El proceso de paz se tensa por las distintas velocidades que quieren imprimirle Petro y el ELN
El presidente trataba de reducir las muertes en las regiones cuando anunci¨® el cese al fuego con la guerrilla, aunque a la larga fue un error
El ambiente era relajado y amigable. El d¨ªa que los negociadores del Gobierno y del ELN comenzaron a conversar en Caracas parec¨ªa que la relaci¨®n flu¨ªa. Cuando hablaban usaban un lenguaje parecido, el del cuidado de las v¨ªctimas, las regiones, los pobres, las desigualdades, las mujeres, los afros. Era dif¨ªcil estar m¨¢s en sinton¨ªa. Sin embargo, en el fondo todos sab¨ªan que no iba a ser sencillo llegar a un acuerdo. Las negociaciones est¨¢n llenas de minas. ¡°Petro entiende que los procesos de paz son vol¨¢tiles¡±, dicen desde el Palacio de Nari?o, la residencia presidencial. ¡°Y que esta no ser¨¢ la ¨²nica crisis. Pero ¨¦l y su Gobierno han dado muestras y disposici¨®n de que no va a haber rupturas¡±.
Petro y la guerrilla han protagonizado esta ¨²ltima semana su primer desencuentro y su primera crisis a cuenta del alto al fuego, un hecho que el presidente desea conseguir cuanto antes. ¡°Tiene af¨¢n por concretarlo y que haya una reducci¨®n muy fuerte de la violencia en los territorios que son el escenario del conflicto¡±, contin¨²an las mismas fuentes. La Colombia m¨¢s golpeada por la guerrilla, los paramilitares y el narcotr¨¢fico es la que pone la mayor¨ªa de los muertos y la que m¨¢s ha apoyado los procesos de paz. A la vez es la que vot¨® masivamente a Petro en las elecciones. El presidente siente que tiene una deuda con esa parte del pa¨ªs. Eso es lo que le llev¨®, cuentan en su entorno, a dar por hecho el 31 de diciembre una tregua entre las autoridades y los combatientes del ELN.
El anuncio extra?aba porque no ven¨ªa ratificado por la guerrilla. En realidad es que no lo estaba. Tres d¨ªas despu¨¦s, los dirigentes del grupo que naci¨® en Cuba hace 60 a?os impulsado por un grupo de entusiastas de la revoluci¨®n cubana dijeron que no exist¨ªa tal alto al fuego. El ELN parec¨ªa haberse conformado con desmentir al presidente y exponerlo ante la opini¨®n p¨²blica, pero este lunes volvi¨® a incidir en el asunto: se trata de una crisis, no un malentendido, y Petro no cumpli¨® los procesos de discusi¨®n en la mesa. Es decir, deben llegar a acuerdos conjuntos y despu¨¦s anunciarlos al un¨ªsono. ¡°Se hace necesario tratar los ¨²ltimos acontecimientos, para tomar los correctivos que garanticen la superaci¨®n de esta crisis¡±, dice el ELN. Dicho de otro modo, esto no puede quedar as¨ª, como un simple descuido, y hay que dialogar para arreglarlo.
Las partes tienen visiones muy distintas sobre los tiempos de la discusi¨®n. ¡°Pero no quiere que esto se haga eterno¡±, afirman en Palacio. El acuerdo entre el Gobierno de Juan Manuel Santos y las FARC dur¨® seis a?os. Santos necesit¨® de una reelecci¨®n para concretarla. Petro, constitucionalmente, solo tiene cuatro como presidente, y ya ha gastado siete meses. No tiene mucho m¨¢s tiempo que perder. Negociar con las FARC era un asunto de m¨¢s envergadura, era una guerrilla m¨¢s grande y m¨¢s letal, pero se percib¨ªan a s¨ª mismos como un ej¨¦rcito insurgente campesino. En cambio, el ELN se eleva mucho m¨¢s y se autoconsidera representante de la sociedad civil. Por eso, no resulta nada sencillo alcanzar con ellos acuerdos y protocolos concretos. Petro es el s¨¦ptimo presidente que intenta desmovilizarlos.
En su m¨¢s de medio siglo de vida, el ELN se ha sentado a hablar con casi todos los Gobiernos y solo con uno ha llegado a firmar un acuerdo (el cese al fuego bilateral de 101 d¨ªas al final del periodo de Santos). Una de las mayores diferencias entre las FARC y el ELN es que las primeras eran mucho m¨¢s pragm¨¢ticas que el segundo, que ¡°todo lo enmarca dentro de un absurdo bilateralismo¡±, explica Juan Camilo Restrepo, que fue el jefe negociador de Santos con el ELN. Estamos, sin duda, ante un negociador implacable y paciente. Esa calma cultivada en d¨¦cadas escondidos en la selva, donde el tiempo parece detenido, puede llegar a exasperar a cualquiera, incluido el Gobierno. Petro fue guerrillero, pero de un grupo m¨¢s urbano y audaz, el M-19. He ah¨ª tambi¨¦n un choque hist¨®rico-cultural. Adem¨¢s, la guerrilla y el Gobierno han acordado implementar todo seg¨²n se vaya llegando a acuerdos. Con las FARC, en cambio, imperaba la m¨¢xima de que nada est¨¢ acordado hasta que todo est¨¦ acordado.
Eso abre alguna dificultad a?adida con el ELN. Operar as¨ª significa el riesgo de que la guerrilla se convierta en garante armado de los acuerdos. Se abre entonces una discusi¨®n nada f¨¢cil de resolver. El alto al fuego hubiera facilitado todo el proceso y por eso Petro ten¨ªa tanta prisa, adem¨¢s de conseguir que las muertes en las regiones de Colombia se reduzcan al m¨ªnimo. Habr¨¢ otras crisis, anticipan en el entorno de del presidente, pero las partes se han mostrado dispuestas a superarlas. Necesitan que los tiempos de ambos se sincronicen.
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