El caso de Emilio Tapia: corrupci¨®n a prueba de c¨¢rcel

Emilio Tapia, un contratista condenado por corrupci¨®n, simboliza la reencarnaci¨®n de un mal incrustado en Colombia. El abogado de 45 a?os naci¨® en Sahag¨²n, un peque?o pueblo del departamento de C¨®rdoba, en el Caribe. Est¨¢ pagando siete a?os y cinco meses de prisi¨®n por haber participado en el ¡®Carrusel de la Contrataci¨®n¡¯, uno de los mayores esc¨¢ndalos de corrupci¨®n que han existido en Bogot¨¢. Confes¨® sus delitos, revel¨® informaci¨®n para obtener beneficios jur¨ªdicos por este caso en 2015, y sigue moviendo hilos ocultos del robo de dinero p¨²blico. Tapia ha colaborado con la justicia, pero se sigue burlando de ella. La Fiscal¨ªa lo investiga por falsedad en documento privado, fraude procesal y peculado por apropiaci¨®n por dos nuevos cap¨ªtulos en los que aparece su nombre.

El rostro del que hasta hace unos a?os era, aparentemente, un empresario com¨²n y corriente, empez¨® a figurar en la prensa hace 10 a?os por ser uno de los principales involucrados en el entramado que llev¨® a la c¨¢rcel al entonces alcalde de la capital, Samuel Moreno Rojas; a su hermano, el entonces senador Iv¨¢n Moreno Rojas, y a jefes de organismos de control, pol¨ªticos y contratistas. Formaban parte de una sofisticada red que filtraba informaci¨®n privilegiada de los procesos de contrataci¨®n para que quedaran en manos de consorcios amigos. Detr¨¢s de las empresas estaban Tapia y algunos de sus socios, quienes se ganaban los contratos a cambio de coimas que iban a parar a los bolsillos de figuras del sector p¨²blico. Hubo m¨¢s de 40 juicios y condenas por el llamado ¡®Carrusel de la Contrataci¨®n¡¯, entre ellas, la de Tapia.

Tapia, cuyo nombre figura en saludos de varias canciones de vallenato, era entonces el hombre de confianza de Iv¨¢n Moreno. Actuaba como intermediario entre el entonces congresista, quien era considerado el poder ¡°detr¨¢s del trono¡± en la administraci¨®n distrital; las entidades p¨²blicas del Distrito que realizaban las contrataciones; y los contratistas dispuestos a pagar comisiones a cambio de negocios fabricados a su medida. La mayor¨ªa eran licitaciones para la construcci¨®n de obras viales, incluida la troncal del sistema de transporte masivo Transmilenio por la calle 26, la principal v¨ªa de conexi¨®n con el aeropuerto de Bogot¨¢.

Despu¨¦s de condenado, Emilio Tapia ha pasado por al menos cinco centros de reclusi¨®n. Entre ellos la c¨¢rcel La Picota de Bogot¨¢, donde protagoniz¨® una celebraci¨®n con whisky y parranda vallenata que era tan irregular que les cost¨® la destituci¨®n a dos funcionarios del Instituto Nacional Penitenciario y Carcelario (INPEC). De all¨ª pas¨® a la c¨¢rcel de m¨¢xima seguridad de C¨®mbita, Boyac¨¢. Al cumplir la mayor parte de su sentencia accedi¨® a prisi¨®n domiciliaria; luego goz¨® de la libertad condicional, que aprovech¨® para asistir al Carnaval de Barranquilla. Volvi¨® a la casa por c¨¢rcel por solicitud de la Procuradur¨ªa y hace un a?o, sin haber terminado de pagar su condena, regres¨® a prisi¨®n por su presunta participaci¨®n en otro robo: el del anticipo de $70.000 millones de pesos de un contrato para llevar internet a zonas rurales. Este hecho motiv¨® la renuncia de la entonces ministra de Tecnolog¨ªas de la Informaci¨®n y Comunicaciones, Karen Abudinen.

Dentro o fuera de la c¨¢rcel, Tapia act¨²a como el cerebro de millonarios desfalcos. En el que lo mand¨® de nuevo tras las rejas mientras la Fiscal¨ªa investiga, habr¨ªa negociado con empresas ¡°fachada¡± que prestaron su nombre para cumplir con los requisitos y quedarse con la licitaci¨®n. ?l y sus c¨®mplices son acusados de haber presentado garant¨ªas bancarias falsas. ¡°Es muy f¨¢cil crear empresas de papel. Cuando se presentan en procesos de contrataci¨®n buscan a otros contratistas para que les vendan la experiencia real, que es la que se eval¨²a y suma puntos en los procesos contractuales¡±, explica Eduard Alirio Calder¨®n, director especializado contra la corrupci¨®n de la Fiscal¨ªa, sobre el modus operandi de Tapia.

Calder¨®n precisa que no es necesario contar con grandes sumas de dinero para mover los tent¨¢culos de la corrupci¨®n desde la c¨¢rcel. ¡°Generalmente esas negociaciones vienen pegadas de los anticipos de los contratos. Cuando estas personas compran la experiencia, les dicen a quien la vende que, una vez paguen el anticipo, les dan su parte por haber prestado los documentos necesarios¡±, detalla.

Tapia habr¨ªa empleado una estrategia similar en el m¨¢s reciente esc¨¢ndalo en el que se ha visto involucrado. Seg¨²n la Fiscal¨ªa, control¨® un conglomerado de empresas que aspiraba a quedarse con dos contratos por m¨¢s de $6.000 millones de pesos (alrededor de 1,3 millones de d¨®lares) relacionados con la Planta de Tratamiento de Agua Potable de Puerto Mallarino en Cali. Para cumplir las condiciones, las empresas aliadas de Tapia habr¨ªan falsificado el certificado bancario que garantizaba el cupo de cr¨¦dito por una parte del valor de los contratos, un requisito de la licitaci¨®n. ¡°Esta maniobra ilegal hizo incurrir en error a los funcionarios a cargo de la contrataci¨®n quienes permitieron al conglomerado quedarse con los dos contratos¡±, explic¨® el organismo investigador.

El proceso de contrataci¨®n era liderado por las Empresas Municipales (EMCALI), entidad que est¨¢ en la mira de otro caso de corrupci¨®n por la compra de televisores y sillas a costos exagerados. Este episodio ha llevado a sectores pol¨ªticos a pedir la renuncia del alcalde de la ciudad, Jorge Iv¨¢n Ospina, quien forma parte de la junta directiva de la empresa prestadora de servicios p¨²blicos. Su partido pol¨ªtico, Alianza Verde, le abri¨® una investigaci¨®n disciplinaria.

Para las autoridades judiciales y los expertos en corrupci¨®n, est¨¢ claro que Tapia no act¨²a solo. ¡°La corrupci¨®n es como un matrimonio. La contrataci¨®n es de dos¡±, dice el abogado penalista Germ¨¢n Pab¨®n, el primer fiscal investigador del ¡°Carrusel de la Contrataci¨®n¡±, quien considera que las empresas que maneja Tapia pueden haber tenido acceso a otros contratos. ¡°Puede estar pasando en cualquier otra cantidad de licitaciones, nos hemos quedado cortos en poder identificarlas y prevenirlas¡±, coincide Andr¨¦s Hern¨¢ndez, director de la corporaci¨®n Transparencia por Colombia.

El Estado tambi¨¦n se queda corto, seg¨²n reconocen los investigadores de procesos como el de Tapia, en el control en la c¨¢rcel. Adem¨¢s de las visitas o llamadas permitidas, los detenidos tienen f¨¢cil acceso al uso ilegal de celulares, o cuentan con la complicidad de personal a cargo de la administraci¨®n o vigilancia. ¡°Algo clave en el contexto penitenciario es el centro de reclusi¨®n y el patio donde ubican a los detenidos. Algunos patios que tienen un r¨¦gimen m¨¢s flexible que otros. Adicionalmente, dependiendo del pabell¨®n, pueden estar rodeados de la misma gente que los apoya, como otros corruptos o pol¨ªticos¡± sostiene una fuente del INPEC que pide la reserva de su nombre.

Pese a su historial judicial, Emilio Tapia puede volver a negociar con la justicia si decide entregar informaci¨®n a cambio de beneficios como la reducci¨®n de la pena. Aunque este es un escenario que no se descarta, parece poco probable que el abogado cordob¨¦s llegue al punto de revelar detalles de fondo sobre la arquitectura que le permite seguir manipulando la contrataci¨®n p¨²blica desde prisi¨®n. ¡°Al corrupto no le preocupa demasiado la c¨¢rcel porque el negocio contin¨²a¡±, puntualiza Pab¨®n.

Suscr¨ªbase aqu¨ª a la newsletter de EL PA?S sobre Colombia y reciba todas las claves informativas de la actualidad del pa¨ªs.