Un feminicidio en territorio ind¨ªgena colma la paciencia de las mujeres de Putumayo
Denuncian negligencia de las autoridades para buscar una mujer que hab¨ªa sido sacada a la fuerza de su casa, presuntamente a manos de su expareja. Tambi¨¦n critican el manejo de la justicia ind¨ªgena en casos de violencia de g¨¦nero
Un grupo de mujeres atravesando las calles del municipio de Santiago, en Putumayo, con un ata¨²d en los hombros y el cuerpo sin vida de una joven se convirti¨® en una dram¨¢tica protesta por la lentitud de las autoridades para atender los casos de violencia de g¨¦nero, y por la tensi¨®n que existe entre la justicia ordinaria y la ind¨ªgena. En medio de una lluvia menuda, el mi¨¦rcoles de ceniza, amigas, vecinas y familiares cargaban los restos de Deisy Naucil Jacanamijoy, una mujer de 33 a?os que fue asesinada presuntamente por su expareja. Detr¨¢s de ellas, otro grupo de personas que acudi¨® al funeral llevaba carteles que exig¨ªan justicia y denunciaban negligencia en este feminicidio.
Naucil hab¨ªa desaparecido el jueves 16 de febrero despu¨¦s de la 9 de la noche de su casa ubicada en la vereda la Y, de San Andr¨¦s, en este municipio del suroccidente colombiano. La alerta familiar se activ¨® el viernes en la ma?ana cuando encontraron objetos tirados por el suelo y solos a los tres hijos de la mujer, ni?os de 6, 8 y 10 a?os. De inmediato denunciaron su desaparici¨®n, pero las autoridades -tanto ind¨ªgenas como ordinarias- les informaron que deb¨ªan esperar 72 horas para comenzar la b¨²squeda. En ese lapso fue asesinada, presuntamente a manos de su expareja y padre de los ni?os, que est¨¢ siendo investigado como el principal sospechoso.
¡°A Deisy le fall¨® la institucionalidad¡±, dice a EL PA?S el representante a la C¨¢mara Andr¨¦s Cancimance. ¡°Los reportes se hicieron a tiempo. Es m¨¢s, era un caso que contaba con denuncias previas de maltrato en el hogar. Le fall¨® entonces todo el sistema de justicia. Pese a las alertas que hab¨ªa no se actu¨® a tiempo, la respuesta inicial a la familia fue ¡®hay que esperar, no es necesario poner una denuncia porque ya hay una activa¡¯; la otra respuesta fue que deb¨ªan esperar 72 horas, pero hay que recordar que en casos de violencia las primeras 24 horas son determinantes para salvarle la vida¡±, agrega el congresista oriundo de Putumayo.
Para las mujeres de la regi¨®n este caso ha colmado su paciencia. ¡°?D¨®nde est¨¢ la justicia por las mujeres en el Putumayo?¡±, denunciaba la Alianza de Mujeres Tejedoras del departamento, que organiz¨® una velat¨®n para exigir la b¨²squeda de Deisy y se?al¨® la tardanza para activar las alarmas y buscar a Deisy. ¡°Es un hecho m¨¢s que deja al descubierto la poca garant¨ªa en la defensa de sus derechos que tienen las mujeres en el Putumayo y donde el silencio es m¨¢s que un c¨®mplice de las instituciones que parecen ajenas a estos hechos de feminicidio y violencias de g¨¦nero que se repiten una y otra vez¡±.
Por eso, entre los carteles del funeral se le¨ªan mensajes como ¡°La negligencia de la Polic¨ªa, Fiscal¨ªa y autoridades ind¨ªgenas, son responsables de un nuevo feminicidio¡± o ¡°Se escandalizan por las que luchan y no por las que mueren¡±. De acuerdo con cifras de la Fiscal¨ªa este a?o se han presentado otros tres feminicidios en Putumayo, pero se conoce que existe un alto subregistro.
Naucil era tecn¨®loga en infancia y adolescencia y daba clases en un colegio de Bogot¨¢. Sin embargo, de acuerdo con su t¨ªa Elizabeth Naucil, tuvo que dejar ese trabajo debido al maltrato al que la somet¨ªa su expareja y padre de sus tres ni?os. El hombre, agrega la familiar, le hab¨ªa arrebatado a sus hijos y los hab¨ªa llevado a escondidas a Barbacoas, en el vecino departamento de Nari?o, para atraerla. ¡°Deisy estuvo un tiempo all¨¢ y, despu¨¦s de haber puesto denuncias por violencia contra ¨¦l, escap¨® con los ni?os y vino a Putumayo¡±, cont¨® a EL PA?S.
La muchacha llevaba apenas dos meses en el departamento. Ayudaba junto a otros familiares a cuidar a su abuelo enfermo, por lo que permanec¨ªa siempre acompa?ada. Sin embargo, el d¨ªa de su desaparici¨®n el viejo hab¨ªa sido llevado a una cita m¨¦dica en otra ciudad y Deisy estaba sola con los ni?os. Los parientes creen que el asesino ven¨ªa haciendo seguimiento porque supo el d¨ªa en que estaba sola.
La familia narra que apenas supieron de la desaparici¨®n acudieron al cabildo ind¨ªgena de la zona para que comenzara la b¨²squeda, pero el gobernador ind¨ªgena no lo autoriz¨® porque estaban concentrados en las fiestas del pueblo Inga. Tampoco, denuncia Elizabeth Naucil, dio permiso para que buscara la Polic¨ªa, as¨ª que fue la familia quien comenz¨® a recorrer el pueblo tratando de encontrar a la mujer mientras se cumpl¨ªan las horas para activar la b¨²squeda oficial.
¡°Que lo juzgue la ordinaria¡±
El manejo de la desaparici¨®n tambi¨¦n mostr¨® las fisuras entre la justicia ind¨ªgena y la ordinaria. El domingo 18 Deisy fue hallada muerta, seg¨²n la Fiscal¨ªa por heridas de un arma traum¨¢tica, de las que se comercializan con gran facilidad y a la vista de todos en Putumayo. La expareja y presunto asesino se present¨® ante la Polic¨ªa, pero inmediatamente solicit¨® ser trasladado a la Casa Cabildo Ind¨ªgena mientras las autoridades lo investigan. Despu¨¦s de una semana de presi¨®n de los familiares de Deisy y de las mujeres de la comunidad, fue llevado de nuevo a manos de la Polic¨ªa.
Seg¨²n la Fiscal¨ªa, el hombre ten¨ªa una denuncia por violencia sexual y otra por violencia intrafamiliar, y neg¨® ser el autor del feminicidio. Asegur¨® que para el momento de los hechos ¨¦l se encontraba en Cauca, a 200 kil¨®metros de ah¨ª; y aunque sus celulares registraban lejos del lugar de la desaparici¨®n, la Fiscal¨ªa lo tiene como principal sospechoso. ¡°Toda su familia clama a los entes competentes para que se haga justicia y hallen los responsables, porque ¨¦l no act¨²o solo, hubo c¨®mplices. Queremos que todos paguen por este acto tan deplorable y exigimos que sean juzgados por la ley ordinaria, no por la ley ind¨ªgena que no sirve para nada¡±, dijo Elizabeth Naucil, t¨ªa de la mujer asesinada.
La violencia intrafamiliar es un problema generalizado en Colombia y tambi¨¦n se vive de forma intensa en Putumayo. En este departamento fronterizo se presenta, adem¨¢s, una situaci¨®n de violencia pol¨ªtica contra ellas por parte de los grupos armados que operan en la regi¨®n. De acuerdo con la Fiscal¨ªa, la violencia intrafamiliar ha dejado 571.005 v¨ªctimas en todo el pa¨ªs en entre 2015 y 2022, de las cuales 443.548 eran mujeres. Sin embargo, entre las mujeres ind¨ªgenas el problema est¨¢ m¨¢s silenciado.
El caso de Deisy destap¨® precisamente una inconformidad de las mujeres ind¨ªgenas por la laxitud con la que las autoridades de sus pueblos tratan los casos de violencia contra ellas. A trav¨¦s de redes sociales varias denunciaron que, ante las denuncias de maltrato, las autoridades de los cabildos apenas amonestan a los maltratadores, y los env¨ªan de nuevo a las casas con sus v¨ªctimas. ¡°Quiero disculparme con las autoridades ind¨ªgenas y taitas, pero tengo que decir que hay cabildos que no han tenido el valor de entregar (a la justicia ordinaria) a muchas personas que hacen da?o¡±, dijo una joven durante los d¨ªas de b¨²squeda de Deisy.
En casos de violencia g¨¦nero la justicia propia suele ser inequitativa, denuncian las mujeres. Por ejemplo, en asuntos de infidelidad resguarda al hombre infiel y la mujer enfrenta obst¨¢culos en caso de que quiera separarse. ¡°Hay mucha autoridad que deja pasar los maltratos, la violencia intrafamiliar porque en la comunidad no hay reglamento. Hay cosas que no se pueden arreglar en un cabildo, que tenemos que dejar que las autoridades blancas nos ayuden¡±, insist¨ªa la joven ind¨ªgena en un video.
El congresista dice que la tensi¨®n entre la justicia propia y la ordinaria afecta especialmente a las mujeres. ¡°Hay modalidades como la violencia sexual contra mujeres ind¨ªgenas donde esto resulta mucho m¨¢s complejo porque la justicia propia es manejada por hombres encubriendo a otros hombres, y eso aumenta la impunidad y la revictimizaci¨®n¡±, dice Cancimance. Casos como el de Deisy han profundizado esas cr¨ªticas. ¡°Cada vez m¨¢s mujeres muy valientes han dicho ¡®aqu¨ª en este cabildo se nos viola¡¯ y otras que hacen parte de los consejos y denuncian violencias basadas en g¨¦nero de sus compa?eros hombres que van desde estigmatizarlas e invisibilizar sus luchas¡±, concluye el congresista.
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