Primera victoria judicial en tres d¨¦cadas para el padre que busc¨® al asesino de su hija durante 26 a?os
La Corte Suprema de Brasil ha decidido anular la decisi¨®n que neg¨® la extradici¨®n de Jaime Saade a Colombia. El tribunal volver¨¢ a votar cuando solo faltan tres meses para que prescriba la condena
Mart¨ªn Mestre se convirti¨® el 1 de enero de 1994 en un padre sin hija. Una dimensi¨®n que solo conocen los que en contra de las leyes de la naturaleza sobreviven a los suyos. Desde ese d¨ªa, Mestre ha vivido por un ¨²nico prop¨®sito, ver al asesino de Nancy entre rejas. Jaime Saade desapareci¨® la noche del crimen, como si la tierra se lo hubiera tragado. Fue condenado a 27 a?os de prisi¨®n sin pisar un juzgado. Mestre lo busc¨® sin descanso durante 26 a?os hasta que en 2019 lo localiz¨® en Brasil. Saade llevaba una vida normal, bajo una identidad falsa. Colombia pidi¨® su extradici¨®n, pero la Corte Suprema de Brasil neg¨® su traslado por un empate entre magistrados. Este jueves, a petici¨®n del padre, el tribunal ha anulado su propia decisi¨®n. A sus 80 a?os, Mart¨ªn siente que es la primera vez que gana.
El tiempo, sin embargo, juega en su contra. El pr¨®ximo mes de junio prescribir¨¢ la condena y si Saade no ha entrado en prisi¨®n para entonces ser¨¢ un hombre completamente libre. Mestre se niega a pensar en esa posibilidad, pero ha recibido ya tantos golpes que tampoco quiere agarrarse demasiado a la esperanza. El mi¨¦rcoles viaj¨® a Brasil para asistir a la audiencia. Le temblaba todo el cuerpo, como si un fr¨ªo polar lo atravesara de la cabeza a los pies. ¡°Fue duro, pero me domin¨¦¡±, cuenta este jueves ya desde Miami, donde vive el otro de sus hijos y donde recibi¨® la decisi¨®n del tribunal brasile?o.
A su lado estaban su hijo y la abogada Margarita R. S¨¢nchez, socia de Miller & Chevalier (Washington DC), quien nunca se dio por vencida y se neg¨® a dar por perdido el caso. Incluso cuando todo parec¨ªa imposible, aquel d¨ªa de 2020 en que la Corte neg¨® la extradici¨®n la Colombia. Para entonces Mart¨ªn ya hab¨ªa hecho lo imposible. Hab¨ªa encontrado a Saade por sus propios medios, a pesar de que exist¨ªa una b¨²squeda internacional de la Interpol. Como miembro de la reserva de la Armada, este padre sin hija hab¨ªa hecho un curso de inteligencia y se hab¨ªa convertido en un experto investigador en internet.
En la red, y a trav¨¦s de perfiles falsos, se acerc¨® a la familia del asesino y logr¨® descifrar palabras clave que lo llevaron a poner sus ojos en Belo Horizonte (Brasil). All¨ª localiz¨® a Henrique Dos Santos Abdala, un hombre al que los a?os no le hab¨ªan borrado el parecido con aquel joven Saade que la nochevieja de 1993 recogi¨® a Nancy en su casa para ir a celebrar el a?o nuevo por las calles de Barranquilla. Esa noche que con tanto detalle recuerda Mart¨ªn 30 a?os despu¨¦s, como ese ¡°cu¨ªdamela¡± que le dijo al joven desde la puerta a modo de despedida.
Cuando lo encontr¨® en Brasil, Mart¨ªn pens¨® que todo estaba hecho. Que en cuesti¨®n de meses Saade estar¨ªa cumpliendo su pena por abusar sexualmente y matar de un tiro en la cabeza a su hija, que entonces ten¨ªa 18 a?os. El rev¨¦s judicial fue demoledor para ¨¦l, pero en Washington, el equipo de abogados se neg¨® a aceptar la derrota. Prepararon una demanda que sosten¨ªa que la Corte hab¨ªa aplicado mal la ley brasile?a, un desaf¨ªo legal en toda regla. Primero, al haber considerado que los delitos por los que Jaime Saade hab¨ªa sido condenado en Colombia hab¨ªan prescrito en Brasil. Y, segundo, al haber decidido un caso de extradici¨®n entre dos naciones por medio de la figura del empate, que solo es v¨¢lido para acciones de tipo penal. Contra todo pron¨®stico, la Corte decidi¨® reabrir el caso.
¡°?Ganamos! No sabes la alegr¨ªa que tenemos¡±, dijo esto jueves la abogada Margarita S¨¢nchez a EL PA?S tras conocerse la decisi¨®n de la sala. Ahora, hay que esperar a que se convoque otra fecha, no demasiado lejana, para celebrar una nueva audiencia. Esta vez s¨ª para decidir sobre la extradici¨®n antes de que el caso prescriba y todo haya sido en vano. Mart¨ªn vuelve a estar otra vez cerca de conseguirlo, como tantas otras veces, por eso prefiere no emocionarse demasiado. ¡°Estoy contento, tenemos la esperanza¡±, dice bajito al tel¨¦fono.
Hace un a?o y medio, en otra conversaci¨®n con este diario, este padre coraje fabulaba con la idea de ver a Saade en la c¨¢rcel, de tenerlo delante para hacerle hablar. ¡°Yo solo quiero saber por qu¨¦. Yo sal¨ª a la puerta y le dije cu¨ªdamela. Mira c¨®mo me la cuid¨®¡±.
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