De Comala a Macondo: los lazos que unen la literatura de M¨¦xico y Colombia
El escritor Juan Camilo Rinc¨®n habla de su libro, ¡®Colombia y M¨¦xico, entre la sangre y la palabra¡¯. Asegura que el fot¨®grafo Leo Matiz es el puente entre un lado y otro, el que abre la puerta y toma la foto de esa hermandad
Para el colombiano Juan Camilo Rinc¨®n los libros son objetos sagrados. En los estantes de su biblioteca, que se extiende por varias habitaciones, hay libros protegidos por bolsas transparentes, y clasificados por firmas y cercan¨ªa de sus autores al coraz¨®n de este periodista e investigador literario. Las historias detr¨¢s de las palabras y c¨®mo estas hermanan pa¨ªses hacen parte de su obsesi¨®n y son la esencia de Colombia y M¨¦xico: entre la sangre y la palabra, su ¨²ltima obra, sobre esas conexiones literarias.
¡°Se trata de la sangre como fuerza poderosa y vital de lo que hacemos; c...
Para el colombiano Juan Camilo Rinc¨®n los libros son objetos sagrados. En los estantes de su biblioteca, que se extiende por varias habitaciones, hay libros protegidos por bolsas transparentes, y clasificados por firmas y cercan¨ªa de sus autores al coraz¨®n de este periodista e investigador literario. Las historias detr¨¢s de las palabras y c¨®mo estas hermanan pa¨ªses hacen parte de su obsesi¨®n y son la esencia de Colombia y M¨¦xico: entre la sangre y la palabra, su ¨²ltima obra, sobre esas conexiones literarias.
¡°Se trata de la sangre como fuerza poderosa y vital de lo que hacemos; como herencia que circula y se instala para recordarnos qui¨¦nes somos. La palabra es otra potencia, impulso humano, corriente y flujo que transmite y lleva, tambi¨¦n en¨¦rgica las memorias de lo que fuimos para crear lo que seremos¡±, escribe Rinc¨®n. El libro es fruto de la beca de investigaci¨®n del Ministerio de Cultura de Colombia y el Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (Fonca) de M¨¦xico. Pero es tambi¨¦n un homenaje a la literatura, a la m¨²sica y al cine que lleg¨® a Colombia. ¡°M¨¦xico nos ense?¨® a pedir perd¨®n, a llevar las penas, a no morir por ellas¡±.
Pregunta. Ya hab¨ªa escrito sobre Jorge Luis Borges y Colombia. ?Por qu¨¦ se adentra en las relaciones con M¨¦xico?
Respuesta. Primero fue algo personal, el recuerdo de mi padre quien, en Arboledas, un pueblo en Norte de Santander en el oriente de Colombia, ve¨ªa pel¨ªculas de la ¨¦poca de oro del cine mexicano, adem¨¢s de la m¨²sica de Pedro Infante y Mar¨ªa F¨¦lix. M¨¢s tarde, la m¨²sica maravillosa de Juan Gabriel y Roc¨ªo D¨²rcal, que es espa?ola, pero que ac¨¢ lleg¨® con su estilo m¨¢s mexicano. Despu¨¦s, el rock, Caifanes, Aterciopelados. Sin embargo, cuando de ni?o descubr¨ª que Cien 100 a?os de Soledad hab¨ªa sido escrito en M¨¦xico dije ¡®ac¨¢ hay algo¡¯. Quer¨ªa sacar un texto peque?o, una cr¨®nica, pero cuando me adentr¨¦ en el trabajo de ?lvaro Mutis y luego supe que Porfirio Barba Jacob fue importante para j¨®venes mexicanos de los a?os 30 dije: ¡®ac¨¢ hay algo m¨¢s bello y profundamente escondido. Hay que aprovecharlo¡¯.
P. Investiga archivos durante a?os. ?Qu¨¦ historia sorprendente encuentra de esa conexi¨®n?
R. El libro consta de entrevistas, material privado y p¨²blico, archivos maravillosos de un lado y del otro, adem¨¢s de cartas y dedicatorias entre escritores. Entre los archivos encontr¨¦ una historia bell¨ªsima. Resulta que cuando Jos¨¦ Vasconcelos estuvo en Colombia en los a?os 40 pos¨® en una publicidad de una cervecera, en ella se ve al mexicano sosteniendo un vaso de cerveza. Debajo, una nota de su pu?o y letra: ¡°He encontrado en Colombia una cerveza tan buena como las mejores de M¨¦xico: la Bavaria¡±, dec¨ªa. Fue invitado por el expresidente colombiano Eduardo Santos y viaj¨® a Barranquilla, recorri¨® el r¨ªo Magdalena en hidroplano, estuvo en Medell¨ªn y lleg¨® en tren a Bogot¨¢ para dar conferencias. Encontr¨¦ mucha informaci¨®n como esa que mostraba c¨®mo ese tipo de im¨¢genes, entrevistas e intercambios empezaban a aparecer entre los escritores de ambos pa¨ªses.
P. El libro rastrea las ¡°gestas que hermanan a los dos pa¨ªses¡± durante varios siglos. ?En qu¨¦ momento comienza esa conexi¨®n?
R. En la ¨¦poca de la colonia encontr¨¦ un colombiano loqu¨ªsimo, su nombre era Francisco ?lvarez de Velasco y Zorrilla, que se enamor¨® tan profundamente de la poeta mexicana Sor Juana In¨¦s de la Cruz que le escrib¨ªa cartas y poemas y viaj¨® a conocerla antes de saber que la religiosa hab¨ªa fallecido. No alcanz¨® a entregarle el libro que le dedicaba. ?l es uno de los primeros rastros de la relaci¨®n literaria entre el virreinato de la Nueva Granada y el de Nueva Espa?a.
P. Pero tambi¨¦n habla de la visita del hijo del emperador mexicano a la Gran Colombia y de un general que hizo recorrido de honor a una pierna que perdi¨®.
R. M¨¦xico y Colombia se hermanaron en la lucha, de la que Alexander von Humboldt tuvo una premonici¨®n en sus primeras visitas. Luego, Sim¨®n Bol¨ªvar y Agust¨ªn Iturbide revelaron en un cruce de cartas una amistad que permiti¨® que el hijo del emperador mexicano visitara la Gran Colombia. En otro de sus textos, evidenciaron las profundas ra¨ªces que vinculaban a los dos pa¨ªses. Durante la ¨¦poca de la Independencia hay otros encuentros muy interesantes. Es el caso del general mexicano Antonio L¨®pez de Santa Anna, quien ocup¨® once veces la presidencia de su pa¨ªs y fue conocido por sus extravagancias. Colombia fue uno de los pocos pa¨ªses que le ofreci¨® asilo. Termin¨® en Turbaco (municipio cercano a Cartagena) y restaur¨® la iglesia del pueblo y se hizo un mausoleo, aunque volvi¨® a su tierra natal, donde falleci¨®.
P. Dice que ambos pa¨ªses hicieron una b¨²squeda de identidad paralela.
R. En 1900 ambos pa¨ªses tratan de definir qu¨¦ es eso de ser colombiano, qu¨¦ es ser mexicano. Y es cuando encontramos cartas de intelectuales de uno y otro lado. Vasconcelos le manda una carta a Germ¨¢n Arciniegas para las juventudes de Colombia para que hablemos sobre c¨®mo podemos definirnos; Carlos Pellicer que hizo un poema maravilloso a la Plaza de Bol¨ªvar de Bogot¨¢ (en sus ¨²ltimos a?os de vida recib¨ªa visitas vistiendo una ruana boyacense); o Porfirio Barba Jacob yendo a M¨¦xico despu¨¦s de la Revoluci¨®n y armando esos hermosos peri¨®dicos que al final terminan generando unas relaciones muy grandes con intelectuales, entre ellos con un muy joven Alfonso Reyes. Esos pueden ser los inicios.
P. ?Qu¨¦ pas¨® en la ¨¦poca del milagro mexicano? ?C¨®mo se ubica a los colombianos en ese estallido cultural?
R. Despu¨¦s de la Guerra Civil espa?ola, M¨¦xico recibe una primera oleada fuerte de artistas e intelectuales, como Luis Bu?uel y Le¨®n Felipe. Esa apertura hace que empiecen a llegar m¨¢s personas. As¨ª aterriza tambi¨¦n el fot¨®grafo colombiano Leo Matiz.
P. Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez y ?lvaro Mutis son los m¨¢s conocidos, pero sostiene que hay otro personaje clave en la hermandad art¨ªstica de Colombia y M¨¦xico.
R. Leo Matiz es el puente entre un lado y otro, es el que abre la puerta a toda esa gente que viene de la d¨¦cada de los 60. Leo Matiz es quien toma la foto de lo que es Comala y Macondo.
P. ?Qu¨¦ rol jugaron ?lvaro Mutis, Gabo, Fernando Vallejo?
R. ?lvaro Mutis es el amigo que conecta todo. Gabo es el que crea la gran obra de la descripci¨®n de la cotidianidad en un pa¨ªs extranjero, pero tambi¨¦n es ¨¦l que abre las puertas al salto universal de esa relaci¨®n. Vallejo es el que hace la gran investigaci¨®n sobre Porfirio Barba Jacob y quien ha sostenido la relaci¨®n literaria M¨¦xico Colombia durante varias d¨¦cadas de final de siglo.
P. Dice que son hermanos que se nutren y crecen juntos. ?Qu¨¦ gan¨® cada pa¨ªs de esa hermandad?
R. Es una relaci¨®n de hermandad, pero tambi¨¦n competencia, y esa competencia ayuda a crear. La conversaci¨®n entre ambos pa¨ªses sirvi¨® para generar ciertos g¨¦neros art¨ªsticos, productos culturales, literarios. Entonces depende de la ¨¦poca, pero lo que s¨ª es esencial es que s¨ª los ayud¨® a construirse al lado. M¨¦xico tuvo una apertura much¨ªsimo m¨¢s grande, pues permiti¨® que mucha m¨¢s gente llegara; venir a Colombia en la d¨¦cada de los 50, en barco, hacer recorrido por el r¨ªo Magdalena, eso hac¨ªa que estuvi¨¦ramos m¨¢s separados, pero s¨ª hubo un contacto muy grande con el grupo peque?o cultural que exist¨ªa en ese momento.
P. ?Cu¨¢l es la vitalidad de esa relaci¨®n literaria hoy?
R. Sigue totalmente vigente. Es distinta, pero es una relaci¨®n que antes que morir lo que hace es transformarse. Lo que antes era la novela negra, ahora son las nuevas formas de conversaci¨®n, los nuevos espacios dentro de los g¨¦neros, g¨¦neros dentro del g¨¦nero. Hay gente como Vanessa Londo?o que es una colombiana que hace una gran producci¨®n literaria, joven, muy ch¨¦vere, o el trabajo de Emiliano Monge, y lo que ¨¦l plantea sobre la di¨¢spora, que es algo muy colombiano tambi¨¦n.
P. Dice que las revistas fueron centrales en esta hermandad
R. En la d¨¦cada de los 50 las revistas eran los centros culturales m¨¢s grandes que hab¨ªa. Los peri¨®dicos eran muy fuertes, pero ten¨ªan un gran sentido local. Las revistas eran las que trataban de ver hacia afuera. Octavio Paz y Carlos Fuentes empiezan a mandar sus obras a publicaciones latinoamericanas. Mito, en Colombia, fue una de ellas. Tambi¨¦n Sur, en Argentina; Or¨ªgenes, en Cuba y en M¨¦xico. En Mito aparecieron las cr¨®nicas internacionales de Carlos Fuentes. Entonces antes de que ¨¦l y Garc¨ªa M¨¢rquez se conocieran en M¨¦xico ya se hab¨ªan le¨ªdo en revistas. Eso fue esencial. Autores como Juan Rulfo, Julio Cort¨¢zar o la Generaci¨®n del 27 se difundieron a trav¨¦s de estas separatas.
P: ?Qu¨¦ papel jugaron las mujeres en esa conexi¨®n?
R. Es supremamente importante, pero hay que investigarlo en profundidad, porque desgraciadamente la literatura latinoamericana es machista. Las presentaban como si fueran las ¡°cuidadoras¡± de los escritores, no las ve¨ªan como autoras sino como periodistas y ellas se ten¨ªan que abrir espacio por los huequitos. Al poner como centro de investigaci¨®n en mi libro, en las entrevistas a Elena Poniatowska o a Margo Glantz, trato de hacer contrapeso a eso, que ellas dieran voz a las escritoras de esta hermandad. Recordar, por ejemplo, a Rosario Castellanos o Fanny Buitrago. De esta ¨²ltima Juan Rulfo, creyendo que la elogiaba, dijo que ¡°escrib¨ªa como hombre¡±.
P. Recordando a Octavio Paz, dice que la relaci¨®n de Colombia y M¨¦xico es como un ¨¢rbol de sangre. ?Es la historia de violencia algo que tambi¨¦n ha unido a estos pa¨ªses?
R: Claro. ¡°La relaci¨®n entre Colombia y M¨¦xico es como un ¨¢rbol de sangre pies. Como ¨¢rbol de sangre el hombre siente, piensa, florece y da frutos ins¨®litos: palabras/ se enlazan lo sentido y lo pensado/ tocamos las ideas: son cuerpos y son n¨²meros¡±, parafraseando a Paz. Cuando hablo de sangre es de la sangre derramada, pero tambi¨¦n la sangre que une nuestro mestizaje, que nos define, que viene de padres, abuelos e hijos y va formando una naci¨®n. Ahora, nosotros compartimos no solo la lucha por la tierra, sino tambi¨¦n la injusticia, el narcotr¨¢fico y la corrupci¨®n. Todo eso est¨¢ presente en la literatura.
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