El ¨¦xito descomunal de Petro

Indiscutible. En menos de 100 d¨ªas, el presidente Gustavo Petro consigui¨® que el Congreso le aprobara los dos proyectos insignia de su programa de gobierno. Una reforma tributaria que pretende recaudar veinte billones de pesos, la m¨¢s ambiciosa de la historia, presentada al parlamento un d¨ªa despu¨¦s de posesionarse como primer mandatario. El otro premio tiene que ver con la paz total. La pr¨®rroga de la ley 418 de 1997 que le abre al Gobierno la puerta para dialogar con grupos rebeldes con motivaciones pol¨ªticas y con organizaciones criminales interesadas en desarmarse y someterse a la ley a cambio de algunos beneficios. Tambi¨¦n cobran como suyo, la aprobaci¨®n de la nueva ley de presupuesto y la ratificaci¨®n del Acuerdo de Escaz¨².

Hay un antecedente para tener en cuenta. Tiene que ver con la reforma tributaria que la Administraci¨®n L¨®pez Michelsen decret¨®, antes de cumplir 60 d¨ªas de gobierno, una reforma tributaria que cubri¨® la reorganizaci¨®n del impuesto a la renta, ventas, y una modificaci¨®n al r¨¦gimen de herencias. La ¨²nica reforma estructural calificada como la m¨¢s avanzada del momento y la m¨¢s innovadora de cualquier pa¨ªs en desarrollo.

La diferencia fundamental con la de ahora es que la de 1974 se adopt¨® por decreto, sin debate en el Congreso, mecanismo constitucional que hoy no existe.

Se parecen las dos reformas, la de ayer y la de hoy, en el bochinche que armaron los gremios y el partido de los economistas, que hubo que echarse para atr¨¢s. Primero, el Congreso ante las presiones pol¨ªticas por las normas reci¨¦n expedidas, aprob¨® la ley 49 de 1975 sobre alivio, corrigiendo las exageraciones fiscales. El gran economista Roberto Junguito, quien tanta falta hace, dej¨® anotado en su libro Cien Episodios de la Historia Econ¨®mica de Colombia: ¡±pero, lo m¨¢s curioso de este episodio, como lo reconoce el estudio de Guillermo Perry y Mauricio C¨¢rdenas (1986) es que fue la misma administraci¨®n L¨®pez Michelsen la que al final de su mandato adelant¨® lo que denominaron los autores antes citados como una contrarreforma mediante la Ley 54 de 1977¡å.

El bochinche de ayer, como la canci¨®n, ya se nos pas¨®. El bochinche de ahora es m¨¢s complicado. Sectores pol¨ªticos, gremios y sobre todo la academia andan alborotados; las cuentas estatales no coinciden con las de la academia. La tasa efectiva de tributaci¨®n del sector energ¨¦tico se convirti¨® en el bot¨ªn de las contradicciones. Mientras el ministro Ocampo considera que el sector petrolero pasa de una cifra por debajo del 30% al 38%, el director de Fedesarrollo, Luis Fernando Mej¨ªa, erudito por encima del bien y del mal, sostiene que la tasa que afectar¨¢ al sector pasa del 36% al 60,3%; un buen ejemplo del tama?o de la discordia. Si bien, Fedesarrollo comparte la necesidad de aumentar la tasa de tributaci¨®n efectiva, asegura que dicho aumento es excesivo y desincentiva la inversi¨®n. La producci¨®n de petr¨®leo se podr¨ªa reducir en 82.000 barriles diarios.

Otra vaca sagrada de la econom¨ªa colombiana, el columnista Carlos Caballero, le puso punto a las ¨ªes. ¡°La indefinici¨®n sobre la exploraci¨®n de petr¨®leo, la absurda idea de cobrar el impuesto de renta sobre las regal¨ªas y el incremento enorme de la tasa efectiva de tributaci¨®n del sector amenazan la producci¨®n y la exportaci¨®n de petr¨®leo, con lo cual se perder¨ªa el principal generador de moneda extranjera¡­. Y , basta con una infortunada declaraci¨®n del presidente Petro para que al d¨ªa siguiente se disparen el costo de la deuda colombiana y la tasa de cambio¡±.

Recuperar el terreno frente al d¨®lar para evitar que los ¡°ingresos extras no se vayan en buena parte a pagar bonos e intereses y no salga lo comido por lo servido¡± seg¨²n la sabia reflexi¨®n dominical de Ricardo ?vila en su Primer Plano, es parte de la tarea que tendr¨¢ que atender el gobierno a partir de los veinte billones que se meter¨¢n al bolsillo.

El Comit¨¦ Aut¨®nomo de la Regla Fiscal tambi¨¦n ha puesto su granito de arena: ¡°los ingresos derivados de la exploraci¨®n y explotaci¨®n de hidrocarburos son determinantes para la estabilidad fiscal y la balanza de pagos de Colombia¡± .

Es tan grande la incertidumbre que deja el ¨¦xito del Presidente, que lo ¨²nico que nos queda es la contrarreforma - al igual que en 1977- indispensable para enmendar los yerros.

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