Las tensiones diplom¨¢ticas entre Colombia y Nicaragua mantienen en el limbo la principal Reserva de Biosfera del Caribe
Las disputas lim¨ªtrofes ponen en riesgo la conservaci¨®n de la Gran Seaflower, un ¨¢rea protegida del doble del tama?o de Cuba
En el coraz¨®n del archipi¨¦lago de San Andr¨¦s, Providencia y Santa Catalina se encuentra un ecosistema de alrededor 180.000 km2 que cuenta con una de las barreras de coral m¨¢s grandes en el mundo, m¨¢s de 407 especies de peces y 157 especies de aves. En el a?o 2000 la UNESCO declar¨® esta zona como Reserva de la Biosfera, un ecosistema de gran importancia ambiental que tiene como funci¨®n armonizar la conservaci¨®n de la biodiversidad y el desarrollo sostenible de las comunidades a su alrededor. Seaflower es la Reserva de la Biosfera m¨¢s grande de las cinco de Colombia y tiene un tama?o que duplica el ¨¢rea de Portugal.
Pero este para¨ªso qued¨® dividido y su conservaci¨®n en riesgo por el fallo de la Corte Internacional de Justicia (CIJ) de La Haya en 2012, que resolvi¨® parcialmente la disputa lim¨ªtrofe entre Colombia y Nicaragua. La CIJ concedi¨® al pa¨ªs centroamericano 75.000 km2 de mar en los que Colombia hab¨ªa ejercido soberan¨ªa hasta entonces, incluyendo parte de Seaflower. Esa decisi¨®n y los litigios que contin¨²an entre los dos pa¨ªses mantienen en la incertidumbre a las comunidades que hist¨®ricamente han habitado la zona. Tambi¨¦n mantienen en vilo la iniciativa Gran Seaflower, un proyecto de conservaci¨®n que propone ampliar la Reserva a 500,000 km2 como una reserva transfronteriza de seis pa¨ªses (Colombia, Costa Rica, Honduras, Jamaica, Nicaragua y Panam¨¢) que la administrar¨ªan con el apoyo de cient¨ªficos y comunidades locales. Eso impulsar¨ªa la conectividad ecol¨®gica y articular¨ªa los esfuerzos de los pa¨ªses del Caribe suroccidental para proteger los ecosistemas marinos y costeros m¨¢s representativos de la zona. Para Mateo C¨®rdoba, coordinador de la iniciativa y parte de la Fundaci¨®n Franz Weber, avanzar en la conservaci¨®n de ese ecosistema es inaplazable: ¡°La Reserva presenta tres problemas graves: el turismo intensivo, la sobrepesca y otros problemas asociados al cambio clim¨¢tico. El Caribe es una bomba de tiempo, los huracanes y el blanqueamiento de corales son muestra de eso. Por eso es urgente que para solucionarlos se establezca un di¨¢logo y articulado entre los seis pa¨ªses que tienen integrar¨ªan la reserva Gran Seaflower. Aqu¨ª hay una biodiversidad marina muy valiosa que no puede seguir esperando. En diez a?os seguramente el Caribe ser¨¢ una piscina de sal si no se toman acciones ya¡±.
Un pleito hist¨®rico
El debate entre Nicaragua y Colombia por los derechos de esta zona se ha extendido por alrededor de un siglo. La primera disputa de la que se tiene registro data de principios del siglo XX. Desde entonces ambos pa¨ªses han acudido a diferentes instancias para solucionar el pleito y hace veinte a?os el litigio lleg¨® a la Corte de La Haya, donde actualmente cursan dos demandas claves. Una es una querella que instaur¨® Nicaragua en 2013, en la que pide a la Corte que extienda su plataforma continental m¨¢s all¨¢ de las 200 millas n¨¢uticas desde su costa. Sobre la misma se pronunci¨® la CIJ este mi¨¦rcoles, pidi¨¦ndo a los dos pa¨ªses preparar sus alegatos legales espec¨ªficamente sobre esas millas n¨¢uticas para presentar en el juicio oral. Se calcula que las audiencias se realicen antes de finalizar el 2022, y que la CIJ decida a finales de 2023. La otra tiene que ver con una demanda que interpuso Nicaragua contra Colombia alegando que el pa¨ªs sudamericano ha incumplido la decisi¨®n de 2012. En abril de este a?o la CIJ acept¨® que Colombia ha incumplido, le neg¨® derechos ancestrales de pesca en aguas del pa¨ªs centroamericano a comunidades raizales del archipi¨¦lago e inst¨® a los dos pa¨ªses a llegar a un acuerdo bilateral sobre la pesca.
A este pleito se suma una nueva arista: queda menos de un a?o para que venza el plazo de diez a?os que tiene Colombia para pedir a la CIJ la revisi¨®n de su primer fallo. El canciller colombiano, ?lvaro Leyva, dice que Colombia plantea continuar el debate, pidiendo que se examine esa sentencia bajo el argumento de que es un fallo inaplicable, pues las fronteras del pa¨ªs solo se pueden modificar a trav¨¦s de un cambio a la Constituci¨®n. Para varios l¨ªderes raizales esa postura de choque con Nicaragua no es una idea estrat¨¦gica; se mantienen en que el di¨¢logo pol¨ªtico y la cooperaci¨®n ambiental entre ambos pa¨ªses tendr¨ªa mejores resultados y un impacto negativo menor para el ambiente y para los pueblos creoles que son qui¨¦nes sufren el rigor de las tensiones diplom¨¢ticas.
Esas espinosas relaciones diplom¨¢ticas se han complejizado a¨²n m¨¢s despu¨¦s de las recientes declaraciones de Leyva sobre el Gobierno de Nicaragua: ¡°Colombia ha venido jugando a favor de la vida y la libertad de una gente que no tiene por qu¨¦ ser atropellada por el se?or Ortega en Nicaragua, pero naturalmente acompa?o la condena por los hechos que ocurren all¨¢¡±, afirm¨®.
Los pueblos originarios en la zozobra
El fallo de 2012 no solo fragment¨® en los pueblos raizales su territorio ancestral y la Reserva de Biosfera. La decisi¨®n que le otorg¨® a Nicaragua soberan¨ªa sobre una franja de mar separ¨® a las tres islas m¨¢s grandes y habitadas ¨CSan Andr¨¦s, Providencia y Santa Catalina -, lo que releg¨® a las comunidades a pescar en zonas mar¨ªtimas menos f¨¦rtiles y expuso a los pescadores a contin¨²as persecuciones por parte de la Fuerza Naval del Ej¨¦rcito de Nicaragua. A eso se suma el turismo exacerbado en San Andr¨¦s, que ha ido desapareciendo las tierras para cultivo, marginando a los raizales del desarrollo econ¨®mico y oblig¨¢ndolos a importar casi todos sus alimentos.
Es por ello que desde hace a?os el pueblo raizal ha venido exigiendo que se les incluya en los espacios de poder y de toma de decisiones, en especial si ¨¦stas les afectan de manera directa. As¨ª lo se?ala Kent Francis James, activista, exgobernador del archipi¨¦lago y el primer raizal en hablar en el Palacio de la Paz en La Haya, sede de la CIJ: ¡°Las iniciativas alrededor del tema deben nacer de los sentires y necesidades de los pueblos creoles de todos los pa¨ªses, es vital que se considere nuestra incorporaci¨®n en el proceso de implementaci¨®n de las iniciativas que hemos propuesto, como es el caso de Gran Seaflower. Nuestros pueblos exist¨ªan mucho antes de la constituci¨®n de estos seis estados nacionales¡±, afirma. En la misma posici¨®n de Francis James, diez l¨ªderes de varios pueblos creole y comunidades afrocaribe?as enviaron el pasado 8 de septiembre un manifiesto a los Gobiernos de estos seis pa¨ªses, inst¨¢ndolos a dialogar y a tomar acciones para la pronta creaci¨®n de la Gran Seaflower: ¡°Hoy le pedimos a los pa¨ªses del Caribe corresponder los esfuerzos que mantenemos como pueblo e iniciar ya una acci¨®n urgente por la conservaci¨®n y restauraci¨®n de nuestros ecosistemas y nuestra cultura. La degradaci¨®n ambiental es la desaparici¨®n de nuestros medios de vida e implica nuestra extinci¨®n. (...) Todas estas son discusiones que deben ser la prioridad antes que las discusiones cartogr¨¢ficas entre estados y las visiones soberanistas de la diplomacia¡±, se lee en el documento.
Con el ascenso al poder de Gustavo Petro en Colombia, algunas comunidades raizales vieron una posibilidad para disminuir la brecha de representaci¨®n y lograr su inclusi¨®n en espacios decisorios. Como candidato, Petro visit¨® el archipi¨¦lago varias veces. En una visita que realiz¨® ya elegido prometi¨®: ¡°Embajadores, embajadoras, c¨®nsules que sean raizales, va a haber una consulta con la autoridad para escoger nombres y nuestro ministro de Relaciones Exteriores comenzar¨¢ los nombramientos¡±.
Aunque hasta el momento tales declaraciones no se han materializado, las esperanzas de que los pueblos originarios ocupen algunos de esos cargos contin¨²an puestas en los m¨¢s de 100 consulados y 51 embajadas que siguen pendientes de nombramientos, que sin embargo no incluyen la de Nicaragua, donde Petro design¨® a Le¨®n Freddy Mu?oz, un pol¨ªtico antioque?o.
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