre c¨®mo los ni?os y ni?as vivieron seis d¨¦cadas de conflicto: desapariciones, desplazamientos, secuestros, homicidios, o reclutamiento forzado. El informe, en honor a ellos, lo titulan No es un mal menor.

Y no fue menor lo que ocurri¨®. De acuerdo a las cifras que logr¨® encontrar la comisi¨®n ¡ªrecogiendo informaci¨®n de 112 bases de datos en 42 entidades¡ª entre 1985 y 2016, unos 64.000 menores murieron a causa de la violencia del conflicto armado. Al menos 28.000 fueron desaparecidos, m¨¢s de 6.000 fueron secuestrados, y m¨¢s de tres millones fueron desplazados de sus hogares por la violencia¡ªcasi la mitad del total de desplazados en el pa¨ªs. Todos los actores armados, militares, paramilitares, guerrilleros, fueron responsables.

Un cap¨ªtulo en este informe tiene que ver con el reclutamiento armado que hicieron varios grupos ilegales para que los peque?os aprendieran a asesinar. De acuerdo al informe, entre 1990 y 2017, 16.238 ni?os fueron reclutados para la guerra, y la mayor¨ªa de estos lo fueron para combatir en las filas de la guerrilla de las FARC. En la s¨¦ptima conferencia del grupo armado, en 1982, los comandantes establecieron que para crecer deb¨ªan vincular a los j¨®venes de 15 a 30 a?os. Fueron m¨¢s lejos que eso. De los 16.000 chicos reclutados, 43,7% ten¨ªan menos de 15 a?os. Unos ten¨ªan solo nueve a?os.

¡°Tienes que empezar a cambiar tus mu?ecas por un palo para que te acostumbres a cargar un arma¡±, le dijo un miliciano a Esperanza, una mujer que habl¨® extensamente con la Comisi¨®n sobre el momento en que, a sus 12 a?os, fue reclutada por la guerrilla en el 2000. Fue el a?o con mayor n¨²mero de reclutamientos por las FARC, 1.320 ni?os al menos. Esperanza hab¨ªa nacido en una familia muy pobre en una zona cocalera del oriente colombiano, donde dominaban la guerrilla, y cont¨® a la comisi¨®n que ¡°cuando se pon¨ªa muy dif¨ªcil la cosa, nos tocaba cambiar gramos de coca por comida porque no hab¨ªa dinero¡±. La reclutaron cuando estaba en la escuela, ¡°un fulano¡± que le orden¨® reunirse con ella cerca a un r¨ªo, y cuando se vieron ¨¦l solo le dijo: ¡°vengo por usted¡±.

Esperanza dej¨® los juguetes y aprendi¨® a levantarse temprano para entrenar en la madrugada, a lanzar granadas, a camuflarse en la selva. Normalmente los jefes de las FARC hac¨ªan entrenamientos durante tres meses para los ni?os, con un palo como arma, antes de entregarles un fusil. ¡°La columna estaba conformada por m¨¢s j¨®venes que adultos¡±, recuerda ella.

A sus 12 a?os las FARC tambi¨¦n le introdujeron a Esperanza, sin su consentimiento, un dispositivo intrauterino para que no quedara embarazada (la anticoncepci¨®n forzada fue una pr¨¢ctica com¨²n en la guerrilla) . ¡°Eso es una violaci¨®n¡±, reflexiona ella ahora. ¡°Ingresar siendo ni?a a la organizaci¨®n te vuelve como una presa para los chulos. Se ve muy a menudo que los hombres te tocan sin t¨² querer¡±.

Otro cap¨ªtulo especial del informe tiene que ver con las escuelas. De acuerdo a los investigadores, entre 1980 y 2021 hubo al menos 881 afectaciones contra las comunidades escolares: atentados contra la vida de los ni?os, deterioro a la infraestructura escolar, o poniendo en riesgo la vida de los maestros.

¡°En algunos rincones de Colombia los colegios se volvieron un b¨²nker para proteger a los estudiantes de las balas, o en salas f¨²nebres para velar y despedir los compa?eros¡±, dice el informe. Una profesora cont¨® que, en una ¨¦poca de enfrentamientos entre las FARC y el ej¨¦rcito en su vereda, se hizo imposible que los ni?os pudieran jugar f¨²tbol porque hab¨ªa minas antipersonales en todo el territorio. ¡°Cada vez que el bal¨®n ca¨ªa a alguno de los costados, toteaba una mina¡±, record¨®. De 12.152 v¨ªctimas de minas antipersonales en Colombia, cuenta el informe, 1.266 fueron ni?os o adolescentes.

Cecilia, ind¨ªgena nasa al occidente del pa¨ªs, record¨® para la comisi¨®n una ma?ana en la que recibi¨® a sus estudiantes advirti¨¦ndole ¡°profe, mire que hay soldados¡± dentro de la escuela, una violaci¨®n al Derecho Internacional Humanitario que rige en conflictos armados. La zona estaba en guerra con la guerrilla de las FARC y, hacia las 10 de la ma?ana, empezaron a sonar los tiros. ¡°Esos chiquitos corriendo a lado y lado, diciendo ?Mam¨¤! Entonces, uno dice: ?Por qu¨¦ estoy viviendo esto?¡±, recuerda ella.

Hasta el d¨ªa de hoy, cuenta el informe, el estado colombiano no ha firmado la Declaraci¨®n sobre Escuelas Seguras, suscrita por 80 pa¨ªses, para proteger a los estudiantes de los efectos del conflicto armado. En 2018 Colombia fue uno de los 28 pa¨ªses del mundo donde se registr¨® un mayor uso militar de instalaciones educativas. En 1976, una escuela en el municipio de Anor¨ª fue bombardeada por el ej¨¦rcito¡ªy se cree que fue la primera en ser bombardeada en la guerra. Una profesora sobreviviente le cont¨® a la comisi¨®n que los militares lo hicieron porque pensaban que la escuela acog¨ªa a guerrilleros del ELN.

Los grupos paramilitares tambi¨¦n reclutaron ni?os y dejaron hu¨¦rfanos a muchos otros, pero tuvieron otro tipo de injerencia en las escuelas. Un profesor del caribe colombiano recuerda que, bajo el poder de ese grupo armado de extrema derecha, en la escuela, ¡°no se pod¨ªa hablar de sindicalismo, no se pod¨ªa hablar de participaci¨®n democr¨¢tica, no se pod¨ªa hablar de las funciones p¨²blicas del Estado¡±, recuerda. ¡°El derecho a la libertad de c¨¢tedra fue cortado por temor a que lo que dijeras se entiende como un adoctrinamiento hacia los muchachos¡±. Y si se opon¨ªan, el riesgo era la muerte. Una organizaci¨®n educativa citada en el informe estima que, entre 1958 y 2018, unos 1.062 maestros fueron asesinados.

Algo m¨¢s dram¨¢tico ocurri¨® en el departamento de C¨®rdoba, donde los jefes paramilitares conocidos como los hermanos Casta?o tuvieron sus sedes de operaciones. Fidel Casta?o, uno de los m¨¢ximos l¨ªderes, fund¨® un colegio privado all¨ª, en 1998, llamado el Liceo Villanueva. Elena, una chica que estudi¨® en esta escuela en 2001, cont¨® a la Comisi¨®n de la Verdad que all¨ª les educaban con un estilo militar. ¡°Aqu¨ª no aceptamos el cabello largo ni aretes¡±, les dec¨ªan. ¡°Tampoco con cabellos tinturados de otros colores ni maquillaje¡±. Los adolescentes hombres fueron obligados a cortarse el pelo en una tarima, frente a toda la escuela. Los paramilitares fundaron al menos 30 escuelas que se proclamaban espacios ¡°patri¨®ticos y anticomunistas¡±.

En otra escuela del caribe colombiano, lo cuenta una abogada que cont¨® a la Comisi¨®n un n¨²mero de violaciones sexuales, ¡°la directora permit¨ªa que los paramilitares ingresaran al colegio y se llevaran a las ni?as¡±. Y los chicos que fueron reclutados a la fuerza por los paramilitares pod¨ªan ser asesinados o torturados si intentaban escapar. Como lo cont¨® el director de la Comisi¨®n de la Verdad a El PA?S, un ni?o relat¨® ¡°c¨®mo se lo llevaron a la guerra en uno de estos frentes paramilitares y, a la semana de estar all¨ª, trajeron a otro que se quiso escapar y delante de ellos los paramilitares le cortaron la cabeza. Hicieron que los 30 o 35 ni?os que estaban all¨ª se la pasaran entre ellos. Dos ni?as se desmayaron y entonces el jefe paramilitar orden¨® que les quitaran el vestido y con la cabeza ensangrentada les recorrieran el cuerpo¡±.

El gobierno, por ahora, no ha podido detener del todo el reclutamiento. Como lo describi¨® en mayo el comisionado de la Verdad Leyner Palacios al diario El Espectador, en el departamento occidental del Choc¨® al menos 50 ni?os ind¨ªgenas se han suicidado en los ¨²ltimos tres a?os para evitar ser reclutados a la fuerza por grupos armados en la zona.

El informe de la Comisi¨®n de la Verdad es un texto construido con los testimonios de cientos de ni?os hu¨¦rfanos que no tuvieron m¨¢s que a s¨ª mismos para sobrevivir y dejar a otros vivir en medio del conflicto. Hacia el final del documento se cuenta la historia de Manuela, una peque?a reclutada por las FARC que fue entrenada por la guerrilla para explotar bombas. Un d¨ªa, sin embargo, vio una camioneta del ej¨¦rcito que ella deb¨ªa atacar, pero Manuela se detuvo a explotar una bomba cuando alcanz¨® a ver a otra ni?a como ella sentada dentro del autom¨®vil. ¡°No pude explotar la bomba¡±, recuerda ella. ¡°Me pegu¨¦ de mi ni?ez, de todo lo que ten¨ªa que vivir y no hab¨ªa podido, y no pude¡±. Ese d¨ªa, solo una ni?a logr¨® salvar la vida de otra.

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