Obras sin obreros
?Qu¨¦ clase de burla es esa con los ciudadanos y con la ciudad cuando se dice que Bogot¨¢ est¨¢ en obra, pero no hay quien desarrolle las obras?
Si Bogot¨¢ fuera Par¨ªs y hoy comenzara la construcci¨®n de la catedral de Notre-Dame, en lugar de los casi doscientos a?os que tom¨® terminar esa monumental iglesia g¨®tica s¨ªmbolo de la edad media, en la capital de nuestra Colombia contempor¨¢nea demorar¨ªamos unos seiscientos o setecientos a?os en culminar la obra.
No exagero: lo que pasa por estos d¨ªas en Bogot¨¢ es un fen¨®meno que deber¨ªa ser estudiado tanto por urbanistas, como por arquitectos, as¨ª como por f¨ªsicos, ingenieros y expertos en metaf¨ªsica. Es m¨¢s, tal vez un equipo interdisciplinario deber¨ªa asumir la investigaci¨®n que lleve a entender como obras que en el mundo entero toman d¨ªas, semanas o si acaso unos cuantos meses, en Colombia, y particularmente en la principal de sus ciudades, toman varios a?os para ejecutarse hasta llegar a ser entregadas a la ciudad y sus habitantes.
Debo precisar que aqu¨ª hago referencia a obras civiles y no a la construcci¨®n de edificios o inmuebles privados. Estos ¨²ltimos gozan de un proceso constructivo que tiende a ajustarse a los est¨¢ndares globales del presente. En cambio, los trabajos cuyo tiempo de construcci¨®n toma tres, cinco o siete veces de lo normal son aquellos dedicados a la reparaci¨®n o construcci¨®n de nuevos andenes para peatones, el arreglo de calzadas ya existentes o la construcci¨®n de nuevas troncales para el servicio de transporte masivo, Transmilenio. Las obras p¨²blicas en Bogot¨¢ demoran demasiado y es dif¨ªcil entender el porqu¨¦.
¡°Bogot¨¢ est¨¢ en obra¡± es la expresi¨®n que la alcaldesa Claudia L¨®pez repite como un mantra. Y eso no estar¨ªa mal si al menos se viera que las obras avanzan. Pero al hacer un recorrido por algunos de los sitios en donde hoy se est¨¢n desarrollando proyectos para mejorar el espacio p¨²blico o la movilidad de la ciudad, lo que se ve son las denominadas polisombras o mallas azules que enmarcan el sitio donde se desarrolla la obra, detr¨¢s de ellas los huecos o excavaciones correspondientes y aqu¨ª y all¨¢ uno que otro cono de se?alizaci¨®n naranja. Nada m¨¢s. No hay nadie trabajando. No hay una sola persona moviendo siquiera una pala de tierra o arena. Sencillamente hay frentes de obra, pero no hay obreros.
?Qu¨¦ clase de burla es esa con los ciudadanos y con la ciudad cuando se dice que Bogot¨¢ est¨¢ en obra, pero no hay quien desarrolle las obras? Eso es como ir a un restaurante y tras esperar horas para que le sirvan a uno la comida la respuesta del mesero resulte: la cocina est¨¢ andando, pero no tenemos cocineros en los fogones. Parece un mal chiste, pero es as¨ª.
No m¨¢s ayer la alcaldesa L¨®pez estuvo recorriendo algunos andenes del norte de la ciudad para verificar el avance de unas obras que llevan casi tres a?os en desarrollo (s¨ª: tres a?os para unos pasos peatonales) y su mensaje fue insistir en que los vecinos piden mayor celeridad en el desarrollo de estas. Result¨® inevitable recordar que ese mismo mensaje fue lanzado por la alcaldesa en agosto pasado, invitando a los contratistas a hacer sus trabajos en turnos de 24 horas para agilizar. Un llamado que termin¨® siendo como gritarle a un ¨¢rbol, pues nada pas¨®.
Hoy la ciudad sobrevive a m¨¢s de 1.000 proyectos urbanos. M¨¢s de 1.000 frentes de obra. La cifra es portentosa, pero a pesar de esto, y para quedarnos solo con los n¨²meros, hay cientos de lugares en donde no se ve ni un solo obrero trabajando
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