Colombia actualiza su c¨®digo laboral despu¨¦s de tres cuartos de siglo
El actual C¨®digo Sustantivo del Trabajo fue adoptado por un Gobierno de derecha radical en 1950, pero la propuesta del actual Ejecutivo no lo sintoniza a¨²n con un mundo digital
El 5 de agosto de 1950, dos d¨ªas antes de la toma de posesi¨®n como presidente de Laureano G¨®mez, un conservador radical y admirador del dictador Francisco Franco, su antecesor y copartidario Mariano Ospina P¨¦rez public¨® el C¨®digo Sustantivo del Trabajo. Hoy, 73 a?os m¨¢s tarde, cuando el pa¨ªs ha superado una breve dictadura militar y pasado por 16 presidentes, un revolc¨®n econ¨®mico y el mundo est¨¢ inmerso en la era digital, el texto sigue vigente y casi inalterado.
Es un c¨®digo, caben pocas dudas, que se ¡°qued¨® corto hace tiempo¡±, repite media docena de abogados laboralistas. Valoraciones jur¨ªdicas o econ¨®micas aparte, la reforma laboral que prepara el Gobierno del progresista Gustavo Petro podr¨ªa saldar el objetivo trazado por la Constituci¨®n de 1991, que ya hace tres d¨¦cadas abogaba por la redacci¨®n de un Estatuto del Trabajo acorde con los tiempos y hasta hoy inexistente.
El desaf¨ªo pasa, explica la abogada M¨®nica Cuervo, por cambiar la mentalidad: ¡°Hemos desarrollado una noci¨®n de subordinaci¨®n tradicional, patronal, completa, pensada para una sociedad industrial de mediados del siglo pasado¡±. Con el problema a?adido de que aquel modelo de mercado ha sido deficiente, a tal punto de que indistintamente del momento hist¨®rico que se escoja a lo largo de los ¨²ltimos 50 a?os, siete de cada 10 colombianos han estado o desocupados, subempleados, en la precariedad o en la informalidad laboral.
Se trata, en palabras del economista Hernando G¨®mez Buend¨ªa, del pecado imperdonable del pa¨ªs: ¡°Es el gran fracaso del modelo econ¨®mico colombiano: el desperdicio de la mayor¨ªa de sus habitantes en edad h¨¢bil para trabajar¡±. Con los estragos econ¨®micos de la pandemia a¨²n latentes en la calle, la tasa de desempleo para enero de este a?o fue del 13,7%, casi un punto por debajo frente al mismo periodo en 2022 (14,6%), pero muy por encima de la meta de mantenerlo en un d¨ªgito.
Esa medici¨®n solo muestra la punta del problema, si se tiene en cuenta que para el ¨²ltimo trimestre del a?o pasado el 58,2% de los ocupados en el pa¨ªs eran informales, seg¨²n cifras del Departamento Administrativo Nacional de Estad¨ªstica (DANE). Es decir, que m¨¢s de 12,8 millones de ciudadanos, de entre una poblaci¨®n activa de 22,2 millones, subsisten en una zona nebulosa que, a grandes rasgos, no contribuye al sistema sanitario ni de pensiones, y que opera fuera del marco legal.
Juliana Morad, directora del departamento de Derecho laboral de la Universidad Javeriana, explica que en la base de los resultados tan desestimulantes subyace el esp¨ªritu del C¨®digo de 1950: ¡°Hemos funcionado m¨¢s de medio siglo con una reglamentaci¨®n que se redact¨® en un mundo laboral que nunca se desarroll¨®, para obreros blancos en grandes f¨¢bricas a imagen y semejanza del modelo fordiano¡±. Por eso juzga ¡°absurdo¡± exigir a un mercado, compuesto en un 91% por empresas con entre uno y tres trabajadores, est¨¢ndares que solo alcanza un pu?ado de grandes corporaciones. ¡°Un tendero de barrio, que es un sector que representa el 52% del mercado de consumo masivo, siempre va a tener problemas para operar si le est¨¢s pidiendo las mismas reglas que a Bavaria¡±, remata.
Para G¨®mez Buend¨ªa la pugna entre diversas concepciones en torno a las leyes laborales se ha decantado desde 1990 del lado del empleador. Recuerda que los criterios de la ley 50 (1990) y la 789 (2012) resultaron regresivos (en las dos particip¨®, primero como ponente y m¨¢s tarde como gobernante, ?lvaro Uribe V¨¦lez). ¡°Desmontaron viejas conquistas laborales. Dimos el salto a una ¨¦poca marcada por los contratos temporales¡±. Todo con el objetivo de fortalecer el modelo de crecimiento e incorporar m¨¢s ciudadanos al mercado.
Esa tesis, argumenta, es rebatible con cifras y estudios acad¨¦micos en la mano. La flexibilizaci¨®n laboral y la reducci¨®n de costos de despido, incluidos en el entramado legal de los ¨²ltimos 30 a?os, generaron tres picos con tasas modestas de desempleo si se toma como referencia el 5% que se considera como ¡°natural¡± en las econom¨ªas desarrolladas. En 1993 se lleg¨® al 7,8%; en 2012 el pa¨ªs alcanz¨® un 8,3% y en 2015, con el boom de las materias primas como viento de cola, se lleg¨® de nuevo al 8,3%. Sin embargo, fueron logros de corto plazo, con poco impacto sobre la calidad del empleo o la actividad informal, que mantiene niveles muy superiores al de la media latinoamericana.
¡°Llegamos con retraso a dar un debate¡±, argumenta el director del portal Raz¨®n P¨²blica, ¡°con argumentos del pasado. A las generaciones en edad de trabajar hoy ya no les interesa aferrarse al puesto de trabajo, sino que les garanticen sus ingresos mes a mes para poder vivir y no tener que casarse con ninguna empresa¡±.
En el borrador en el que trabaja el Gobierno resaltan las modificaciones a la remuneraci¨®n de las jornadas nocturnas y las horas extras, los contratos a t¨¦rmino fijo e indefinido, la regulaci¨®n de las plataformas digitales o la fragmentaci¨®n de los sindicatos.
Diversos analistas han subrayado que el boceto no aborda de forma clara el sempiterno problema de la informalidad. Ese aspecto inquieta a la laboralista Morad, quien teme que, debido a la cercan¨ªa del oficialismo con los sindicatos, resulte en un reflejo de los ¡°nichos¡± que en Colombia ¡°hist¨®ricamente han predominado¡±. Se refiere a las empresas y los sindicatos, ¡°donde no predominan las mujeres, donde hay pocos j¨®venes, donde no hay migrantes, donde las discusiones son, precisamente, las de 1950¡å, apostilla.
El c¨®digo vigente y sus reformas, por ejemplo, no abordaron nunca el trabajo en el campo, cuando el 9,4% de la poblaci¨®n econ¨®micamente activa de las zonas rurales se encontraba desempleada para diciembre de 2022, seg¨²n el DANE. Hasta la pandemia, tampoco hubo mayor determinaci¨®n por reglamentar el papel de las aplicaciones tecnol¨®gicas o del teletrabajo. ¡°Hoy los trabajadores tienen mucha movilidad, se mueven de un pa¨ªs a otro, y nuestra regulaci¨®n es tard¨ªa y anacr¨®nica¡±, justifica M¨®nica Cuervo. ¡°En Colombia todav¨ªa trabajamos con relaciones muy territoriales, pero adem¨¢s el desarrollo jurisprudencial de nuestro c¨®digo no es compacto. A uno le toca revisar los principios a trav¨¦s de las sentencias de la Corte¡±.
Seg¨²n el ?ndice Global de Derechos de 2022, Colombia ocupa el quinto puesto entre los peores pa¨ªses para los trabajadores. Tambi¨¦n es uno de los dos o tres integrantes de la OCDE donde m¨¢s horas semanales se trabaja, y a la vez tiene uno de los niveles m¨¢s bajos de productividad laboral de los 38 miembros de ese organismo multilateral. Por eso es claro que la actualizaci¨®n llega tarde, coinciden los expertos consultados.
¡°Necesitamos mirar al futuro¡±, remata esc¨¦ptico Fabi¨¢n Hern¨¢ndez, miembro del Observatorio de Derecho Laboral de la Universidad del Rosario. ¡°Esta reforma es un paso diminuto, porque lo de 1950 ya no es aplicable. Pero lamento que el proyecto en curso no regule los aspectos importantes. ?En un mundo robotizado solo plantea dos art¨ªculos sobre rob¨®tica!¡±.
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